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Biden quiere hacer de los Estados Unidos otra República Bananera

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YA LAS GRANDES ciudades de los Estados Unidos, especialmente las controladas por funcionarios demócratas, nada tienen que envidiarle en materia de inseguridad a un gran número de grandes urbes del tercer mundo. La gente ya se está sintiendo insegura aquí, mucho más en el último año y medio, como si estuviera viviendo en cualquier metrópolis latinoamericana. Allá, al igual que aquí por estos días, abundan los robos y hurtos, y las cifras de asesinatos vienen en un aumento verdaderamente preocupante. Pero nos preocupan a nosotros, porque a Biden y a los demócratas, que promovieron el movimiento para desfinanciar a la policía, no parece importarles.

Y donde rondan los delincuentes, está rondando también el desabastecimiento. Aunque allá sea por razones diferentes de las de aquí, que es donde nos interesa. Llevamos meses sin que Biden y los demócratas puedan resolver, como lo prometieron, una crisis profunda en la cadena de suministro, que ha provocado escasez y encarecimiento de casi todos los productos, entre ellos algunos esenciales, como la leche de fórmula para bebés y los productos de higiene femenina. No fue suficiente que en la Casa Blanca supieran que se aproximaba una aguda escasez de leche infantil, nada hicieron, llegó y tampoco han sido capaces de resolver el problema. Eso sí, le adjudican la culpa a lo que sea, pero no pueden explicar por qué todavía no se normaliza el abastecimiento de productos tan indispensables.

Biden y los demócratas no ocultan su interés en impedir la participación de los padres de familia en las decisiones que tienen que ver con la formación y la educación de sus hijos. Entre otras cosas, porque Biden y los demócratas parecen más interesados en satisfacer las exigencias de los sindicatos de maestros, evidentemente más alineados con el ala de extrema izquierda del partido de Gobierno, que con los intereses de los estudiantes y los padres de familia. Y como en cualquier autocracia de república bananera, Biden y los demócratas han escogido la vía de la intimidación para silenciar las voces que no se identifican con ellos. Fue exactamente lo que trataron de hacer con los padres preocupados que se pronunciaron en reuniones de padres de familia y a quienes el Departamento de Justicia etiquetó como terroristas domésticos.

Biden -- republica bananera

El presidente Joe Biden sale de Fort McNair hacia Delaware después de firmar la Ley de Reducción de la Inflación, en Washington, DC, Estados Unidos, el 16 de agosto de 2022. (EFE)

Al mejor estilo de Cuba o Venezuela, donde los medios de comunicación independientes y libres son cosa del pasado, Biden y los Demócratas trataron de instituir un Ministerio de la Verdad, que tendría como fin controlar la información que recibimos, y también la que emitimos. No les basta con controlar la casi totalidad de los medios de comunicación social, y asociarse con las grandes empresas tecnológicas para aplicar la censura en las redes sociales. Les salió el tiro por la culata, esta vez, pero no parecen tener la menor intención de desistir. Y cuentan con socios millonarios, léase George Soros, que están dispuestos a invertir sumas absurdas para quitarle a las voces conservadoras sus medios de difusión y entregarlas en bandeja de plata a promotores de ideas y políticas antiamericanas.

La manifestación más reciente de cómo el autoritarismo bananero ya está haciendo de las suyas en los Estados Unidos la constituye el reciente allanamiento, por parte del FBI, a la residencia del Presidente Donald Trump en Mar-A-Lago, en el estado de la Florida. Resulta notable el hecho de que la maniobra legal coincida con que la mayoría de las encuestas revelan que se mantiene en alto la popularidad de Trump, en la misma medida en que se desploma el índice de aprobación de Biden y que los dos podrían enfrentarse en las elecciones presidenciales de 2024. En la cultura política bananera y tercermundista, es frecuente que los políticos se deshagan de sus contrincantes judicializándolos y poniendo detrás de ellos a las agencias del Estado para perseguirlos. ¿Será que Biden está tomando lecciones de comportamiento político de Daniel Ortega, en Nicaragua, y de Nicolás Maduro, en Venezuela?

Y hablando de agencias del Estado, de autoritarismo y de persecución, resulta inmensamente aterrador que Biden y los demócratas, los mismos que llaman a padres preocupados terroristas domésticos, que proponen un Ministerio de la Verdad, y que envían al FBI a hacer allanamientos a las casas de sus adversarios políticos, cuenten ahora con un verdadero ejército de 87,000 agentes fiscales. ¡Qué Dios nos ampare!


Jaime Flórez es director Hispano de Comunicaciones del Comité Nacional Republicano, RNC.

Jaime Florez
Jaime Florez

Director de Comunicaciones Hispanas - Comité Nacional Republicano.

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