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¿Aprobará Joe Biden otro peligroso acuerdo con Irán?

Joe Biden

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Al día de hoy, parece inminente un nuevo acuerdo nuclear con Irán, del que Washington se retiró en 2018 por decisión del presidente Donald Trump. Israel se opone. Afirma que es peligroso, y los estados árabes moderados coinciden.

¿Hay diferencias respecto a 2015? Se limitaría el programa nuclear islámico a cambio de levantar las sanciones. Parece que Estados Unidos y las otras potencias van en camino de regreso a 2015. ¿Por qué se percibe mal en Israel? ¿Cuáles son los “casos abiertos” en cuestión y cómo se implementará si se firma?

Según el mayor general (R) Amos Yadlin, desde 2015 ocurrieron importantes cambios en el equilibrio estratégico. Hay centrifugadoras avanzadas que Irán ha desarrollado. Las mismas acortan el tiempo de ruptura de un año en el acuerdo anterior a seis meses hoy. Los iraníes rechazaron la demanda americana de destruir las nuevas centrifugadoras, pero acordaron aislarlas en un reducto.

¿Es malo este acuerdo para Israel y la estabilidad? ¿Hay unanimidad en el establishment de defensa y en el sistema político? No hay duda que no es bueno. El debate es sobre qué es peor: el arreglo o mantener el statu quo. Hay diferencias de opinión sobre el tema.

El jefe de la inteligencia militar, mayor general Aharon Haleiwa, cree que un arreglo es menos malo que la situación actual. Dedi Barnea, jefe del Mossad, estimó, sin embargo, que “el acuerdo nuclear es un desastre estratégico total y prometió”. “Seguimos actuando, Israel no es parte de esto”, concluyó.

Para Yadlin, ambas alternativas son problemáticas. No obstante, la clave es prepararse para el día después, para un posible Irán nuclear, y este plan operativo debe realizarse junto con Washington. “Los americanos no están haciendo todo lo posible para lograr un acuerdo más largo y fuerte. El plan debe tratar seis temas: qué hacer si al final Irán no regresa al acuerdo; cómo llegar a un arreglo sin expiración; cuál es la línea roja que Irán no debe cruzar; qué hacer y quién actuará si cruza esta línea; cómo fortalecer a Israel frente a los riesgos; y cómo actuar contra el terrorismo persa en el mundo”. Todas estas cuestiones “deben unificarse y ello es preferible a protestar; debemos saber minimizar el daño”, afirmó Yadlin.

Demasiados puntos flojos

El acuerdo es negativo en serios aspectos. Un punto débil es la fecha de expiración, conocida como “extinción”. En ese momento, Teherán tendrá legitimidad para un programa nuclear sin restricciones, y su distancia a una bomba será muy corta. La decisión sobre la ruptura estará en manos de los ayatolás. El poco tiempo no permitirá detenerlos. La expiración de las restricciones a Irán se llevaría a cabo gradualmente entre 2026 y 2031.

El segundo punto débil es la supervisión. La dictadura islámica puede ocultar sus actividades. El arreglo le dará al país miles de millones, que sin duda no destinará al desarrollo, pese a su situación social catastrófica.

La comunidad internacional espera ver retroceder a Irán desde donde está hoy, un estado de “umbral nuclear”. El acuerdo original los hizo retroceder un año. Hoy en día, serían solo seis meses debido a las nuevas centrifugadoras.

A los ojos de algunos países, el acuerdo evita una crisis internacional en los próximos años. El hecho de que, según el acuerdo, Irán eliminará el uranio enriquecido en los últimos tres años (alrededor de 4 toneladas, algunas al 60%), lo aleja algo del umbral y libera a la comunidad internacional de la necesidad de actuar contra Teherán.

El acuerdo dejaría a Teherán con 350 kilos de uranio enriquecido, una cantidad que no es suficiente para una sola bomba, y le impide enriquecerlo más allá del 3,76%. La comunidad internacional quiere ganar tiempo, y el objetivo americano es “volver a poner a Irán en la caja”. Ven a Rusia, China y Corea como una amenaza mayor, y, por lo tanto, quieren devolver a los persas a un estado donde a corto plazo no podrán construir una bomba.

Comparando el escenario del acuerdo entre 2015 y 2018, está claro que los iraníes han avanzado mucho y no se han derrumbado como se esperaba. Sin embargo, es lamentable ver que la administración Biden, que prometió un acuerdo “más largo y más fuerte”, llega al final a uno “más débil, más problemático y más corto”.

Israel intenta en los minutos finales persuadir a Joe Biden para que no se rinda. Tarea difícil dada la falta de energía de su gobierno. Al no formar parte del arreglo, Jerusalén se reserva el derecho de actuar. Y, como en el pasado, es muy probable que deba hacerlo.

Eduardo Zalovich, Uruguayan-Israeli, is a history professor and journalist. He has written for several media, such as La Vanguardia, El Confidencial, Vozpopuli, Búsqueda and Correo de los Viernes. Zalovich analyzes, from the Middle East, the reality of the region and international politics. // Eduardo Zalovich, uruguayo-israelí, es profesor de Historia y periodista. Ha escrito para varios medios, como La Vanguardia, El Confidencial, Vozpopuli, Búsqueda y Correo de los Viernes. Analiza, desde el Medio Oriente, la realidad de la zona y la política internacional.

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