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Biden debe designar a los rebeldes hutíes de Yemen organización terrorista extranjera

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Crece la presión internacional sobre Washington para regresar a los rebeldes hutíes de Yemen a su  lista de Organizaciones Terroristas Extranjeras (FTO), donde les incluyó la administración Trump y de la que les retiró la actual administración.

Biden justificó su decisión como necesaria para hacer llegar ayuda humanitaria a la población Yemení. De hecho, la más influyente resistencia para designar nuevamente a los rebeldes hutíes patrocinados por Teherán como FTO es la de grupos de asistencia humanitaria.

Yemen, con alrededor de 29 millones de habitantes, tiene una tasa de pobreza del 75% y reportó más de 200 mil casos de cólera en 2020. La ONG Humanity & Inclusion calcula que 16 millones de Yemeníes padecen  inseguridad alimentaria, 15 millones carecen de acceso al agua potable y 4 millones han sido desplazados. Pero gran parte de eso se debe justamente a la acción de los rebeldes hutíes respaldados por Irán. Estos rebeldes son, junto con Hezbolá y Hamás, las principales fuerzas terroristas disruptivas del Medio Oriente. Son la mejor arma de Irán para debilitar la influencia de Estados Unidos en la región amenazando a Israel y los estados del Golfo. Algo de lo que Beijing ya está sacando provecho para incrementar su influencia en la zona.

Los rebeldes hutíes usan a la población de Yemen como rehén. Si son designados como FTO por Washington podrían responder impidiendo la entrada de ayuda humanitaria. Es un chantaje terrorista clásico y ceder a eso termina empeorando las crisis humanitarias. Cuando los terroristas ven que su control sobre el sufrimiento de los rehenes es la clave del éxito de su extorsión, siguen haciendo sufrir a los rehenes para seguirse saliendo con la suya.

Recompensar a los hutíes eliminándolos de la lista de organizaciones terroristas extranjeras fue un enorme error que ha debilitado la posición de América ante sus aliados del Golfo, fortalecido a Irán y facilitado a la gran prensa de izquierda de occidente mirar a otro lado ante crímenes contra la humanidad de organizaciones terroristas patrocinadas por Teherán.

El régimen islámico ha luchado sin descanso desde 1979 para extender su influencia y exportar su revolución. Los ataques con drones y misiles de éste mes por los hutíes contra los Emiratos Árabes Unidos fueron la primera muestra del costo real de la política “humanitaria” de la administración Biden ante terroristas patrocinados por Teherán, porque el poder tras los hutíes es Irán y su largo historial de violencia contra los Estados Unidos y sus aliados. Agentes iraníes conspiraron para asesinar mediante un atentado al embajador saudí en Washington. También planificaron asesinar a una embajadora de Estados Unidos en Sudáfrica, así como secuestrar y asesinar a la periodista estadounidense-iraní Masih Alinejad en Brooklyn.

Además, el gobierno internacionalmente reconocido de Yemen ha revelado informes de inteligencia que indican que los hutíes cooperan con al-Qaeda e ISIS. Es importante no olvidar los crímenes de ISIS contra civiles bajo su control durante su autoproclamado Califato sobre zonas de Siria e Irak entre 2014 y 2017. Entre otras cosas vimos civiles inocentes arrojados de edificios y quemados vivos en jaulas.

Todo lo que los terroristas perciban como muestras de debilidad de Washington logrará que su acción se extienda más por el Medio Oriente. Los ataques hutíes contra los Emiratos Árabes Unidos ya lo han demostrado.

Beijing observará de cerca cómo Washington trata con la amenaza que representan los hutíes. También Irán, Hezbollah y Hamas. También los aliados de América, como los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Japón, Australia, Filipinas, Israel, Ucrania y Taiwán. Beijing puede apoyar indirectamente a Irán para extender la crisis y, aprovechando las muestras de debilidad de Washington, ofrecer seguridad a los aliados que Biden deja “en la estacada” para construir una anhelada proyección imperial global.

Un primer paso urgente de la administración Biden para empezar a reconstruir la debilitada confianza de los aliados de Washington, tanto en el medio oriente como en Indo-pacífico, sería designar nuevamente a los rebeldes hutíes FTO.

Guillermo Rodríguez is a professor of Political Economy in the extension area of the Faculty of Economic and Administrative Sciences at Universidad Monteávila, in Caracas. A researcher at the Juan de Mariana Center and author of several books // Guillermo es profesor de Economía Política en el área de extensión de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Monteávila, en Caracas, investigador en el Centro Juan de Mariana y autor de varios libros

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