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Las 4 verdades del socialismo que todo socialista sabe y niega

verdades del socialismo, El American

Hay cuatro verdades que todo socialista sabe y tiene que negar a cualquier coste. Algunos lo negarán ante sí mismos auto-engañándose —y en lugar de auténticos socialistas serán tontos útiles que deben cerrar los ojos a la realidad de lo que defienden— mientras otros lo negarán únicamente ante los demás, aquellos son los verdaderos socialistas porque entienden y no solo aceptan sino que anhelan lo que el socialismo realmente es, en lugar de lo que pretende ser porque la verdadera naturaleza del socialismo es tan clara y obvia como espantosa e increíble.

Todo socialista sabe, por mucho que lo niegue, que:

  1. El socialismo es inviable porque es contrario a la propia naturaleza humana, no puede construir un orden social capaz de sostenerse y prosperar, únicamente puede destruir, empobrecer, embrutecer y esclavizar a los que simula “liberar”. Y es tan brutal e inhumano que ni siquiera funciona en beneficio completo de sus propias élites, en su cima y disfrutando lujos producto del saqueo y la esclavitud, dictadores totalitarios y nomenclaturas de esbirros, propagandistas y esclavos “de la casa” viven tanto en el miedo a pasar por mero accidente de verdugo a victima dentro del propio sistema, como en el miedo al que un inevitable colapso de “su” socialismo les fuerce a responder por los crímenes que en su nombre cometieron. 

    Los socialistas saben, aunque lo nieguen, que el socialismo no funciona. No para lo que prometen al menos. Saben que no libera sino esclaviza, que no trae prosperidad sino miseria, que ni siquiera trae igualdad sino la mayor —y en su caso realmente injusta— desigualdad material. Saben que no “eleva” moralmente al hombre sino que lo animaliza y pervierte. Y saben que incluso cuando prometen la pobreza y el atraso socialistas como “solución” ambientalista mienten, porque el socialismo es el sistema que más destrucción ambiental ha ocasionado en los últimos 100 años. 
  2. Como saben que ninguna variante del socialismo puede traer el bien que falsamente promete, también entienden que únicamente pueden traer los males que en efecto han traído siempre, en mayor o menor grado, ahí donde se ha implementado, de 1534 a nuestros días. Los socialistas saben que luchan por la destrucción material y moral de naciones enteras. Por imponer campos de concentración y exterminio, por la persecución, la tortura y la hambruna, por la cruel destrucción de millones de inocentes y por imponer al resto una vida miserable, de terror y propaganda, mentira y desesperación.

    Mienten a conciencia para exterminar y esclavizar imponiendo el totalitarismo, o al menos aproximándose lo más posible. Y ellos lo saben, no solo porque es obvio que ninguna otra cosa puede resultar del absurdo e inmoral constructivismo social que se empeñan en imponer sobre el orden espontaneo de la civilización, sino por de los medios que nunca han logrado ocultar del todo: censura, persecución, silenciamiento, asesinato moral, extorsión y terror, puestos en práctica incluso antes de obtener el poder y alcanzar el totalitarismo, únicamente destrucción material y moral se podía esperar.

    Además lo han puesto en práctica demasiadas veces, en demasiados lugares y tiempos, bajo demasiadas mascaras y con más que suficientes cambios de variables entre los muchos “experimentos” sin lograr nunca otro resultado que destrucción material y moral. Pero no les importa porque destrucción material y moral es lo que realmente ansían. Están dominados por un resentimiento envidioso tan profundo y vicioso que están dispuestos a padecer en sí mismos todo el daño que sea necesario para ocasionar a los demás el enorme daño que anhelan.
  3. Los socialistas, además, saben que no hay socialismo sin totalitarismo, ni totalitarismo sin bestial brutalidad inhumana. Saben que los “socialismos” a medias, “democráticos” y  “redistributivos” son pasos hacia el socialismo completo, totalitario y brutal. Saben que no hay otro socialismo que el real. Saben que el “ideal” socialista únicamente se puede adelantar mediante la más brutal de las tiranías. Y saben que el “socialismo a medias” será en algún grado totalitarismo “a medias” porque al menos sobre algunos logrará imponer los males del totalitarismo “a medias”, encubriéndolos hipócritamente como esfuerzos de “liberación”.
  4. Todo socialismo caerá finalmente dejando tras de sí una estela destrucción material y moral, humana y ambiental inconmensurable. Y todos los supuestos “logros” socialistas no son tales. Saben que si llegasen al éxito anhelado de imponer el socialismo a toda la humanidad, su sistema  colapsaría completamente en muy poco tiempo, exterminando a miles de millones y dejando a los escasos y míseros sobrevivientes al nivel material, moral e intelectual del paleolítico. O del chimpancé. Y es eso lo que realmente desean, incluso a riesgo de extinguir a su propia especie en el intento.

Todos y cada uno de los socialistas lo saben, y es perfectamente comprensible que lo nieguen, en algunos casos al punto de autoengañarse. Jamás lograrían avanzar ni un milímetro sin confesar sus verdaderos fines y expusieran claramente sus verdaderos medios. Pero el gran problema de todo esto no son ellos, sino que quienes enfrentan al socialismo se empeñan en negarlo también.

Finalmente, para combatir un mal primero hay que comprender su verdadera naturaleza y alcance. El socialismo es lo que es, no lo que pretende ser y los socialistas lo saben aunque lo nieguen. Así que, amigo conservador, sea que ella le agrade o no, siga el sabio consejo de Ayn Rand sobre esto y:

“No considere a los colectivistas como ‘idealistas sinceros pero engañados’. La propuesta de esclavizar a algunos hombres por el bien de otros no es un ideal; la brutalidad no es ‘idealista’, no importa cuál sea su propósito. Nunca diga que el deseo de ‘hacer bien’ por la fuerza es un buen motivo. Ni la impetuosidad ni la estupidez son buenos motivos”.

Guillermo Rodríguez is a professor of Political Economy in the extension area of the Faculty of Economic and Administrative Sciences at Universidad Monteávila, in Caracas. A researcher at the Juan de Mariana Center and author of several books // Guillermo es profesor de Economía Política en el área de extensión de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Monteávila, en Caracas, investigador en el Centro Juan de Mariana y autor de varios libros

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