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AMLO y la lucha por el control del Banco de México

AMLO, El American

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Si me preguntaran cuál es la idea económica que toda persona debería entender, sin dudarlo un segundo les diría que la inflación. No es un concepto complicado, pero de algún modo la mayoría de las personas, incluidos los profesores y la prensa especializada, no tienen idea de lo que es, y menos aún entienden por qué es tan dañina.

Una común confusión

Coloquialmente, se entiende por inflación el aumento generalizado de los precios en una economía. El problema es que ese es uno de los síntomas de la enfermedad, no la enfermedad en sí misma, lo que abre la puerta a que las personas llamen “inflación” a cualquier alza de los precios y que, por eso mismo, crean que la inflación es un fenómeno complejo con múltiples causas.

Antes de seguir seamos claros con dos cosas: una, la inflación es el aumento de la oferta monetaria por encima de su demanda, lo que hace que el dinero, al ser más abundante, valga menos; y dos, el aumento de precios sucede por la consecuente pérdida del valor del dinero.

Decir que el aumento de precios es la inflación es, insisto, confundir un síntoma con la enfermedad. Una tos puede suceder por muchas enfermedades como la tuberculosis o la gastritis, pero nadie diría que la gastritis y la tuberculosis son formas de tos, a menos que estuvieran intentando empaquetar la tos como un fenómeno complejo con múltiples causas para cubrir una epidemia de tuberculosis.

La pesadilla setentera

El nuevo siglo encontró a México con un Banco Central autónomo y la inflación controlada, y lentamente se han olvidado las últimas tres décadas del siglo pasado.
Los 70 estuvieron marcados por el dominio de las ideas económicas de la escuela estructuralista, México se creyó el cuento de la CEPAL y apostó por la sustitución de importaciones, creación de más empresas nacionales.

Y con la excusa de la abundancia petrolera, por el gasto irresponsable y la emisión de dinero sin ningún control que, según los estructuralistas, no tendría ningún efecto negativo sobre la economía, finalmente, lo tuvo: al país le costó 20 años recuperar el rumbo y convertirse en una economía más o menos saludable.

El argumento de los estructuralistas para impulsar la inflación descontrolada en Latinoamérica ha sido el actuar de la Reserva Federal (FED): Estados Unidos imprime dinero masivamente, pero los precios no aumentan tanto —nos dicen— por lo que podemos emitir dinero igual que ellos y su valor no colapsará. El error nuevamente está en la definición: inflación es elevar la oferta monetaria por encima de su demanda y los dólares aun siendo abundantes son demandados, pero no hay un alma que quiera bolívares, pesos argentinos o pesos mexicanos. Noyola y Sunkel, teóricos del estructuralismo, se equivocaron y se llevaron a Latinoamérica entre las piernas.

La incómoda autonomía

Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es un fiel creyente de ese modelo de autarquía y altas inflaciones que fracasó en los 70. La autonomía de Banxico le es incómoda. En más de una ocasión ha mostrado su descontento con ella y su deseo porque el Banco Central no solo defienda el poder adquisitivo de la moneda, sino que ayude a impulsar el crecimiento… silbar y sacar la lengua al mismo tiempo.

La junta de gobierno de Banxico, a pesar de tener ya a 4 de 5 miembros nombrados por AMLO, parece entender que la política monetaria no es cosa de juego, e incluso con el disenso interno han continuado la tradición de un manejo más o menos sensato. Esto ha sido una sorpresa para todos, incluido el presidente que ha acusado a sus propios designados de “ultratecnócratas”.

El año 2021 inició con el aumento de precios más grande en México en 20 años. Esta subida fue bien explicada por el presidente a principios del año como: “un fenómeno externo… más dinero circulante y menos oferta”, dijo. Claro que hablaba sobre la emisión descontrolada que la Reserva Federal llevó a cabo en los últimos dos años, pero hacía falta también voltear hacia adentro; no hay forma de comparar a Banxico con la FED, pero el 2020 fue un año de expansión monetaria para México también.

El presidente mexicano tiene una guerra abierta contra todos los organismos autónomos. Banxico no es la excepción, aunque hasta ahora ha salido ileso. Incluso el reciente nombramiento de Victoria Rodríguez como gobernadora del banco, que para muchos era señal de alarma, ha mostrado ser inocuo hasta ahora. Hay varios diques que derribar antes de ir sobre Banxico, pero el presidente no ha ocultado sus intenciones de poder un día controlar la política monetaria.

Ya hemos tenido una muestra de la fuerza destructiva de las ocurrencias y caprichos irresponsables de López Obrador, pero es poco comparado con el daño irreparable que podría hacer con el Banco de México en su poder.

José Torra is an economist, Research Coordinator at Caminos de la Libertad, co-author of the Fraser Institute's Economic Freedom of North America Index, and co-host of the podcast Libertad Aquí y Ahora // José Torra es economista, Coordinador de investigación en Caminos de la Libertad, coautor del índice Economic Freedom of Northamerica del Fraser Institute, y co-conductor del podcast Libertad Aquí y Ahora

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