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¿Están siendo censurados los americanos desde Beijing?

China Beijing

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En el podcast de Megyn Kelly el multimillonario inversionista tecnológico David Sacks afirmó que “el Partido Comunista Chino está privando a los americanos del derecho a la libertad de expresión, no en China, sino en suelo americano, como condición para hacer negocios en China”.

Sacks hablo de la influencia de Beijing en el mundo, la persecución de los uigures, el robo de la propiedad intelectual estadounidense y el espionaje cibernético de Beijing y el tecno-totalitarismo –que mediante un sistema de crédito social digital– impone el gobierno chino a su propio pueblo. Y agregó que:

“No tengo negocios con China, y por eso que me siento libre para decir todo lo que acabo de decir. Pero muchas personas que sí tienen negocios con China simplemente no quieren hablar. Todo el mundo entiende que el quid pro quo de aceptar dinero chino es que nunca los criticas”.

Los americanos han visto cómo se rinden ante las presiones de Beijing los líderes de las industrias de la tecnología y el entretenimiento, grandes empresas de Wall Street y elitistas universidades. Desde héroes de los deportes hasta referentes culturales y políticos. Los que se resisten, sufren serias consecuencias económicas.

La novelista, periodista y analista geopolítica chilena Sasha Hanning, quien residió antes en la Republica Popular China y tiene ahora prohibido el ingreso a la misma, explica que entre las herramientas del tecno-totalitarismo de Beijing destacan:

La gran muralla digital. Un sistema de censura inteligente para internet que bloquea el acceso de los chinos a todo lo que el poder totalitario no desea que conozcan y les direcciona hacia la propaganda del partido y el Estado.

Sistema de crédito social digital. Un sistema de seguimiento inteligente que rastrea permanentemente a los chinos en internet y en el mundo real, asignando puntos por obediencia a la doctrina del régimen y restando puntos por toda opinión y acción contraria o dudosa. A los de bajo puntaje les niegan desde empleos hasta la compra de pasajes aéreos y terrestres. El contacto con personas de bajo puntaje resta puntos personales, con lo que el sistema empuja a la población a aislar al disidente.

Sistema de vigilancia universal apoyado en la corresponsabilidad público “privada”. China tiene el  sistema de vigilancia interconectado con mayor número de cámaras por persona del mundo y avanzadas tecnologías de reconocimiento facial. El sistema se apoya en la obligación legal de las empresas tecnológicas chinas de entregar los datos de navegación de sus usuarios al Estado y cooperar con la inteligencia en el espionaje interno y externo, para vigilar cada aspecto del pensamiento y la acción de cada chino.

Las empresas “privadas” chinas trabajan dentro de un amplio sistema de control social manejado por un tecno-totalitarismo, y con la ley de inteligencia china tienen que servir al aparato de espionaje interno y externo de Beijing. Así que en el extranjero son a un tiempo negocios rentables y agentes del aparato de inteligencia chino.

¿Y las empresas foráneas con negocios China? Beijing está comprando a una élite de empresarios, políticos, intelectuales y artistas americanos. No se limita a que quienes toman el dinero chino “se callen”, sino a que obliguen a otros a pagar el precio  por ofender a sus “amigos” chinos.

En el podcast The Drill Down con Peter Schweizer, Alex Marlow, editor en jefe de Breitbart News, explicó el caso de medios como NBC, que tiene la exclusiva de los Juegos Olímpicos de Beijing. El canal es parte de NBCUniversal, que a su vez forma parte de Comcast, que tiene importantes negocios en China con Universal Studios y su parque temático chino.

ABC News, agregó Marlow, es de Disney, que tiene en China parques temáticos y otros negocios. The Atlantic Monthly y Axios, señaló Marlow, son de Laurene Powell Jobs, viuda de Steve Jobs cuya fortuna está en Apple y Disney, cuyas ganancias dependen de sus negocios en China. El magnate mediático Michael Bloomberg, dijo Marlow, tiene “mayor acceso que cualquier otro conglomerado de medios importante” pero “Bloomberg News tiene que extender su contrato cada dos años yendo allá a besar el anillo”.

Guillermo Rodríguez is a professor of Political Economy in the extension area of the Faculty of Economic and Administrative Sciences at Universidad Monteávila, in Caracas. A researcher at the Juan de Mariana Center and author of several books // Guillermo es profesor de Economía Política en el área de extensión de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Monteávila, en Caracas, investigador en el Centro Juan de Mariana y autor de varios libros

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