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5 razones por las que el castrismo perdió el 15N

Castrismo, El American

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¿Alguien realmente esperaba que se repitiera el levantamiento popular del 11 de julio (11J) el 15 de noviembre en la Marcha Cívica por el Cambio (15N)? 

Difícilmente se podría haber esperado razonablemente teniendo en cuenta que el castrocomunismo utiliza un régimen totalitario como su modo de funcionamiento sistémico y hubo tiempo suficiente para que ellos elaboraran esquemas represores reactivos contra esto. 

El hecho de que las calles de Cuba no estuvieran llenas de manifestantes no significa que la dictadura marxista-leninista tenga mucho que celebrar. Sí, la tiranía socialista vivirá para ver otro día. Sin embargo, aquí hay 5 razones por las que el castrismo perdió el 15N. 

1. La decadencia cualitativa del totalitarismo

Para las dictaduras deseosas de lograr la permanencia, no hay mejor modelo de organizar la sociedad y el poder político que un régimen totalitario. Esto no significa que sean inmutables. Simplemente, indica que su eficacia requiere un formato de dominación completo que pueda ofrecer una previsibilidad y domesticación social prístina. La insurrección pacífica del pueblo cubano del 11J demostró que el marco totalitario del comunismo cubano se está pudriendo. Pensemos en Corea del Norte. En el Reino Ermitaño no se han producido manifestaciones populares masivas. ¿Por qué? Porque los instrumentos tradicionales de la represión y el control totalitarios aún son capaces de alienar y atomizar a la sociedad norcoreana, con fines de liberación política. En Cuba, ese virus del régimen totalitario fue diezmado. Se puede decir que los cubanos de la isla han alcanzado la inmunidad de rebaño frente a la enfermedad de la defenestración del comunismo.   

2. Terrorismo de Estado cometido ante los ojos del mundo

El castrocomunismo dirige una dictadura parasitaria. Necesita los beneficios que obtiene, directa o indirectamente, de su relación con el Mundo Libre. Archipiélago, el grupo cívico opositor que organizó el evento del 15N, siguió todas las normas “legales” del régimen castrista según el galimatías del legalismo socialista de la dictadura. Sin embargo, no se les “permitió” reunirse pacíficamente en el ámbito público. 

El Estado marxista-leninista tuvo que movilizar a turbas de milicias paraestatales y otros matones de la policía política encubierta para impedir físicamente que los cubanos salieran de sus casas. Aunque esta barbarie es una práctica habitual en Cuba, ha puesto al castrismo en la dificultad de cometer graves violaciones de los derechos humanos, no en el secreto de los actos de terrorismo de Estado no documentados, sino a plena luz del día. Los apologistas tradicionales y otros tímidos críticos occidentales del comunismo cubano se han visto en una situación difícil. El 15 de noviembre, Cuba fue la principal noticia del planeta. 

3. El enorme coste de la represión

Encerrar a Cuba, inculcar una movilización a gran escala de matones simpatizantes del Estado para atacar a la ciudadanía y a las Fuerzas Armadas y unidades de seguridad del Estado para cerrar secciones enteras de ciudades y pueblos, interrumpir el Internet (pérdida de ingresos), intensificar las operaciones de espionaje nacionales y extranjeras, y activar sofisticados mecanismos de vigilancia (piense en ataques sónicos) para interceptar conversaciones, son solo algunos de los gastos que el castrocomunismo tuvo que soportar para evitar que la gente marchara pacíficamente. Si esto tuviera que gastarse todos los días, el régimen cubano no podría hacer frente a los costes durante un tiempo sostenido. La Unión Soviética, hasta cierto punto, implosionó por su incapacidad de hacer frente a sus gastos operativos.

4. El mismo embargo absurdo, la misma retórica antiamericana         

Cuba se cerró en banda con las inminentes actividades del 15N, dada la amenaza que el régimen castrista percibía de estas manifestaciones públicas de descontento tentativas. La coreografía sistémica de aumentar la alerta militar, no vista en décadas, es un indicio claro de las inseguridades de la dictadura comunista. En otras palabras, el miedo de no lograr la supervivencia está resonando en los centros del poder político. 

Sin embargo, la respuesta racionalizada exclusiva de los opresores de la libertad cubana fue culpar al embargo americano, al gobierno americano y a empresas americanas como Facebook de la inestabilidad en la isla. Esto es de lo más absurdo, ya que saben perfectamente que su mayor enemigo es el pueblo de Cuba. Todo esto nos dice que el comunismo cubano se ha quedado totalmente sin argumentos lógicos. Persiste el mismo coco fabricado de siempre. 

5. No más negocios como de costumbre

Acostumbrados durante décadas a manipular la política exterior americana con inundaciones migratorias, la fortuna del castrismo parece haberse agriado. Tan segura estaba la dictadura comunista de que Hillary Clinton ganaría en 2016, que presionaron a Barack Obama para que acabara efectivamente con los privilegios migratorios de los que gozaban oficialmente los cubanos al modificar la Ley de Ajuste Cubano de 1966 el 17 de enero de 2017, uno de sus últimos actos ejecutivos como presidente. 

¿Por qué querría La Habana que se detuviera la entrada prácticamente garantizada de cubanos en Estados Unidos y arriesgarse a disminuir la rentable industria de las remesas, además de facilitar la inestabilidad al mantener dentro de la frontera nacional a ciudadanos descontentos? El comunismo cubano sabe muy bien que el estigma del estatus migratorio preferente para los cubanos residía en la condición de ser ellos un Estado marxista-leninista despiadado. Creían que una victoria de Clinton ampliaría el pacto Castro-Obama. La imagen es vital.

Como resultado, ganó el candidato republicano. Donald Trump endureció el embargo, activó las partes fundamentales de la Ley Helms-Burton (por primera vez en la historia), reclasificó el castrocomunismo en la categoría de terrorista, negando así el acceso a potenciales créditos y préstamos de los contribuyentes americanos, pero no revirtió la terminación funcional de Obama de las excepciones migratorias para los cubanos. El régimen socialista de la isla obtuvo lo peor de ambos mundos. Ahora están sintiendo el dolor, ya que los cubanos exigen el fin del despotismo comunista y no buscan la manera de emigrar.  

Conclusión

Cuba se cerró funcionalmente el lunes 15 de noviembre. Todos quienes creían que podían participar en las marchas cívicas del 15N fueron enclaustrados a la fuerza en sus casas por turbas de milicianos paraestatales o detenidos por la policía política. Días antes de que se celebraran los actos del 15N, los agentes de seguridad del Estado se encargaron de advertir a los posibles manifestantes de que podían ir a la cárcel, ser despedidos de su trabajo y/o perder “beneficios” sociales como el acceso a los servicios médicos y a los alimentos. 

Las zonas programadas donde iban a tener lugar las marchas fueron tomadas por unidades militares armadas que cerraron todas las secciones seleccionadas para las protestas pacíficas y se cortó Internet. Las más de 600 personas que seguían en prisión por las manifestaciones del 11J, fueron aisladas y acosadas en la cárcel. En resumen, Cuba estaba totalmente sitiada. La dictadura castrocomunista sabe que el tiempo está en su contra. El pueblo cubano sabe que está a su favor.     

Julio M Shiling, political scientist, writer, director of Patria de Martí and The Cuban American Voice, lecturer and media commentator. A native of Cuba, he currently lives in the United States. Twitter: @JulioMShiling // Julio es politólogo, escritor, director de Patria de Martí y The Cuban American Voice. Conferenciante y comentarista en los medios. Natural de Cuba, vive actualmente en EE UU.

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