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Mujeres son violadas en campos de concentración en China

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Las horribles condiciones de los campos de concentración para los uigures en China son preocupantes. Sin embargo, un nuevo reportaje de la BBC detalla que la vida de los detenidos, especialmente de las mujeres que son esclavizadas, en realidad es peor de lo que se imaginaba. El mundo ahora sabe por testimonio de una de ellas, que China no solo se enriquece con el trabajo forzado, sino de la violación masiva de sus detenidos.

Una de las víctimas, Tursunay Ziawudun, vivió en uno de los campos de concentración de China en la región de Xinjiang durante nueve meses, según la BBC. Ziawudun es solo una de las mujeres entre más o menos un millón de detenidos, y ha tenido la oportunidad de contar los terribles tratos en estas instituciones del régimen.

El hermetismo sobre lo que acontece en estos campos de concentración es de altísimo nivel, pero la experiencia, similar a la de Corea del Norte donde los que huyen con éxito cuentan los horrores, ha llegado a oídos de la mainstream media por voz de Ziawudun.

Ziawudun cuenta que la primera etapa de su detención fue más fácil, con comida decente y acceso a su teléfono, según el informe. Sin embargo, después de un mes, desarrolló una úlcera de estómago y fue dada de alta.

Después de su liberación, su esposo, que es kazajo y no había sido enviado al campamento con ella, pudo regresar a Kazajstán para trabajar. Las autoridades, sin embargo, se quedaron con el pasaporte de Ziawudun y la dejaron atrapada en Xinjiang.

Reporta la BBC que más tarde, el 9 de marzo de 2018, a Ziawudun le fue informado que debía presentarse en una estación de policía local porque necesitaba «más educación».

Al llegar a las mismas instalaciones que había dejado hace un tiempo, Ziawudun notó inmediatamente que algo había cambiado, con autobuses que descargaban a nuevos detenidos «sin parar». Fueron confiscadas las joyas y las mujeres tuvieron que entregar todas sus pertenencias, revela el informe.

Entre constante propaganda y adoctrinamiento se pasaron los dos meses como un chasquido de dedos. Pero, a diferencia de la última vez, la policía comenzó a preguntarle a Ziawudun por su esposo. Cuando ella no respondía, revela el informe, la policía la tiraba al suelo y la pateaba en el abdomen.

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Organizaciones internacionales han recopilado los testimonios sobre los crímenes cometidos por el régimen chino y los han dado a conocer en diferentes espacios internacionales. (Foto)

«Las botas de policía son muy duras y pesadas», cuenta la mujer, «así que al principio pensé que me estaba golpeando con algo». «Entonces me di cuenta de que estaba pisoteando mi vientre», confesó. «Casi me desmayo, sentí un sofoco atravesarme», le dijo a la BBC.

Un médico del campo pensó que podría tener un coágulo de sangre mientras sus compañeros de celda mujeres informaron a los guardias que estaba sangrando. Todas las preocupaciones, sin embargo, fueron descartadas por los guardias, de acuerdo con lo reportado.

China encabeza índices de prosperidad y de violaciones a mujeres detenidas

Ziawudun revela que las mujeres son sacadas de sus celdas «todas las noches» y violadas por uno o más hombres chinos enmascarados vestidos con trajes, según el informe. En tres ocasiones distintas la propia Ziawudun fue violada en grupo por dos o tres hombres y también fue torturada, informó la BBC.

Hubo una ocasión en mayo de 2018 cuando Ziawudun y una compañera de celda fueron sacados de su celda durante la noche y presentados a un hombre con una máscara. La mujer recuerda que fueron separadas y a su compañera la llevaron a otro cuarto. «Tan pronto como entró, empezó a gritar. No sé cómo explicártelo, pensé que la estaban torturando. Nunca pensé en ellos violando», comenta.

La mujer que había traído a Ziawudun y a su compañera de celda le contó a uno de los hombres sobre el sangrado de Ziawudun. Un oficial le ordenó a la dama que llevara a Ziawudun al «cuarto oscuro».

«La mujer me llevó a la habitación contigua a donde habían llevado a la otra niña». «Tenían un palo eléctrico, no sabía qué era». Sin esperárselo Ziawudun, se lo metieron en la vagina y la tortura inició con descargas eléctricas. La tortura solo terminó cuando la mujer que la había llevado en un principio informó del estado de salud de Ziawudun. Fue una hora más tarde cuando su compañera regresó.

Tursunay Ziawudun fue violada varias veces, inclusive con palos eléctricos, por autoridades chinas en los campos de concentración. (YouTube)
Tursunay Ziawudun fue violada varias veces, inclusive con palos eléctricos, por autoridades chinas en los campos de concentración. (YouTube)

Comenta Ziawudun que la mujer cambió totalmente después de eso: «no hablaba con nadie, se sentaba en silencio y miraba como si estuviera en trance. Había muchas personas en esas celdas que perdieron la cabeza».

Un profesor de chino, Qelbinur Sedik, fue llevado a los campos de concentración y obligado a dar lecciones de idioma a los detenidos. Desde entonces ha huido de China para compartir su experiencia. Sedik le dijo a la BBC que el campamento de mujeres estaba «estrictamente controlado», pero que había signos evidentes de violación.

Sedik necesitaba confirmar lo que ya sabía, por lo que le preguntó a una de las mujeres policías de un campo chino si sabía algo sobre la violación. La policía lo confirmó: «Sí, la violación se ha convertido en una cultura. Es una violación en grupo y la policía china no solo las viola, sino que también las electrocuta. Están siendo sometidas a horribles torturas».

En un testimonio para el Proyecto de Derechos Humanos Uigur, Sedik contó de la práctica de meter un palo eléctrico dentro de las mujeres como una forma de tortura, tal como lo había descrito Ziawudun, según la BBC.

El profesor describe que las torturas eléctricas que aplican a las mujeres son cuatro: la silla, el guante, el casco y la violación anal con un palo. Comenta además cómo los gritos se escuchan por las instalaciones. «Los gritos resonaron en todo el edificio. Podía escucharlos durante el almuerzo y, a veces, cuando estaba en clase».

Uno de los puntos más tétricos del testimonio de Ziawudun es que las mujeres que salen de sus celdas muchas veces no regresan.

Una investigación encontró que China obliga a los uigures a someterse a abortos forzados, control de la natalidad y trabajo forzado. Compañías como Coca-Cola y Nike se benefician del trabajo forzado al que someten a musulmanes uigures en los campos de concentración en China, de acuerdo con lo informado por AP.

Rafael Valera, Venezuelan, student of Political Science, political exile in São Paulo, Brazil since 2017 // Rafael Valera, venezolano, es estudiante de Ciencias Políticas y exiliado político en São Paulo, Brasil desde 2017

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