Para la mayoría de los americanos, la «cancel culture» o cultura de cancelación (en la que hordas progresistas en redes sociales pretenden perseguir, humillar y condenar al ostracismo a personalidades públicas por tener opiniones que no gusten a estos colectivos), representa un riesgo a la libertad de expresión, de acuerdo con recientes estadísticas.
Una nueva encuesta de Harvard CAPS-Harris, publicada en exclusiva por The Hill, muestra una oposición mayoritaria a la cultura de cancelación y un hartazgo contra este nuevo modus operandi en línea. El 64 % de los encuestados afirmó que estos boicots culturales sin sentido representan una amenaza para la libertad en USA; un 36 % se manifestó de forma contraria. Aún cuando los conservadores fueron predominantes en la opinión opuesta a la cancel culture (80 % a 20 %), el tema también ha provocado una polarización notable en los demócratas.
Entre los demócratas el margen es bastante cerrado; por un lado, el 48 % considera que la cancel culture es una amenaza; el 52 por ciento no.
La encuesta encontró que más republicanos que demócratas consideran la cultura de cancelación como una amenaza. Los demócratas actualmente poseen la Casa Blanca, la mayoría en Cámara de Representantes y en el Senado.
«Los americanos están mostrando una preocupación cada vez mayor y sustancial sobre el crecimiento de la cancel culture», dijo Mark Penn, director de la encuesta CAPS-Harris Poll de Harvard, de acuerdo con The Hill.
«Las empresas de tecnología deben ser conscientes de que el público ve que actúan con prejuicios inclinados hacia los demócratas y los votantes están pidiendo nuevas regulaciones para garantizar la imparcialidad y la apertura» señaló Penn. De todas las Big Tech, considera el especialista, «Amazon, en particular, todavía tiene una imagen sólida en comparación con Facebook y Twitter, pero esa imagen puede comenzar a erosionarse si amplían la prohibición de libros en su plataforma».
Los conservadores han sufrido el mayor peso de la cancel culture, siendo objetivos en purgas masivas en las redes sociales, y el término lo han vuelto prácticamente una marca. La CPAC, la Conferencia de Acción Política Conservadora, llamó su edición de este año «América sin cancelar».
La doble moral de la cancel culture
Para estas turbas (alineadas con los ideales progresistas) la cancelación, solo funciona para un lado, y no como una forma de mantener responsables a personas famosas y con importante poder de comunicación —como quieren aparentar—.
Las turbas canceladoras han dedicado todos sus esfuerzos a perseguir actores, cantantes, políticos, bloggers, comentaristas políticos, que no obedezcan absolutamente la corrección política.
Gina Carano ha sido objeto de cancelación recientemente cuando bromeó con pronombres colocándose «beep/boop» en su biografía de Twitter, compartió una imagen con el mensaje «Jeffrey Epstein no se suicidó» y otra serie de mensajes inofensivos. Rápidamente estos colectivos se dispusieron a humillarla, logrando su despido de la serie The Mandalorian, de Disney, compañía que trabajó con oficiales chinos que violan mujeres en campos de concentración uigures.
Las hordas canceladoras también han ido contra el afamado comediante Dave Chappelle, quien luego de haber bromeado sobre la comunidad LGBT y haber recibido fuertes críticas por parte de esta, siguió haciendo chistes al respecto y exponiendo la histeria de la cancel culture.
«Es difícil entretener a hijos de p*ta que sean tan sensibles, ¡todos en el país se está convirtiendo en perras! Cualquier cosa que digas le molesta a alguien», afirmó en su especial de Netflix Sticks & Stones.
Por su parte, el expresidente Donald Trump fue cancelado por las Big Tech tras el asalto al Capitolio, e inclusive antes, previo a la elección del año pasado. Sus denuncias muchas veces fueron silenciadas por la plataforma Twitter y tras el 6 de enero, fue permanentemente suspendido de las redes sociales —mientras siguen aceptando personalidades como la comediante Kathy Griffin, quien se fotografío sosteniendo una cabeza decapitada y ensangrentada de Trump, mientras era presidente—.
El comentarista Bill Maher llamó a combatir la cancel culture. «Defiende tu posición frente a la cultura de cancelación, de modo que cuando la turba woke te persiga por alguna ofensa ridícula, te mantengas firme. Deja de disculparte».
Rafael Valera, Venezuelan, student of Political Science, political exile in São Paulo, Brazil since 2017 // Rafael Valera, venezolano, es estudiante de Ciencias Políticas y exiliado político en São Paulo, Brasil desde 2017