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La caída abrupta de Netflix demuestra que el libre mercado es la mejor forma de combatir los monopolios

La caída abrupta de Netflix demuestra que el libre mercado es la mejor forma de combatir los monopolios

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Milton Friedman en su serie documental “Free to chose (1980)” fue insistente cuando le preguntaron cuál era la mejor forma de combatir los monopolios: “el libre mercado”, argumentó. Sin embargo, en una serie de debates bastante interesantes, que lamentablemente no se repiten hoy en día, algunos de sus invitados tenían otras posturas y consideraban que la intervención gubernamental era necesaria. El caso de Netflix le ha vuelto a dar la razón a Friedman.

El miércoles 20 de abril las acciones de Netflix cayeron un impresionante 35.93 % (unos 54,000 millones de dólares), las notas de prensa convencionales acusaron a la perdida de suscriptores como la causa principal para el desmoronamiento del valor de la empresa de entretenimiento; otros, acusaron a la línea narrativa ideológica de Netflix, que en los últimos tiempos ha estado abogando principalmente por causas izquierdistas, y sí, sin duda alguna lo anteriormente mencionado forma parte de las razones por las que sus acciones en el mercado se desmoronan, pero la principal razón es: la competencia.

Nadie puede dudar que los fundadores de Netflix fueron unos precursores, descubrieron o crearon el servicio de entretenimiento por suscripción, ellos, lejos de vender o rentar películas, como tradicionalmente hacía Blockbuster, reinventaron el negocio, y empezaron a rentar entretenimiento, un negocio indudablemente lucrativo, como ha sido demostrado a lo largo de los últimos años.

En el año 2016 fue publicado un artículo en Business Insider que aseguraba que Hollywood se encontraba aterrorizada con la posibilidad de que Netflix se convirtiera en un gran monopolio que les desplazara. Sin embargo, como suele suceder en toda nación donde hay capital, oportunidades y espacio para la libre competencia, pronto otras empresas comenzaron a copiar el modelo de negocio de Netflix y a brindar mejores condiciones: precios más económicos, suscripciones compartidas con publicidad, otras producciones, entre otras, que de a poco comenzó a derrumbar el solitario reinado de Netflix.

Actualmente, la empresa lo reconoce, ellos argumentan que la aparición de competidores (Disney, HBO, Amazon, entre otros), es una de las causas de la perdida de clientes, y allí una vez más debemos darle el mérito que se merece a la competencia: precios, ideología, programación; hay toda una serie de factores que han ocasionado que miles de personas abandonen a Netflix, pero lo principal es que afortunadamente las personas tienen la capacidad de escoger libremente a su proveedor de servicios de entretenimiento.

Ahora Netflix tendrá que ajustar sus tarifas, planes y programación con la intención de tratar de recuperar la clientela perdida, y seguramente dará marcha atrás a las intenciones que tenía de aumentar los precios de suscripción; de hecho, se ha rumorado que la empresa podría estar barajando la posibilidad de implementar suscripciones más económicas con la inclusión de publicidad.

Independientemente de cuál termine siendo la empresa que se consolide como la más poderosa del mercado de entretenimiento, todos debemos estar agradecidos de tener una sana competencia que nos permita a todos tener servicios mejores y más económicos, pues seguramente sin dicha competencia, Netflix podría establecer de forma unilateral los precios que mejor les parezca e incluir la programación que sus directores establezcan sin pensar en el consumidor; lo más seguro es que este retroceso les haga replantear la línea editorial de la programación que han adoptado en los últimos tiempos.

Los americanos deben estar agradecidos de tener en el país a diferentes grandes empresas que compiten entre ellas para apoderarse de un mayor número de clientes, esa es la esencia del capitalismo y el libre mercado, y es la razón por la que Estados Unidos ha sido una nación tan exitosa.

En Venezuela, país en el que nací y pasé 27 años de mi vida, ante la escasez de productos por la enorme intervención estatal en la economía, fui obligado en muchas ocasiones a comprar jabones, desodorantes, alimentos, y otros productos de muy mala calidad y bastante costosos debido a que solo podíamos comprar lo que los jerarcas del gobierno nos ofrecían.

De igual forma, pasé años de mi vida teniendo cortes de electricidad y agua que en ocasiones duraban 48 horas, debido a que el gobierno era quien manejaba las empresas de servicios básicos, con la supuesta intención de hacerlo “más accesible” para toda la población, y resulta que gracias a su intervención, nadie en todo el país podía gozar de un servicio eléctrico fluido —algo que sigue ocurriendo hasta el sol de hoy—.

Por ello, agradezcan y celebren la consolidación de numerosas grandes empresas, pues les aseguro que si cometen alguna irregularidad o incumplen con los propósitos por las que fueron creadas, el mercado será bastante sabio y pondrá oportunamente las cosas en su lugar, algo que el gobierno nunca podrá hacer.

Emmanuel Rincón is a lawyer, writer, novelist and essayist. He has won several international literary awards. He is Editor-at-large at El American // Emmanuel Rincón es abogado, escritor, novelista y ensayista. Ganador de diversos premios literarios internacionales. Es editor-at-large en El American

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