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Por Matthew D. Dickerson*
Los líderes del Congreso publicaron un enorme proyecto de ley “ómnibus” de gastos por valor de 1,85 billones de dólares. Este proyecto de ley de 4.155 páginas está lleno de políticas para avanzar en la agenda extrema de la izquierda para rehacer Estados Unidos utilizando el dinero de sus impuestos.
Es un hecho sin precedentes que un Congreso en funciones apruebe una ley general de gastos después de que el pueblo americano haya expulsado al partido mayoritario de la Cámara de Representantes.
Sin embargo, los líderes republicanos del Senado han colaborado con la presidenta saliente de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, para dar un último golpe liberal al gasto antes de que la mayoría conservadora tomara el control en enero.
La ley general de gastos está repleta de miles de “earmarks“, es decir, partidas para financiar proyectos específicos dirigidos por los congresistas.
Muchas de estas asignaciones harían avanzar la agenda extremista de la izquierda y financiarían sus instituciones con el dinero de los contribuyentes. La presidenta de Asignaciones de la Cámara de Representantes, la demócrata Rosa DeLauro, se jactó de que el ómnibus “satisface el 98 % de las solicitudes de los miembros demócratas de la Cámara, con 5.400 millones de dólares para 3.213 proyectos demócratas”.
Las partidas que algunos republicanos del Senado ayudarán a financiar, a menos que cambien de opinión, incluyen estos 12 proyectos:
- 1,2 millones de dólares para “Centros de Orgullo LGBTQIA+” y otros 1,2 millones para “servicios de apoyo a los beneficiarios de DACA” (aka ayudar a los extranjeros ilegales con fondos de los contribuyentes) en San Diego Community College.
- 477.000 dólares para el Equity Institute de Rhode Island para adoctrinar a los profesores con “laboratorios virtuales antirracistas”.
- Un millón de dólares para Zora’s House en Ohio, un “espacio comunitario y de coworking” para “mujeres y personas de color con perspectiva de género”.
- 3 millones de dólares para el American LGBTQ+ Museum de New York.
- 3,6 millones de dólares para un Paseo de Michelle Obama en Georgia.
- 750.000 dólares para “Viviendas LGBT y de género no conforme” en Albany, New York.
- 2 millones de dólares para el museo “Grandes Negros de Cera” de Baltimore.
- 856.000 dólares para un “Centro LGBT” en New York.
- 750.000 dólares para la “Coalición TransLatin@“, con el fin de ofrecer “programas de desarrollo de la mano de obra y servicios de apoyo a las mujeres inmigrantes transgénero, de género no conforme e intersexuales (TGI) de Los Ángeles”.
- 2 millones de dólares para “MLK Labor” en Washington, una filial de la AFL-CIO que expulsó a los policías de Seattle de las filas sindicales.
- 956.000 dólares para “The Equity Incubator at the Universities at Shady Grove” en Maryland.
- 791.200 dólares para “resiliencia energética equitativa e infraestructura de VE” en Sonoma, California.
Este tipo de proyectos no tienen cabida en el presupuesto federal.
Los republicanos de la Cámara de Representantes podrían haber prohibido la práctica corrupta de la asignación de fondos, pero el Partido Republicano aceptó mantener el flujo de dinero con una votación de 158-52 en noviembre.
Las asignaciones de fondos en este proyecto de ley general de gastos deberían ser una llamada de atención sobre los peligros de permitir que las asignaciones de fondos vuelvan al proceso de apropiaciones del Congreso.
En lugar de aprobar estas asignaciones y el ómnibus de 1,85 billones de dólares, los legisladores deberían aplazar el gasto público hasta el año que viene. Entonces, el nuevo Congreso podrá redactar proyectos de ley responsables que reflejen los valores de todos los americanos y recorten el gasto superfluo.
*Matthew is a senior policy advisor for the Grover M. Hermann Center for the Federal Budget at The Heritage Foundation.
This article is part of an agreement between El American and The Heritage Foundation.
