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Yulimar Rojas, Tamberi, Barshim y Jacobs: las emociones que el atletismo nos dejó

Yulimar Rojas, Tamberi, Barshim y Jacobs: las emociones que el atletismo nos dejó

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La jornada olímpica en el atletismo fue emotiva a raudales. Probablemente, una de las más lindas en lo que llevamos de juegos. Si algo tienen las olimpiadas es el ritmo frenético; pasan eventos y gestas históricas al mismo tiempo, por eso a veces es difícil hacer un resumen de todo lo que sucedió, pero hoy hubo, particularmente, tres imágenes que quedarán en la historia de los Juegos Olímpicos.

El show de Yulimar Rojas

La venezolana, nacida en Caracas, pero criada en el estado oriental de Anzoátegui, llegaba como la indiscutida favorita para llevar la medalla de oro en la disciplina del salto triple. De origen humilde y carisma contagioso, Yulimar goza de un físico prodigioso, ideal para su deporte, y un talento especial. Su actuación fue un completo abuso para el resto; ni la española Ana Peleteiro (14.87 metros) ni la portuguesa Patricia Mamona (15.01 metros) estuvieron cerca del nuevo récord mundial establecido por Rojas: 15.67 metros.

De hecho, todos los expertos coincidían en que Yulimar era la favorita para esta disciplina, pero ninguno firmó que, en su final, Rojas iba a dar los tres mejores saltos de la competencia. En su primer intento ya rompió el récord olímpico (15.41), en su cuarto salto hizo 15.25 metros —que también le hubiese valido para el oro—; tuvo dos saltos invalidados que superaron ampliamente la vara de los 15 metros y rompió, por supuesto, en su intento final, el récord mundial.

El abrazo de Yulimar con su compañera Peleteiro fue conmovedor. Ese era el abrazo que, sin dudas, todos los venezolanos querían darle a la atleta que pertenece al Barcelona. Para poner en contexto su logro: ninguna atleta sudamericana había roto un récord mundial; de hecho, en la historia de las olimpiadas, nunca una mujer había roto este récord de salto triple en una final.

Yulimar Rojas, Tamberi, Barshim y Jacobs: las emociones que el atletismo nos dejó
Uno de los saltos de Yulimar Rojas. La mejor saltadora triple del mundo. (EFE).

La hazaña de Rojas también lleva una cereza en el pastel, pues significa la cuarta medalla para Venezuela en estos juegos, nunca antes el país sudamericano había ganado esta cantidad de preseas en una justa olímpica. Lo logra, además, en un contexto socioeconómico y político de terror, bajo una tiranía temible que, lejos de apoyar el deporte, viene abandonando sistemáticamente a sus atletas. Por eso la participación de toda la delegación venezolana, más allá de las cuatro medallas conseguidas por Yulimar Rojas, Daniel Dhers, Keydomar Vallenilla y Julio Mayora, tiene un mérito incalculable.

El pacto de caballeros

A la par que se desarrollaba el show de Yulimar Rojas, dos atletas, un qatarí, Mutaz Essa Barshim, y un italiano, Gianmarco Tamberi, disputaban palmo a palmo el oro en la disciplina de salto alto.

Tanto Barshim como Tamberi llevaron participaciones perfectas estableciendo, en su octavo salto, el registro de 2.37 metros. Intentaron llevarlo al siguiente nivel, saltando 2.39; ninguno lo logró en tres intentos. El encargado del Comité Olímpico se acercó a explicarles cómo seguiría la contienda para ver quién se quedaba con el oro.

El del comité les ofreció un salto del desempate, pero intuitivamente, como si lo supiera, Barshim preguntó: «¿Podemos tener dos oros?». El representante asintió.

Automáticamente, la cara de Tamberi, que vale decir es un gran amigo de Barshim, lo dijo todo. El italiano sonrió, le dio la mano y abrazo al atleta qatarí para luego romper en llanto, lanzarse al piso y dejarnos una de las imágenes más emotivas de estos juegos.

Las lágrimas del italiano no solo fueron por obtener el oro junto a su amigo, sino por demostrar hasta dónde puede llegar la resiliencia de un atleta y cómo el deporte también da revancha; pues justo antes de los juegos en Río 2016, Tamberi sufrió una lesión de tobillo que lo dejó fuera de las competiciones. «Me dijeron en 2016, justo antes de Río, que había riesgo de que no pudiera competir más. Ha sido un largo viaje», comentó Tamberi luego de proclamarse campeón, sin dudas, una de las grandes historias que Tokio nos dejó.

Gianmarco Tamberi emocionado hasta las lágrimas por obtener el oro olímpico. (EFE)

Dos oros en diez minutos

Inmediatamente después de la imagen de Tamberi y el récord mundial de Rojas, la carrera de los 100 metros planos estaba a instantes de empezar. Las expectativas eran altísimas por diferentes razones, pero lo más importante es que era una carrera abierta y pareja, ya que el rey de la prueba, Usain Bolt, no estaba para acaparar las medallas de oro.

Lamont Marcell Jacobs (Italia), Fred Kerley (Estados Unidos), Andre de Grasse (Canadá), Akani Simbine (Sudáfrica), Ronnie Baker (Estados Unidos), Bingtian Su (China), Enoch Adegoke (Nigeria) y Zharnel Hughes (Gran Bretaña) eran los ocho velocistas.

La carrera, desafortunadamente, inició accidentada con la salida en falso de Hughes; que fue descalificado.

Si uno se fija atentamente, luego de que Hughes saliera erróneamente disparado, casi todos los competidores salieron a la par del británico. Todos menos uno: Lamont Marcell Jacobs. Americano de nacimiento, pero de madre italiana y actualmente residente en Roma. Jacobs, desde pequeño, vivió en Italia, y recibió la oportunidad de representar al país azurro. Su sueño no era que otro que correr por debajo de los diez segundos, y vaya que lo logró.

En una muestra de dominio absoluto y una concentración imperturbable, Jacobs salió con furia, sacó ventaja a mitad de la carrera y resistió el embiste de todas los escoltas en los 100 metros planos. Con 9.80 segundos, el tano se llevó la presea dorada, seguido del americano Kerley (9.84) y el canadiense de Grasse (9.89). ¿Quién fue el primero en abrazar a Jacobs? El otro dorado, Tamberi, quien no se perdió la histórica carrera de su compatriota.

Lamont Marcell Jacobs, el hombre más rápido del mundo. (EFE)

Fue así como un italiano, en una disciplina habitualmente dominada por americanos y caribeños, logró alzarse con el triunfo y convertirse en el sexto europeo en ganar la carrera de los 100 metros planos. Esos 10 minutos de oro para Italia son la mejor representación de lo que son sus juegos: una participación histórica. El país europeo acumula 27 medallas, 4 de oro, 8 de plata y 15 bronce; ubicándose en el top-10 del medallero, peleando con las principales potencias. Ahora mismo, pocos países tienen más motivos para tener el pecho inflado de orgullo que los italianos, con la Eurocopa bajo el brazo y las mejores olimpiadas en su historia.

Pasó mucho durante toda la jornada olímpica. La boricua Jasmine Camacho-Quinn, por ejemplo, se convirtió en la primera deportista de Puerto Rico que batió un récord olímpico en cualquier prueba de atletismo. Corrió 12.26 segundos en los 100 metros valla.

La ecuatoriana Neisi Dajomes también hizo historia al levantar 263 kg y quedarse con el oro la categoría de 76 kg en halterofilia.

Pero este primero de agosto de 2021, más allá de los otros grandes logros, será recordado como la jornada en la que una venezolana rompió el récord mundial en salto triple, en la que un italiano y un qatarí hicieron un pacto de caballeros para ser dos campeones; y un italiano se llevó el oro olímpico en los 100 metros plano.

Emmanuel Alejandro Rondón is a journalist at El American specializing in the areas of American politics and media analysis // Emmanuel Alejandro Rondón es periodista de El American especializado en las áreas de política americana y análisis de medios de comunicación.

Contacto: [email protected]

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