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¿Está Argentina adoptando el Manifiesto Comunista?

Resulta por lo menos llamativo que en nombre de la sociedad libre se adopten las recomendaciones del espíritu totalitario, y es lo que pareciera estar sucediendo en Argentina.

En este sentido, es de interés repasar los diez puntos que Marx y Engels aconsejaron aplicar en 1848 al efecto de hacer estallar al capitalismo, en cuyo contexto escriben en el documento de marras que “pueden sin duda los comunistas resumir toda su teoría en esta sola expresión: abolición de la propiedad privada”.

Primero, reformas agrarias de diversa naturaleza al efecto de que el aparato estatal se establezca como árbitro de su uso y disposición (“apropiación nacional de la tierra y aplicación de la renta a las necesidades del Estado”, reza este primer punto). Como es sabido, hay solo dos maneras de decidir acerca del empleo de la tierra, vía el proceso de mercado, en el que se asigna ese recurso fundamental en concordancia con lo que reclaman los consumidores, o a través de la imposición del gobierno basada en criterios políticos.

El propietario que decide no explotar lo que debiera explotar (o explotar aquello que no es rentable) tiene sus días contados como empresario rural. Las mal llamadas “retenciones” son una confiscación al campo, puesto que una retención indica un monto que será circunstancialmente retenido y luego devuelto, lo cual no ocurre, por tanto, se trata de un impuesto más que, entre otras cosas, vulnera el principio de la igualdad ante la ley.

Gran impuesto progresivo. En materia fiscal hay dos formas de gravar: la proporcionalidad y la progresividad. Lo primero significa que todos se hacen cargo de la misma tasa o alícuota y, desde luego, el que manifiesta mayor capacidad de pago abona más en valores absolutos que el de menor capacidad de pago. Sin embargo, la progresividad se traduce en que la tasa o alícuota crece a medida que crece el objeto imponible. Esto obstaculiza la necesaria movilidad social, puesto que a los que vienen ascendiendo en la pirámide patrimonial se los castiga más.

El impuesto progresivo es regresivo, ya que recae especialmente sobre los más vulnerables. Las tasas de inversión que generan los más pudientes se ven reducidas por la progresividad, lo cual contrae salarios e ingresos en términos reales, dado que las tasas de capitalización constituyen la única causa de mayores salarios. Por último, la progresividad es un castigo progresivo a la eficiencia, se declama que se debe ser más eficiente para producir y cuando esto ocurre se pena la eficiencia.

Suspensión de la herencia. El ataque a la herencia es una formidable herramienta contra el ahorro, pues desaparecerá el incentivo si es expropiado, con lo cual el empobrecimiento es seguro. Las posiciones patrimoniales no son irrevocables en una sociedad abierta: los que aciertan en las preferencias de sus congéneres obtienen ganancias y los que yerran incurren en quebrantos.

Confiscación de la propiedad, es decir, confiscar especialmente a los opositores y, dentro de esta categoría, a los “rebeldes” en el periodismo, con lo que se destruye el inmenso valor del cuarto poder al efecto de limitar los abusos gubernamentales y para aumentar el conocimiento a través de debates abiertos y así dar lugar a las respectivas refutaciones que permiten el progreso.

Centralización del crédito en manos del Estado por medio de un banco nacional. Esto es la banca central y el curso forzoso. Los banqueros centrales están embretados entre solo tres avenidas en sus decisiones: expandir, contraer o dejar inalterada la base monetaria. Cualquiera de los tres caminos necesariamente desfigurará los precios relativos, que son la única información para saber dónde asignar económicamente los siempre escasos recursos.

Centralización de todos los medios de comunicación y transporte en manos del Estado. Este consejo se lleva a cabo a raíz de controles a las empresas de comunicación y de transporte. Incluso actividades aparentemente alejadas como el servicio de taxi están sujetas a disposiciones del gobierno (monto de la tarifa, los horarios de trabajo y el color con que deben estar pintados sus vehículos) lo cual revela que el título de propiedad es irrelevante, ya que los verdaderos propietarios son los burócratas de la respectiva ciudad.

Enfatizar lo dicho en el primer punto respecto de la tirria contra el sector agrícola. Luego, la organización de ejércitos industriales en materia laboral se refiere a los sindicatos establecidos de modo autoritario respecto de la representatividad, afiliación y conexos.

Por último, se encuentra el ideal de educación pública y gratuita para todos a efectos de lograr el adoctrinamiento vía ministerios de Educación para imponer estructuras curriculares con el disfraz de la gratuidad, pero, como se sabe, nada es gratis.

Alberto Benegas Lynch Jr. is president of the Economy Section of the National Academy of Sciences of Buenos Aires. // Alberto Benegas Lynch (h) es presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires.

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