Read in English
HACE 246 años delegados de todas las colonias de América se reunieron en Filadelfia para abrazar el texto que Thomas Jefferson nos había dejado como gran y principal herencia: Estados Unidos estaba naciendo y, por primera vez, se concebía como una nación libre e independiente.
La Declaración de la Independencia, pronunciada el 4 de julio de 1776, anuncia los primeros pasos que cimentaron lo que hoy es la nación más libre y próspera del mundo. Legado de los Padres Fundadores, las columnas que edifican a Estados Unidos son garantía de su grandeza.
No existe, hasta el momento, alguna otra nación que naciera sobre los principios de la libertad, como sí lo había hecho Estados Unidos. Precisamente esa dinámica que sucede al nacimiento de América es lo que lleva a Tocqueville a elogiar la vida americana en su gran obra, Democracy in America.
Con esto, solo quiero resaltar que Estados Unidos es un gran país, que se construye sobre unos cimientos que lo diferencian del resto de naciones del mundo. Un faro de esperanza. Una ciudad sobre una colina, como diría John Winthrop y luego Reagan. Una ciudad excepcional que vale la pena resguardar de quienes quieren incendiarla.
Ahora, quiero retomar la importancia de Thomas Jefferson. Estamos hablando del pensador más importante del liberalismo clásico y quizá el más influyente del mundo. Padre de los principios de igualdad ante la ley y la noción de que todos nacemos con el derecho inalienable a la libertad. Es notable que él haya sido el autor de la Declaración que hoy celebramos. Para honrarlo, quiero dejarles con algunas de sus frases que considero pertinentes —muchas escritas desde Monticello—:
Sobre América:
- Nada en Europa puede contrarrestar la libertad, la sencillez, la amistad y la felicidad doméstica que disfrutamos en América.
- No conozco ningún país en el que… la estima pública esté tan unida al valor, independientemente de la riqueza.
Una esperanza para el mundo:
- Podemos presumir de haber dado al mundo un bello ejemplo de un gobierno reformado por la sola razón, sin derramamiento de sangre.
- La última esperanza de la libertad de este mundo descansa en nosotros.
- Los ojos de los virtuosos, en toda la tierra, se vuelven con ansiedad hacia nosotros, como únicos depósitos del fuego sagrado de la libertad.
Sobre la libertad:
- El Dios que nos dio la vida nos dio al mismo tiempo la libertad; la mano de la fuerza puede destruir, pero no puede desunirlos.
- Prefiero exponerme a los inconvenientes que conlleva un exceso de libertad que a los que conlleva un pequeño grado de esta.
- Los hombres tímidos… prefieren la calma del despotismo al bullicioso mar de la libertad.
- Las verdaderas barreras de nuestra libertad en este país son nuestros gobiernos estatales.
- La última esperanza de la libertad humana en este mundo descansa en nosotros. Debemos sacrificar, por tan querida apuesta, todo apego y toda enemistad.
La Declaración de la Independencia:
Sostenemos que estas verdades son evidentes, que todos los hombres son creados iguales, que son dotados por su Creador con ciertos Derechos inalienables, que entre ellos están la Vida, la Libertad y la búsqueda de la Felicidad.
Que para garantizar estos derechos, se instituyen gobiernos entre los hombres, que derivan sus poderes justos del consentimiento de los gobernados —que siempre que una forma de gobierno resulte destructiva para estos fines, el pueblo tiene derecho a modificarla o abolirla, y a instituir un nuevo gobierno que se base en los principios y organice sus poderes de la manera que considere más adecuada para su seguridad y felicidad.
¡Feliz 4 de julio!
Orlando Avendaño is the co-editor-in-chief of El American. He is a Venezuelan journalist and has studies in the History of Venezuela. He is the author of the book Days of submission // Orlando Avendaño es el co-editor en Jefe de El American. Es periodista venezolano y cuenta con estudios en Historia de Venezuela. Es autor del libro Días de sumisión.