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Dominion: los escándalos que arrastra la empresa acusada de fraude electoral

Dominion electoral fraud.

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Para las 2 de la mañana de la madrugada del 4 de noviembre, la tendencia favorecía al presidente de Estados Unidos y candidato del Partido Republicano a las elecciones presidenciales, Donald Trump. Varios minutos después, el conteo se detuvo en los principales estados claves que aún estaban en disputa. A la mañana siguiente, la tendencia se revirtió drásticamente: la ventaja ahora la llevaba Joe Biden.

Michigan, Pensilvania y Wisconsin fueron unos de esos estados en los que todo cambió. Entre los tres, guardan algo en común: el software que se utilizó para el sistema de voto electrónico es el de la compañía canadiense Dominion Voting Systems.

Una descarga justificada

Casi diez días después de las elecciones, parece claro que el ganador fue el candidato del Partido Demócrata, Joe Biden. Las proyecciones de todos los grandes medios de Estados Unidos, luego de decantar cada uno de los estados, le dan 306 votos electorales al demócrata y 232 al candidato republicano.

Sin embargo, aunque ya Joe Biden dio su discurso ganador y aparece en televisión como el presidente electo, la contienda parece estar muy lejos de terminar. Donald Trump, junto a sus simpatizantes y activistas, se aferran a una denuncia que, esa extraña madrugada del 4 de noviembre, el presidente blandió: le están haciendo fraude.

Para el momento en el que lo dijo aún la tendencia le favorecía. No obstante, Trump se adelantó a lo inminente: los estados empezaron a tornarse azul. Y, desde entonces, no ha soltado la palabra «fraude». Hoy, de hecho, la palabra ya no es etérea, impalpable, sino que se representa en la figura de la canadiense Dominion Voting Systems.

«Reporte: Dominion eliminó 2.7 millones de votos de Trump a nivel nacional. Los análisis encontraron que en Pensilvania 221 mil votos cambiaron de Trump a Biden. 941 mil votos de Trump eliminados. Estados que usaron Dominion Voting Systems cambiaron 435 mil votos de Trump a Biden», tuiteó el presidente, citando una fuente de One America News, este 12 de noviembre a las 11 de la mañana.

Los mensajes de Donald Trump, ya varios días luego de que los medios proyectaran a Biden ganador, lucen como una pataleta de quien ya perdió. Tuits en mayúscula, recurrentes, son caricaturizados por sus oponentes como delirios de fake news. Pero esto pudiera ser simplista. Nadie ha determinado que hubo fraude, es cierto; pero nadie ha determinado lo contrario. Y, con respecto a Dominion Voting Systems, existen varios elementos que deben considerarse y que sugieren una posible vinculación de la empresa canadiense con experiencias en fraudes electorales a lo largo de la región.

Entra Smartmatic al juego

El 11 de abril del 2000 tres jóvenes ingenieros venezolanos, Antonio Mugica, Alfredo José Anzola y Roger Piñate, fundaron en Delaware, Estados Unidos, la empresa Smartmatic. Por la inquietud ante la obsolescencia de las elecciones a nivel mundial, el grupo de jóvenes se dedicó al desarrollo de un software que pudiera administrar, de forma más óptima, los procesos electorales.

Según reporta el New York Times, a principios del año 2004 una agencia de financiamiento del Gobierno venezolano invirtió más de US$ 200 mil en una empresa de tecnología propiedad de los mismos dueños de Smartmatic: Bitza.

Para ese año, Venezuela atravesaba una severa tormenta política. La oposición venezolana, luego de meses de manifestaciones en contra del Gobierno de Hugo Chávez, logró concertar la convocatoria a un referéndum contra el líder de la Revolución Bolivariana. Finalmente, se acordó la celebración del referéndum el 15 de agosto de 2004. Y, en la licitación para la adjudicación del contrario a la empresa que construiría el sistema de votación, ganó el consorcio SBC: Smartmatic, Bitza y CANTV.

El referéndum revocatorio fue la primera elección venezolana que contó con el software diseñado por los tres jóvenes ingenieros. No fue un buen arranque, pues organizaciones civiles como Súmate (liderada por María Corina Machado) o Esdata denunciaron la posibilidad de un fraude. Ese 15 de agosto de 2004 empezó a consolidarse el sistema bolivariano que derivaría en una cruel dictadura acostumbrada al robo de elecciones.

Luego del revocatorio, Smartmatic logró dos contratos más con el Gobierno de Hugo Chávez. Gracias a los ingresos de esos acuerdos, la empresa pudo amasar una pequeña fortuna con la que, en marzo de 2005, compró a la firma británica De La Rue, por US$ 16 millones, la mucho más grande y establecida empresa de voto electrónico, Sequoia Voting Systems.

La batalla por Sequoia

«Desde su adquisición por parte de Smartmatic en marzo de 2005, Sequoia ha trabajado enérgicamente para comercializar sus máquinas de votación en América Latina y otros países en desarrollo», se lee en un reportaje de The New York Times.

«El objetivo es crear el líder mundial en soluciones de votación electrónica», dijo al diario estadounidense el portavoz de Smartmatic, Mitch Stoller.

Un detalle importante es que, justo luego de que la empresa de los tres venezolanos adquiriera la compañía de voto electrónico Sequoia, Smartmatic se reorganizó en un holding de varias empresas con sedes en Delaware (Smartmatic International), los Países Bajos (Smartmatic International Holding, B.V.) y Curazao (Smartmatic International Group, N.V.).

Pero no todo salía bien para Smartmatic. Su relación con el régimen de Hugo Chávez incomodó a algunos en Estados Unidos y, en mayo de 2006, la congresista demócrata Carolyn Maloney pidió al Departamento del Tesoro una investigación de la compra de Sequoia por parte de Smartmatic.

«Estoy escribiendo debido a posibles inversiones del Gobierno de Venezuela en Smartmatic, una compañía de voto electrónico con negocios en Estados Unidos, y su adquisición de Sequoia, una compañía de voto electrónico basada en Estados Unidos», se lee en la carta que Maloney envió al entonces secretario del Departamento del Tesoro, John W. Snow.

«Como puedes imaginar, tener a un Gobierno extranjero invirtiendo o comprando una compañía que presta servicios a las elecciones de Estados Unidos podría levantar preocupaciones sobre la integridad de las elecciones desarrolladas por estas máquinas», continúa la carta.

En declaraciones al New York Times, Maloney dijo: «El Gobierno debería saber quién posee nuestras máquinas de votación. Esta es una preocupación de seguridad nacional».

Para el momento de la publicación del reportaje del New York Times, el 29 de octubre de 2006, Sequoia Voting Systems, propiedad de Smartmatic, tenía «equipos de votación instalados en 17 estados de Estados Unidos y en el Distrito de Columbia».

Las máquinas de Sequoia empezaron a ser probadas y, como en Venezuela, empezó a haber irregularidades: en agosto de 2007, la entonces secretaria de Estado de California, Debra Bowen, retiró la aprobación y vetó a las máquinas de votación y escaneo óptico de Sequoia luego de que «una revisión de las máquinas certificadas para su uso en California en 2007 encontrase debilidades significativas de seguridad en todo el sistema Sequoia».

Todo el software que Sequoia estaba utilizando era, de hecho, de Smartmatic. Las antiguas máquinas de votación fueron renovadas y toda su tecnología fue desarrollada y patentada. Como consecuencia de los cambios que Smartmatic estaba impulsando en Sequoia, la empresa logró ser exitosa hasta que, luego de las polémicas y el llamado de alerta de la congresista Maloney, el Comité de Inversión Extranjera de Estados Unidos ordenó, en noviembre de 2007, que Smartmatic vendiera Sequoia.

En un artículo publicado el 10 de abril de 2008, el periodista Bradley Friedman escribe: «Smartmatic se había visto obligada a ceder el control de Sequoia después de que los medios de comunicación y el Congreso notaran que la empresa tenía vínculos con Hugo Chávez». Al final, los compradores fueron los mismos gerentes de la empresa, pero que tenían ciudadanía estadounidense.

Pero el veredicto no puso fin a la relación de la polémica empresa Smartmatic con Sequoia. De hecho, en abril del 2008 un competidor del mercado, Hart InterCivic, trató de adquirir Sequoia en una jugada hostil. Esto provocó el involucramiento de las cortes. Smartmatic quedó expuesta.

Documentos judiciales desenterrados en el momento revelaron que Smartmatic aún conservaba gran parte del control financiero de Sequoia. Asimismo, Smartmatic también continuaba reteniendo, debido al contrato firmado, la propiedad de los derechos de algunos de los productos que Sequoia había desplegado a lo largo de Estados Unidos. De hecho, el director ejecutivo de Sequoia de entonces era Jack Blaine, quien había sido ejecutivo de Smartmatic.

Finalmente, las presiones se impusieron y los dueños de Sequoia, que habían quedado expuestos poco antes, vendieron la compañía el 4 de junio de 2010. El comprador, esta vez, fue una pequeña empresa canadiense dedicada a la fabricación de equipos de votación electrónica y escáneres ópticos: Dominion Voting Systems, propiedad de John Poulos, presidente de la compañía; y James Hoover, vicepresidente.

Ese día la compañía canadiense no solo compró Sequoia, sino que adquirió todo el software y el desarrollo tecnológico que Smartmatic había patentado y del que la polémica empresa vinculada al chavismo era aún dueña.

Casi un oligopolio

Antes de que Dominion Voting Systems adquiriese Sequoia el 4 de junio 2010 —con lo que se llevaba un aproximado del 20 % de la presencia del mercado electoral americano—, la empresa canadiense ya había dado un golpe de autoridad en el sistema. Uno que, prácticamente, pasó desapercibido en la esfera pública: Dominion compró, también en 2010, a Premier Election Solutions, conocido como Diebold/Premier.

Con las repentinas adjudicaciones de Sequoia y Diebold/Premier, Dominion pasó a tener —en números aproximados— un 50 % del mercado privado electoral del voto electrónico en Estados Unidos. Quedaron dos empresas competidoras: ES&S, con el 40 %, y Hart InterCivic, con el 10 %, esto según un reportaje del Huffington Post publicado en 2017.

En un comunicado de prensa distribuido por Dominion el 19 de mayo de 2010 se destaca el acuerdo con ES&S —Premier Election era una subsidiaria propiedad de ES&S— y se celebra la adquisición de los principales activos de la misma, incluyendo propiedad intelectual, software, firmware y hardware de sus sistemas de votación.

ES&S, por cierto, se ve obligada a vender Premier Election Solutions por una exigencia del Departamento de Justicia debido a preocupaciones por posible monopolio —lo que le impide dominar la mayor parte del mercado privado electoral—. Dominion se aprovechó de esto.

Según Dominion, el acuerdo fue aprobado por el Departamento de Justicia de EE. UU. y nueve fiscales generales y estatales, guardándose, además, “el derecho de contratar empleados actuales y anteriores de Premier y a celebrar acuerdos con distribuidores de Premier con experiencia en la implementación y el apoyo de estos sistemas”.

Con la compra, Dominion limitó la capacidad de que ES&S pudiera vender equipos de Premier. Y la misma compañía canadiense destacó que “los sistemas de votación Premier se utilizan actualmente en más de 1.400 jurisdicciones en 33 estados y sirven a casi 28 millones de votantes estadounidenses”. En síntesis, una compra redonda para un nuevo “titán” del mercado privado electoral americano.

«No es exactamente un oligopolio, pero es como si lo fuera», dijo al Wall Street Journal el profesor de ciencias políticas del Instituto de Tecnología de Massachusetts, Charles Stewart, frente a la hábil forma en la que se han movido las compañías que ofrecen el servicio del voto electróico.

Pero detrás de ese par de adquisiciones que posicionaron a Dominion en lo más alto del mercado electoral, había una mano negra relacionada a Smartmatic.

El Huffington Post indaga

De acuerdo con el Huffington Posten un reportaje exclusivo que reveló la relación entre Smartmatic, Sequoia y Dominion— «La “propiedad intelectual” de los sistemas de votación (de Sequoia, adquiridos por Dominion) sigue siendo propiedad de la empresa vinculada al presidente venezolano (Smartmatic y Hugo Chávez), a pesar de la declaración de prensa» bastante engañosa difundida por Dominion en 2010.  

El reportaje menciona, entre otros muchos detalles, que la propiedad intelectual «de la mayoría/casi totalidad de los sistemas de votación de Sequoia era en realidad propiedad secreta de la firma Smartmatic», vinculada al chavismo y a los numerosos escándalos de fraudes electorales en Venezuela.

Entonces, de la noche a la mañana en 2010, una pequeña compañía canadiense ligada a Smartmatic compraba gran parte del mercado privado electoral y se introdujo en EE. UU. desde sus oficinas en Colorado.

Posteriormente, se descubrió que Smartmatic aún tenía intereses con Sequoia y, para mayor gravedad, dominaba la propiedad intelectual de la compañía, incluso reservándose derechos para negociar mediante acuerdos de no competencia en el extranjero. El Comité de Inversión Extranjera había acordado cerrar la investigación si Smartmatic se desprendía de Sequoia en totalidad.

Ahora, ¿quién es el dueño real de la propiedad intelectual de Sequoia que fue adquirida por Dominion? Según el propio artículo del Huffington Post, Chris Riggall, un vocero de Dominion, confirmó que «la propiedad intelectual de Smartmatic no fue incluida en la transacción de Sequoia, ya que Sequoia no era su dueño».

El gran detalle es que Dominion, en su comunicado de prensa, habló de la compra del «inventario de Sequoia y toda la propiedad intelectual». Es decir, una información engañosa o directamente falsa que pasó sin sospechas.

El mismo Riggall, en su momento, fue cuestionado por esta incongruencia entre el comunicado de prensa de Dominion y la realidad de la adquisición. La respuesta del portavoz fue reveladora:

«La propiedad intelectual de Smartmatic es la propiedad intelectual de Smartmatic. Sequoia no era el dueño, y por lo tanto no era parte de la transacción. Dominion compró toda la Propiedad Intelectual que poseía Sequoia. Eso es lo que se reflejó en el comunicado de prensa».

Reprobada una y otra vez en Texas

El escepticismo y las dudas con respecto a Dominion Voting Systems no son recientes. Hay precedentes.

Según un artículo de The Center Square, el sistema «Dominion Voting Systems, que se ha utilizado en varios estados donde se alegó fraude en las elecciones estadounidenses de 2020, fue rechazado tres veces por expertos en comunicaciones de datos de la Secretaría de Estado de Texas y la Oficina del Fiscal General por no cumplir cumplir con los estándares básicos de seguridad».

Tal y como dicta la constitución de Estados Unidos, cada estado tiene la autonomía de implementar el sistema electoral que mejor cumpla con sus requirimientos. Por eso es que, por ejemplo, en Texas la compañía canadiense no ha podido ingresar, mientras que, en Pensilvania y otros estados del país, la situación es diamentralmente opuesta.

En el 2019, Dominion intentó en su tercer examen entrar en el sistema electoral de Texas, pero los funcionarios del estado, una vez más, desestimaron su utilización después de identificar «múltiples problemas de hardware y software que impiden que la Oficina del Secretario de Estado de Texas determine que el sistema (…) satisface cada una de los requisitos establecidos en el Código Electoral de Texas».

«Election Systems & Software LLC y Dominion Voting Systems, ambas compañías, producen la tecnología utilizada por más de las tres cuartas partes de los electores estadounidenses, según un próximo informe de investigadores de la Wharton School de la Universidad de Pensilvania», se lee en un artículo publicado el 28 de octubre en The Wall Street Journal. Se refiere a las elecciones del 3 de noviembre de 2020.

Finalmente, el software de Smartmatic, que Dominion compró al adquirir Sequoia en 2010, fue utilizado en 28 estados de Estados Unidos, incluidos varios de los swing states, como Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin.

Ello, pese a todas las irregularidades en torno al auge de un proyecto que hace diez años era una pequeña compañía canadiense.

De hecho, en el último diciembre varios congresistas, incluidas las senadoras demócratas Elizabeth Warren y Amy Klobuchar, elevaron su preocupación frente a la forma como «firmas de capital privado se han apoderado de casi toda la tecnología electoral de la nación».

«[Las legisladoras] escribieron en diciembre que la falta de transparencia de las empresas de votación respaldadas por capital privado amenaza la integridad de las elecciones», se lee en The Wall Street Journal.

El muy conocido Rudy Giuliani encabeza el equipo legal del presidente Donald Trump en sus esfuerzos de denunciar fraude en las elecciones presidenciales. Giuliani, un experimentado y hábil político, tomó como bandera las irregularidades que rodean a Dominion. En el programa de este 12 de noviembre de Lou Dobbs Tonight, en Fox News, lo lanzó al aire: «Dominion es una compañía que le pertenece a otra llamada Smartmatic (…) Smartmatic es una compañía que se formó hace unos años, en 2004, 2003 (…) fue formada por tres venezolanos que eran muy, muy cercanos al dictador Chávez de Venezuela y se formó con el fin de arreglar las elecciones».

Giuliani insistió: «Esa es la compañía que es propietaria de Dominion».

Sus declaraciones, por supuesto, fueron caricaturizadas por la prensa americana. Llaman, a la denuncia, «una teoría de conspiración». Incluso la prensa internacional, como el diario ABC, que escribió este 14 de noviembre: «La última teoría conspiradora que ventilan Trump y sus aliados».

El entramado de Dominion parece convertirse en la piedra angular de los esfuerzos del equipo de Trump. Encontraron, en todo lo que rodea a la compañía canadiense, el argumento para mantener viva la disputa por la Casa Blanca.

De los últimos tuits o retuits del presidente, casi todos mencionan a Dominion. La denuncia es que, gracias a la compañía que en 2010 adquirió el software de Smartmatic (al comprar Sequoia), millones de votos de Donald Trump se tornaron azul en los estados claves que, finalmente, le dieron el triunfo a Joe Biden, según proyectaron los medios.

«Deben ver a Sean Hannity derribando esta noche el horrible, inexacto y todo menos seguro Dominion Voting System, que fue utilizado en los estados en los que nos robaron decenas de miles de votos y se los entregaron a Joe Biden», se lee en un tuit de Trump del 12 de noviembre.

Frente a las acusaciones, Dominion publicó un comunicado en su página web negando cualquier manipulación de los resultados. Asimismo, dicen: «Dominion no guarda ninguna relación de propiedad de la empresa con ningún miembro de la familia Pelosi, la familia Feinstein, la Clinton Global Initiative, Smartmatic o alguna vinculación a Venezuela».

**

En la madrugada del 4 de noviembre, poco antes de que se detuviera el conteo en varios estados claves, Donald Trump cantó victoria: «Ganamos. Ganamos en muchos estados a pesar de la intromisión en las elecciones de los grandes medios, mucho dinero y las grandes compañías de tecnología».

El presidente insistió: «Estábamos listos para ganar estas elecciones. De hecho, ganamos estas elecciones». Sus simpatizantes, que lo escuchaban, se agitaron. Aplaudieron las palabras de un presidente que anunciaba al mundo que había ganado. Sin embargo, Trump también alzó la denuncia: «Esto es un fraude. Esto es una vergüenza para nuestro país».

«Esto es un fraude gigante», recalcó, «es un momento muy triste».

«¡Vamos a ir a la Corte Suprema!».

Y hoy su equipo de abogados se sigue preparando para la batalla legal. Llevan dos nombres bajo el brazo: Dominion Voting Systems y Smartmatic.

Orlando Avendaño is the co-editor-in-chief of El American. He is a Venezuelan journalist and has studies in the History of Venezuela. He is the author of the book Days of submission // Orlando Avendaño es el co-editor en Jefe de El American. Es periodista venezolano y cuenta con estudios en Historia de Venezuela. Es autor del libro Días de sumisión.

Emmanuel Alejandro Rondón is a journalist at El American specializing in the areas of American politics and media analysis // Emmanuel Alejandro Rondón es periodista de El American especializado en las áreas de política americana y análisis de medios de comunicación.

Contacto: [email protected]

6 comentarios en «Dominion: los escándalos que arrastra la empresa acusada de fraude electoral»

  1. Entiendo que el gobierno en USA es federal, cada estado tiene su sistema electoral, sin embargo el gobierno de Texas no debió de advertir de la vulnerabilidad que tenían las máquinas electorales a los demás estados que contrataron a Smartmatic?

  2. ESTE ARTÍCULO ABUNDA EN ACUSACIONES FALSAS, SOLAPADAS O NO, DIRIGIDAS ESPECÍFICAMENTE A DAÑAR LA IMAGEN DE LA EMPRESA SMARTMATIC. ENTRE OTRAS FALACIAS, LA ACUSA DE SER RESPONSABLE DEL SOFTWARE “TRAMPOSO” CUANDO LA REALIDAD ES QUE SMARTMATIC VENDIÓ SEQUOIA EN 2006 Y DOMINION LA COMPRÓ EN 2010, DE MANERA QUE DOMINION TUVO UNA DÉCADA ENTERA PARA REHACER EL SOFTWARE Y EL HARDWARE. PERO LOS AUTORES INSISTEN EN QUE “LA CULPA” (¿CUÁL?) ES DE SMARTMATIC.
    SON UNOS MENTIROSOS, SERÍA INTERESANTE SABER A QUIÉN REPRESENTAN, CUÁL ES SU VERDADERO INTERÉS PARA FABRICAR TANTAS MENTIRAS.

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