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6 desafíos que enfrenta el rey Carlos III

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EN EL MOMENTO en que la reina Isabel II dio su último aliento, su hijo, el príncipe de Gales, se convirtió inmediatamente en el rey Carlos III. Como tal, su reinado ya tiene más de un día. El viernes se reunió con la multitud frente al Palacio de Buckingham como su nuevo soberano. Sin embargo, su calurosa recepción y la efusión mundial de condolencias por el fallecimiento de su madre probablemente no serán más que una luna de miel.

1) Un acto imposible de seguir

La reina Isabel II es un acto casi imposible de seguir. A lo largo de su reinado hizo gala de todas las características necesarias que sus súbditos podían pedir: deber, discreción, clase, dignidad, majestuosidad, empatía, inteligencia emocional y muchas otras. La reacción a su muerte en Gran Bretaña y en todo el mundo es un testimonio de lo admirada que era. Como su sucesor, Carlos III será inevitablemente comparado con su madre y es posible que se quede corto. Esto, por sí solo, supone un reto importante para su popularidad sostenida como rey.

Interferencia política

A lo largo de los años, Carlos era conocido por sus opiniones políticas y regularmente dejaba escapar sus pensamientos y sentimientos sobre una serie de cuestiones. Él mismo ha admitido ser un “entrometido y un entrometido empedernido”; una verdad ejemplificada por la publicación de los Black spider memos de cartas y memorandos que había escrito a funcionarios del gobierno británico a lo largo de los años.

Los memorandos, publicados en 2015, exponían las opiniones de Carlos sobre todo tipo de temas, desde el cambio climático y la conservación hasta la educación y el ejército. Sin embargo, la imparcialidad política del monarca moderno sigue siendo sacrosanta, algo que la reina comprendió demasiado bien. Cualquier otra expresión política solo perjudicará su popularidad, ya sea afianzando el sentimiento republicano o haciendo que los monárquicos tradicionales se alejen de él.

Cuando le preguntaron en 2018 si seguiría haciendo declaraciones políticas, el entonces príncipe respondió: “No, no lo haré. No soy tan estúpido. Me doy cuenta de que es un ejercicio independiente como soberano. Así que, por supuesto, entiendo perfectamente cómo debe funcionar”.

2) El legado de Diana

La relación de Carlos III con su primera esposa, la difunta Diana, princesa de Gales, fue una fuente de controversia mundial que solo se agravó con su trágica muerte en un accidente de carro en París en 1997. Mucha gente, sobre todo los partidarios de Diana, consideraban que Carlos la trataba mal y que su larga relación amorosa con su ahora esposa Camilla Parker Bowles significaba que el matrimonio estaba condenado al fracaso.

En una famosa entrevista concedida por Diana a BBC Panorama, comentó que había “tres de nosotros en este matrimonio” y también cuestionó su idoneidad para ser rey. La popularidad y el resentimiento de la difunta princesa hacia su marido serán para siempre una espina clavada en el costado del nuevo rey y, lamentablemente, queda muy poco que pueda hacer al respecto.

3) Aumento del sentimiento republicano

Aunque el apoyo a la monarquía ha variado a lo largo de los años, es probable que muchos antimonárquicos de larga duración aprovechen la muerte de la reina para impulsar sus ideas de una república británica. Por el momento, no existe ningún mecanismo realista que lleve a la ruptura de la Constitución británica, aunque el surgimiento de un partido o movimiento político antimonárquico abierto podría hacerlo realidad. La familia real británica sigue contando con el apoyo del país, y si este empieza a flaquear puede ser fatal.

4) Manteniendo la unión

Aunque es una cuestión intrínsecamente política, la propia unidad del Estado británico sigue estando bajo una amenaza muy real. A pesar del referéndum de 2014, que sus defensores prometieron que resolvería el problema durante una “generación”, la cuestión de la independencia de Escocia sigue estando presente. Los dirigentes autónomos del país, en particular su primera ministra Nicola Sturgeon, siguen prometiendo un segundo referéndum en medio de datos de encuestas que sugieren que podrían ganar.

La perspectiva de una Irlanda unida también es más probable que nunca, después de que las fuerzas republicanas tomaran el control en el parlamento de Irlanda del Norte a principios de este año. Mientras tanto, las cuestiones de la independencia de Gales e Inglaterra también se vislumbran en el horizonte. Carlos no podrá influir directamente en la continuidad de la unidad del Reino Unido, aunque una monarquía próspera seguirá siendo su base. En caso de que Carlos III pierda popularidad, la fuerza de los movimientos independentistas solo puede ganar fuerza.

5) Sus propios hijos

Quizás el mayor reto al que se enfrenta Carlos es el comportamiento de su hijo Harry, duque de Sussex, y su esposa americana Meghan Markle, duquesa de Sussex. Juntos, la pareja ha amenazado prácticamente con hacer descarrilar a la monarquía al conceder entrevistas exclusivas con detalles íntimos sobre su vida familiar.

Aunque ahora viven en Estados Unidos, su deseo de ser vistos como celebridades e iconos progresistas víctimas del trono británico ha hecho un inmenso daño a la monarquía y seguirá haciéndolo. A menos de que Carlos III pueda mantener a su hijo y a su nuera bajo control, cabe esperar muchas más controversias en los próximos meses y años.

Ben Kew is English Editor of El American. He studied politics and modern languages at the University of Bristol where he developed a passion for the Americas and anti-communist movements. He previously worked as a national security correspondent for Breitbart News. He has also written for The Spectator, Spiked, PanAm Post, and The Independent

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Ben Kew es editor en inglés de El American. Estudió política y lenguas modernas en la Universidad de Bristol, donde desarrolló una pasión por las Américas y los movimientos anticomunistas. Anteriormente trabajó como corresponsal de seguridad nacional para Breitbart News. También ha escrito para The Spectator, Spiked, PanAm Post y The Independent.

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