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La sagaz ambigüedad estratégica de Beijing ante Moscú

La sagaz ambigüedad estratégica de Beijing ante Moscú

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EN 2014, el Kremlin lanzó su primera guerra de Ucrania para tomar Crimea “divorciando” a Rusia de occidente. Beijing vio la oportunidad económica y geopolítica. El comercio entre China y Rusia creció desde 95 mil millones de dólares en 2013 a 147 mil millones de dólares en 2021. Y Moscú y Beijing han alineado sus intereses geopolíticos en Asía Central en torno a la Franja y la Ruta de Seda Euroasiática.

Desde el punto de vista de Beijing, China apoyó adecuadamente a Rusia ante las sanciones occidentales por la segunda guerra de Ucrania. Desde el punto de vista de Moscú, ese apoyo chino es tan indispensable como ambiguo y costoso. En su reunión de mayo con el presidente francés Emmanuel Macron, Xi Jinping habló del respeto chino por la integridad territorial de Ucrania. Pero en la reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas Beijing defendió las “preocupaciones legítimas de seguridad” rusas ante la expansión de la OTAN.

El apoyo de Beijing a Moscú es estratégicamente ambiguo y diplomáticamente cauteloso, China no ha reconocido la independencia de los separatistas prorusos de Ucrania, ni la soberanía rusa sobre Crimea. Pero Beijing apoyó a Moscú lo suficiente como para que el secretario de Estado Blinken, criticase recientemente el apoyo de Beijing a Moscú en las Naciones Unidas, la difusión de propaganda del Kremlin sobre la guerra de Ucrania en medios estatales chinos y los previos ejercicios militares conjuntos de Beijing y Moscú.

El 12 de junio, el ministro de Defensa chino, Wei Fenghe, declaró que China no proporciona armas a Rusia porque “las relaciones chino-rusas son una asociación, no una alianza”. Entre tanto, la Administración de Aduanas China estimó que de enero a mayo de 2022 el volumen de negocios entre Rusia y China aumentó más de 28 % respecto al mismo período del año pasado, superando ya los 65 mil millones de dólares.

Las exportaciones rusas a China aumentaron 46,5 % alcanzando 41 mil millones de dólares, mientras que las exportaciones chinas a Rusia aumentaban un 7,2 %, llegando a 24,500 millones de dólares. La balanza comercial es claramente favorable a Moscú, pero el 70 % de las exportaciones rusas a China son materias primas, principalmente petróleo, gas natural y carbón. Lo que Beijing más incrementó fue la compra de petróleo de grado Ural ruso con un descuento de alrededor de 30 dólares por barril, tal y como ha comprado petróleo con grandes descuentos Beijing al sancionado Irán por años.

Las estatales chinas Sinopec y PetroChina también compran gas natural licuado ruso con 10 % de descuento. Gazprom suministra gas a China a través del gasoducto Power of Siberia y en 2025 enviará más mediante el gasoducto Power of Siberia 2. Y no es diferente con el carbón. Beijing respondió a las sanciones de la Unión Europea (UE) al carbón ruso incrementando sus importaciones de carbón ruso a precios más bajos del que compra a proveedores geográficamente más cercanos, como Indonesia y Mongolia.

Las importaciones rusas desde China crecieron relativamente poco, Huawei cerró 4 de sus 19 puntos de venta oficiales en Rusia y otras marcas chinas de teléfonos inteligentes y computadoras, como Xiaomi, Oppo y Lenovo también redujeron la oferta de productos en Rusia, más por la disminución de ingresos de los hogares rusos que por temor a sanciones secundarias. Pero los automóviles chinos Haval, fabricados Rusia desde 2019, ahora se importarán también directamente de China y el nuevo puente vial sobre el fronterizo río Amur entre las ciudades de Blagovéshchensk y Heihe será importante en ese nuevo comercio sino-ruso.

Pero Nueva Delhi también busca aumentar su comercio con Rusia. El Ministerio de Comercio Indio estima que las exportaciones a Rusia podrían incrementarse rápidamente. Y Rusia ya fue el segundo mayor exportador de petróleo a India en mayo, superando a Arabia Saudita. Nueva Delhi se alinea con Occidente contra Beijing, pero también busca ventajas como las que obtiene Beijing del comercio energético con Rusia, al tiempo que intenta debilitar la asociación estratégica entre Beijing y Moscú, mientras la sagaz ambigüedad estratégica china ante Rusia apuesta por un apoyo limitado que haga a Moscú cada vez más dependiente de Beijing.

Guillermo Rodríguez is a professor of Political Economy in the extension area of the Faculty of Economic and Administrative Sciences at Universidad Monteávila, in Caracas. A researcher at the Juan de Mariana Center and author of several books // Guillermo es profesor de Economía Política en el área de extensión de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Monteávila, en Caracas, investigador en el Centro Juan de Mariana y autor de varios libros

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