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Asesinato del presidente Jovenel Moïse agudiza crisis de Haití

Crisis en Haití

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Ronda un tenso ambiente en Puerto Príncipe, el asesinato del presidente Jovenel Moïse podría agudizar la crisis en Haití. El presidente incumbente, Claude Joseph, decretó «estado de sitio» en todo el país para evitar revueltas e inestabilidad política, en tanto que la policía asegura haber capturado a los asesinos de Moïse.

Según las autoridades haitianas, los asaltantes de Jovenel Moïse (que también hirieron a su esposa en el tiroteo) hablaban español e inglés entre ellos, y lograron acercarse al círculo de seguridad de Moïse asegurando que eran agentes de la DEA (Drug Enforcement Administration).

La Policía puso bajo su custodia a 15 mercenarios colombianos y dos haitianos implicados en el magnicidio. Todavía falta por esclarecer quién ordenó a los mercenarios el asesinato del presidente de Haití.

Crisis en Haití: una sociedad dividida y una economía destruida

El asesinato del mandatario no podría haber llegado en un peor momento para Haití. Ahora el país isleño se encuentra sin Cortes independientes que funcionen y el Parlamento se encuentra disuelto desde enero del 2020 por una orden de Moïse

Antes del asesinato, el país estaba sumido en una serie de protestas en contra del régimen de Moïse, quien, según los manifestantes, debía terminar su mandato en febrero de 2021, mientras que Moïse afirmaba que debía terminar un año después, en 2022. Antes de su asesinato, planeaba llevar a cabo un referéndum (dos veces aplazado) el 6 de septiembre para modificar la Constitución de Haití.

La inestabilidad política del país ha disuadido la llegada de inversiones extranjeras y dificulta la creación de una política de gobierno de largo plazo. Una evidencia de esto es que, en menos de 35 años, Haití ha tenido más de 20 gobiernos.

El país isleño ya se encontraba en una situación fatídica cuando Moïse asumió la Presidencia, con más del 60 % de su población en la pobreza y casi el 24 % en la extrema pobreza. Además, nunca se recuperó totalmente del terremoto sufrido en 2010 que devastó gran parte de Puerto Príncipe y dejó a la población sumida en una pobreza más aguda de la que ya enfrentaban.

Asesinato de Jovenel Moïse agudiza la crisis en Haití
El 60 % de los haitianos se encuentra en la pobreza y casi la mitad de la población no cuenta con acceso directo a agua potable. (EFE)

Desde entonces, los haitianos enfrentan una pobreza física de niveles que recuerdan a los países africanos. En ese sentido, poco más del 52 % de la población cuenta con acceso a agua potable y menos del 24 % cuenta con un sanitario conectado a la red de acueducto en sus hogares.

Los apagones también son comunes en el país. Las fuentes de generación eléctrica en Haití son altamente dependientes del combustible, por lo que el país tiene que exportar miles de galones de combustible al año para poder generar electricidad.

Haití dependió, durante mucho tiempo, de Venezuela para importar su combustible, pero con la crisis social y económica del país suramericano, las importaciones han caído y los apagones se han vuelto más frecuentes.

La corrupción en Haití es endémica

Después del terremoto que devastó Puerto Príncipe, más $13,000 millones han entrado a Haití gracias a la ayuda internacional para reconstruir el país y modernizar su infraestructura. Aunque ha habido algunos avances producto de la ayuda internacional, como lo es el control de la epidemia de cólera (que brotó tras el terremoto), los haitianos han visto pocos cambios en su calidad de vida durante la última década.

La situación de seguridad no es mejor que su situación económica. Cientos de bandas rondan las calles de Puerto Príncipe y han sido utilizadas por los gobiernos de turno para influir en las elecciones. Crímenes como secuestro, extorsión, asaltos a hogares y robos comunes no son extraños para la población, que tiene que sufrir el yugo de la creciente influencia de las bandas callejeras (que muchas veces actúan en complicidad con integrantes de la Policía) y sus guerras clandestinas.

La ayuda internacional recibida ha servido para preservar las instituciones corruptas de Haití más que para impulsar el crecimiento del país. (EFE)

El crimen organizado viene de la mano de la corrupción endémica en el país caribeño. Según la ONG Transparencia Internacional, Haití es el décimo primer país más corrupto en un ranking de 180. Esta corrupción causó que en 2019, el Fondo Monetario Internacional suspendiera un préstamo de $229 millones alegando que Haití no contaba con un Gobierno funcional para recibir los fondos.

A pesar de la masiva colaboración internacional que ha recibido, la falta de transparencia ha hecho que esta ayuda haya servido más para preservar a las corruptas instituciones que corroen al país, que traer un cambio en la mejoría de la calidad de vida de sus habitantes.

Economist, writer and liberal. With a focus on finance, the war on drugs, history, and geopolitics // Economista, escritor y liberal. Con enfoque en finanzas, guerra contra las drogas, historia y geopolítica

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