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El juez Alito y la defensa de la libertad individual en tiempos de oscuridad

Juez Alito, El AMERICAN
Alito y la defensa de las libertades

La idea de un pacto social se fundamentó con la noción de que la sociedad transfiriera a los gobernantes espacios de libertad a cambio de tener un orden más propicio al bienestar de todos. La racionalización de formar estos convenios parte de la premisa que “en el estado de naturaleza, no se podría potenciar ninguna civilización moderna”.

La teoría del pacto social surge de tres teóricos importantes: John Locke, Thomas Hobbes y Jean-Jacques Rousseau. El primero fue el único que abrazó, en el ejercicio de un modelo político, lo que podemos categorizar como una democracia liberal. Hobbes abogó por un Estado totalitario como un mal necesario para proteger a los humanos unos de los otros. Rousseau, el más peligroso de los tres, fomentó la base ideológica de una dictadura socialista bajo la cavidad engañosa de la “voluntad general”.

En días recientes en el Congreso Nacional de Abogados de la Sociedad Federalista, el juez del Tribunal Supremo Samuel Alito pronunció una de las defensas más audaces y contundentes acerca de los días oscuros que está viviendo el modelo democrático americano. La democracia liberal, producto de la modernidad, ha tenido su prototipo más exitoso con la revolución americana y la república que de ahí surgió ¿Por qué es que los Estados Unidos ha sido el ejemplo más duradero?

La explicación es sencilla. La potencia más grande del mundo adoptó el curso claro del pacto social lockeniano, dentro de los parámetros estrictos de la religiosidad y la moralidad que los valores judeocristianos imparten. Los derechos naturales, la separación de los poderes, un gobierno limitado, el imperio de la ley y la primacía del individuo son elementos que parten de esa cosmovisión. Todo el modelo de gobierno y la base filosófica de Estados Unidos se edificó sobre esa roca. Alito, un estudioso de los fundadores, nos dio ejemplos cristalinos de la amenaza hacia esos factores inherentes.

Alito señaló cuatro entornos de agresiones serias a la democracia americana: las amenazas a la libertad de culto y de expresión, al Estado de derecho y la separación de los poderes. Las transgresiones se han estado realizando producto de conceptualizaciones filosóficas del postmodernismo que conminan libertades fundamentales, de abusos de poder bajo el mantra del cuidado de salud en una pandemia y del traspaso serio de las fronteras establecidas de las tres ramas de gobierno.

La idea de una democracia liberal es un fenómeno de la modernidad. El marxismo clásico, podemos también argumentar, es un producto de la modernidad. Los errores olímpicos en los pronósticos de Marx llevaron a comunistas de la talla de Antonio Gramsci, Georg Lukács, Theodor Adorno, Walter Benjamin, Erich Fromm, Max Horkheimer y Herbert Marcuse a enmendar el armazón ideológico. Lo que de ahí surgió, si lo vamos a categorizar en términos aplicables a su metodología, sería lo que conocemos como el marxismo cultural.

En otras palabras, a la formulación marxista tradicional con la añadidura de los conceptos de la reificación, la hegemonía cultural, la teoría crítica y el freudismo, se lanzó una receta política mutada y maligna que encajó naturalmente dentro de los confines del postmodernismo. Esto es antitético al pacto social de Locke y en consonancia con las versiones de Hobbes y Rousseau que han sido los modelos de praxis en regímenes comunistas.

La libertad religiosa, como nos acotó Alito, está siendo hostigada brutalmente por una serie de victorias legislativas y legales. Muchas de las racionalizaciones que subrayan estas decisiones o medidas acogen desprendimientos prácticos de la Teoría Crítica y lanzan interpretaciones erradas de los derechos humanos.

El caso de Colorado donde Jack Phillips, un dueño de una repostería, manteniéndose fiel a sus creencias religiosas y el entendimiento de que el matrimonio es un acto entre un hombre y una mujer y no le quiso vender una torta de boda a una pareja homosexual, fue uno de los ejemplos que el juez utilizó. El caso de Masterpiece Cakeshop vs. Comisión de Derechos Civiles de Colorado (Comisión) (2018) fue decidido por el Tribunal Supremo a favor del creyente.

Alito, pese a esa decisión, señaló como un miembro de la Comisión argumentó la posición del órgano político de que la religión “se había usado a través de la historia para justificar todo tipo de discriminación, fuese la esclavitud, fuese el Holocausto, y que se podría enumerar cientos de situaciones más donde la libertad de religión fue usada para justificar la discriminación”. El juez añadió que tal ha sido el intento de censurar, no sólo la libertad de culto, sino también la de expresión, que hoy uno no puede pronunciar que entiende que el matrimonio es un acto entre un hombre y una mujer, sin ser considerado “intolerante”.

Las Hermanitas de los Pobres, un filial de la organización católica fundada en Francia en 1839 y dedicada a la ayuda hacia los más necesitados en las edades avanzadas, ha sido hostigada desde hace años por no estar en acorde con la obligación de tener que ofrecer contraceptivos a sus empleados en su cobertura médica (Little Sisters of the Poor Saints Peter and Paul Home v. Pennsylvania 2020). El Tribunal Supremo, nuevamente, falló a favor de la protección de la religión y las monjas. Sin embargo, la observación aguda de Alito acerca de la postura legal de un órgano estatal hacia una sociedad benéfica religiosa, donde la infracción del estado de Pensilvania a la constitución era obvia, es alarmante.

El coronavirus y las medidas autoritarias impuestas por gobernadores y alcaldes ideologizados ha sido otro terreno, según el magistrado del Tribunal Supremo, donde la libertad religiosa ha sido pisoteada y ofreció otro ejemplo en el estado de Nevada. Ahí las autoridades aplicaron un doble estándar. Los casinos y los salones de juego fueron favorecidos sobre los centros de culto, en cuanto las medidas de restricción. “Esto es increíble”, enfatizó Alito, tomando en cuenta que la constitución no ofrece ninguna protección a los casinos. Otro caso en California, también colocó al juez Alito en la minoría en un caso del Tribunal Supremo y decidido a favor del gobernador californiano (South Bay United Pentecostal Church).

Una observación que relató el juez en su discurso fue sobre la desnaturalización de la separación de los poderes. Las aplicaciones de las medidas de cuarentena fueron hechas y reforzadas arbitrariamente desde el ejecutivo, pasándole por arriba a la rama ejecutiva y bajo el tutelaje de unos supuestos “expertos” (no-elegidos). Este modo de ejercitar el poder por decreto y a veces, con la complicidad de la rama judicial, contradice las normas constitucionales establecidas para tener un modelo efectivo de frenos y contrapesos.

El juez Samuel Alito, en su pronunciamiento brillante sobre la amenaza seria a las libertades de religión y de expresión, al Estado de derecho y a la separación de los poderes, nos alertó acerca de la necesidad urgente de defender libertades fundamentales y rescatar los baluartes sistémicos de la democracia americana. Los Estados Unidos está frente a un intento de imposición del pacto social rousseauniano, reforzado por un Estado digno del Leviatán de Hobbes. Cuando tomamos en cuenta las tramas sucias que ha contaminado el proceso electoral en estas últimas elecciones, no queda duda de la gravedad del asunto. Por eso, tal vez, un juez de un órgano tan importante tomó este paso patriótico tan primordial.

Julio M Shiling, political scientist, writer, director of Patria de Martí and The Cuban American Voice, lecturer and media commentator. A native of Cuba, he currently lives in the United States. Twitter: @JulioMShiling // Julio es politólogo, escritor, director de Patria de Martí y The Cuban American Voice. Conferenciante y comentarista en los medios. Natural de Cuba, vive actualmente en EE UU.

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