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5 claves para detectar wokeismo en series y películas

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Cada vez resulta más difícil encontrar una buena película o serie que no esté repleta de wokeismo, esto es, todos los temas fetiche del progresismo. Muchas veces perdemos demasiado tiempo buscando qué ver, y cuando por fin encontramos algo que parece interesante, resulta ser insoportablemente woke y toca volver a empezar la búsqueda.

Aunque lo más fácil sería descartar directamente toda la programación de Disney y Netflix, hay algunos trucos que nos permitirían evitar las que, como mínimo, son insufriblemente woke.

5 claves para detectar wokeismo en series y películas

1. Interseccionalidad

La “interseccionalidad” es la palabreja que se han inventado los progres para definir el fenómeno por el cual por cada individuo que supuestamente sufre opresión hay otro que ostenta un privilegio, en función de diferentes categorías sociales.

Las películas woke están protagonizadas por mujeres oprimidas por hombres concretos o por el heteropatriarcado en general, minorías raciales subyugadas por gente de otras razas —aunque casualmente, los opresores siempre son blancos—, personas pobres explotadas por malvados ricos, gente de cualquiera de los géneros posibles versus gente heterosexual, etc.

En muchas de estas películas nos muestran a protagonistas que tiene todo el combo completo de opresiones posibles, en otras sólo suman algunos puntos de opresión, y otras veces las opresiones aparecen repartidas entre varios personajes.

A la “interseccionalidad” se van sumando nuevas cosas —hay que reconocer la capacidad inventiva del wokeismo— como la obesidad, enfermedades mentales, o discapacidades físicas, siempre mostradas bajo una luz victimista y culpando a un tercero, sin el menor atisbo de responsabilidad por parte del protagonista.

Por ejemplo, en Prey, la última de la saga Predator, se nos muestra a una protagonista mujer ninguneada por los hombres, que además es nativo americana, y que no sólo ha de enfrentarse al alienígena sino al hombre blanco. Evidentemente, resultó estar plagada de wokeismo.

2. Tratamiento humillante del hombre

Si desde los primeros compases de la película se muestra a un hombre que no es el villano como torpe, cobarde y patán —en el mejor de los casos—, o como malvado y siniestro —en los casos más extremos—, al que el protagonista “interseccional” le da lecciones y supera en todos los aspectos, muy probablemente estemos ante un producto lleno de wokeismo.

Esta circunstancia se hace especialmente evidente cuando el hombre debería ser el protagonista, o es un personaje heroico de antaño al que ahora se trata de desmitificar.

Esto es lo que se conoce, en argot woke, como la deconstrucción de la masculinidad tóxica. En lenguaje normal vendría a ser la emasculación del varón, privándolo de cualquier característica masculina tradicional como fuerza, valor, arrojo, heroísmo, lealtad u honor.

Lo hemos podido presenciar en series como Obi-Wan Kenobi o She-Hulk, en los que el famoso jedi y Hulk son humillados y eclipsados por sus contrapartes femeninas.

3. Promoción woke

Si la publicidad de la serie o película en cuestión se centra en resaltar la “diversidad” y la “inclusión” del casting o el equipo, estamos ante una bandera roja de wokeismo.

Si además, para definir la temática de la película añaden los adjetivos de “valiente” y “necesaria”, o que da “visibilidad” a algún tipo de problema social, ya sabemos a lo que nos enfrentamos.

Cuando esto pasa, casi podemos tener la certeza de que la calidad brillará por su ausencia, encorsetada por la agenda política que persiguen. Lo importante es el mensaje ideológico que quiere transmitir, relegando por completo cosas como el guion, los arcos de los personajes, los diálogos, las interpretaciones y hasta la coherencia.

Buzz Lightyear o Thor Love and Thunder son ejemplos recientes muy claros. Armaron productos que nada tenían que ver con sus sagas, ni en calidad ni en esencia, con la homosexualidad como eje central. 

4. Disparidad entre la crítica y el público

Un indicador cada vez más infalible para detectar wokeismo es fijarse en si existe una gran disparidad entre la puntuación de los críticos especializados y la que otorga el público. Si la diferencia es muy grande, con los críticos alabándola y el público destrozándola, muy probablemente estemos ante un producto con el wokeismo por la nubes.

La serie The Rings of Power de Amazon es un claro ejemplo de esto.

Este truco también sirve al revés. Si el público da puntuaciones altas pero no es del agrado de la crítica, seguramente estemos ante una serie o película nada woke o, incluso, anti-woke. Como muestra de esto último, la serie The Terminal List, también de Amazon.

5. Ataques a los críticos

Si la empresa productora y los medios de comunicación a su servicio acusan a los que se muestran críticos con la serie o película de ser “tóxicos”, lo cual puede abarcar desde homófobos, racistas, misóginos, incels, hasta ultraderechistas, o incluso todo esto a la vez, estamos ante algo rematadamente woke.

Si además emplean términos como “review bombing” o “gatekeeping”, es que están luchando como gato panza arriba para evitar que el público en general se entere de lo mala que es la producción en cuestión.

Este último punto lo hemos podido observar en todos los ejemplos mencionados anteriormente, lo cual vendría a demostrar que más que fan tóxicos son como los antiguos catadores de alimentos. Lo tóxico es el wokeismo y sólo nos están advirtiendo de que no nos lo traguemos.

Ignacio Manuel García Medina, Business Management teacher. Artist and lecturer specialized in Popular Culture for various platforms. Presenter of the program "Pop Libertario" for the Juan de Mariana Institute. Lives in the Canary Islands, Spain // Ignacio M. García Medina es profesor de Gestión de Empresas. Es miembro del Instituto Juan de Mariana y conferenciante especializado en Cultura Popular e ideas de la Libertad.

Social Networks: @ignaciomgm

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