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¿Por qué algunos asesinos en masa son aclamados por multitudes?

¿Por qué algunos asesinos en masa son aclamados por multitudes?

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Imaginen la siguiente escena: un hombre (sin distinción ideológica, racial o religiosa) ingresa a un parque público y comienza a disparar a sangre fría contra los asistentes. Los cadáveres empiezan a caer en el suelo, las balas penetran cráneos, corazones, cuellos, órganos. Niños lloran, familias son destrozadas, el mundo de cientos de personas se desmorona en cuestión de segundos por los actos de una persona enfermiza.

Al principio hice la acotación de que el asesino en masa no tenía distinción ideológica, racial o religiosa, porque realmente, cuando ocurre una tragedia de esta magnitud no existe absolutamente ningún motivo que pueda justificar semejante aberración, creo que un porcentaje muy minúsculo de la población podría encontrar un justificativo para algo así, pero, ¿por qué o cómo es que muchas personas terminan aceptando —e incluso apoyando— cuando masacres en masas —violentas o no— ocurren en nombre de una ideología o movimiento político?

Cambiemos la escena, asumamos que un grupo de personas tiene creencias particulares sobre la mejor forma de sacar adelante una sociedad y hacen demostraciones absolutamente pacificas, sin llamados a rebelión, sin atentados terroristas, simplemente exponiendo ideas totalmente opuestas a las del gobierno de turno; entonces, el gobierno insatisfecho envía a los policías del Estado y empiezan a cazar y darle de baja a 50 personas por el hecho de pensar distinto. ¿Lo apoyaría usted? ¿Siendo un conservador apoyaría el fusilamiento de comunistas? ¿Siendo un socialista apoyaría el fusilamiento de libertarios? Yo definitivamente nunca lo haría, sin embargo, acá es probable que el grupo —todavía minúsculo—que apruebe este tipo de acciones incremente un poco. Sin embargo, las cosas pueden ser peores, muchos peores…

Supongamos que un grupo político llega al poder prometiendo que resolverán todos los problemas que puedan existir, no importa cual, ese grupo dice que lo resolverá absolutamente todo, aplicando cierto tipo de medidas políticas y económicas para lograrlo. Empiezan a pasar los años, sin embargo, las políticas aplicadas lejos de ayudar a resolver los problemas que juraba combatir, los acentúa, entonces, los servicios públicos comienzan a deteriorarse, la comida empieza a escasear, la gente es cada vez más pobre y, de a poco, los ciudadanos empiezan a morir de hambre y enfermedades. No obstante, el gobierno es incapaz de reconocer sus errores, y sigue adelante con las nefastas políticas económicas que han llevado a sus ciudadanos a dicha situación y continua en la aplicación de estas, pese a que, cada vez mueren más personas y todo está peor. ¿Apoyaría usted esto? ¿Qué está esperando? ¿A qué revele cuales son las políticas aplicadas para saber si se pone a favor o en contra?

No importan nunca las intenciones, sino el resultado

En el mundo actual es común observar a personas apoyar y hablar abiertamente del comunismo y el socialismo, ideologías que han propiciado la muerte de cientos de millones de personas a lo largo y ancho del planeta, por hambrunas, torturas y fusilamientos.

No deja de ser menos curioso que actualmente el nazismo y fascismo han sido básicamente erradicados, esto, puesto a que su enfrentamiento con el comunismo soviético le convirtió en un fenómeno de “ultraderecha”, pese a seguir la misma receta colectivista/izquierdista del socialismo marxista. Parte de la diferenciación del socialismo internacionalista de la Unión Soviética y el nacional socialismo de Hitler radica en la visión de las fronteras, y también en que unos utilizan la lucha de clases como motor de confrontación y los otros la raza, más allá de esto, sus objetivos son el mismo: dentro del Estado todo, fuera del Estado nada, ambos son completamente antiliberales y anticapitalistas, sin embargo, hoy uno recibe mucho peor prensa que el otro, pese a que ambas ideologías son igual de nocivas, devastadoras y han propiciado genocidios.

Volviendo al tema en cuestión, ¿cuál es la diferencia sustancial entre apoyar a un psicópata que toma un arma y asesina a 50 personas en un tiroteo, y apoyar a otro psicópata que utiliza el poder del Estado para masacrar a su población y en un tiempo prolongado produce esas 50 o hasta 100 victimas por día durante años? ¿Por qué juzgamos ambas acciones de un modo distinto si ambas causan una devastación sin precedentes?

Las sociedades y economías evolucionan y con ello, los seres humanos van encontrados nuevos sistemas de contrato social que permite el desarrollo de todas las partes. Es absolutamente comprensible que hace un par de siglos cuando Marx dio a conocer sus nefastas ideas muchos se impresionaran y quisieran regarlas por el mundo, sin embargo, tras décadas de terribles experiencias, hambrunas y muerte, quien sea que siga apoyando estos postulados debería observarse con el mismo desprecio que aquellos que apoyan a los tiradores en masa, después de todo, una idea puede llegar a ser tan o más letal que una bala, y nadie debería ser eximido de promover y propiciar los asesinatos en masa.

En la actualidad a los renombrados socialistas que se han hecho de la etiqueta del “progresismo”, les gusta presumir de sus “buenas intenciones”, sin embargo, esas grandiosas intenciones de igualar a todas las personas por la fuerza han terminado mal, muy mal, como ya se ha visto a lo largo de la historia y hemos explicado a lo largo de este artículo.

En el papel suena muy bonito eso de “redistribuir riquezas”, “destrozar el capitalismo”, “igualdad absoluta”, sin embargo, en la realidad, son ideas que destruyen naciones, separan familias, y matan a millones de personas. Hoy Venezuela tiene a casi 7 millones de personas fuera de su nación por seguir las buenas intenciones del socialismo internacionalista, eso es más del 20 % de su población, y esto sin contar los decesos producidos por hambre y enfermedades: es una tragedia de proporciones bíblicas, y lo peor es que quienes la ocasionaron siguen estando libres y promocionando las mismas ideas fallidas por el mundo, junto a un montón de fanáticos de asesinos en masa que aplauden sus aberraciones.

Emmanuel Rincón is a lawyer, writer, novelist and essayist. He has won several international literary awards. He is Editor-at-large at El American // Emmanuel Rincón es abogado, escritor, novelista y ensayista. Ganador de diversos premios literarios internacionales. Es editor-at-large en El American

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