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Biden firma orden para “comprar americano” en programas federales

Comprar americano, Biden

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Este lunes el presidente Joe Biden firmó una nueva orden ejecutiva imponiendo nuevas normas a las compras del Gobierno federal. Con esta decisión se les exigen a los funcionarios comprar americano incrementando el volumen de productos hechos en Estados Unidos, en orden de seguir con los pasos de su campaña “Buy American” para fortalecer la manufactura nacional.

La política de Biden implicará un mayor escrutinio a los procedimientos para impedirle a los organismos federales comparar productos importados, revisar la definición de lo que constituye un producto hecho en América y exigir porcentajes de productos hechos por manufactura local para las licitaciones.

El anunció de la orden ejecutiva de Biden llegó con preocupación a Canadá. El domingo, el ministro de Asuntos Exteriores de ese país, Marc Garneau, le comentó a la agencia de noticias Canadian Broadcasting Corp. que por medio de una llamada telefónica le manifestó a Biden su preocupación por el programa “Buy American”.

En menos de una semana Biden firmó dos ordenes ejecutivas que le dan la espalda a Canadá, uno de los principales socios comerciales de los Estados Unidos. (Efe)

Esta es la segunda vez en menos de una semana que la administración Biden defrauda al segundo mayor socio comercial de Estados Unidos -después de China-. La primera ocurrió cuando el presidente Biden, a través de una orden administrativa, decidió vetar la construcción de la cuarta etapa del proyecto Keystone XL, una red de oleoductos que se extiende desde Alberta, Canadá, hasta el Golfo de México.

Aunque los fabricantes americanos se alegraron por la decisión de Biden, los economistas permanecen escépticos sobre el impacto de estas políticas, pues podrían desencadenar, que en respuesta, se impusieran tarifas para las exportaciones estadounidenses y eso complicaría la acción del Gobierno para una recuperación economía.

Durante su campaña, Biden se comprometió a trabajar con socios y aliados de Estados Unidos para modernizar las normas comerciales internacionales, incluidas las relacionadas con la contratación pública, «para asegurarse de que todos los países puedan usar los dólares de sus contribuyentes para estimular la inversión en sus propios países».

Comprar americano, la política proteccionista de Biden

Adicional a la nueva imposición de “Hecho en América” para las compras del Gobierno federal, la postura de Biden en materia comercial no difirió mucho de la su rival, el expresidente Donald Trump, cuya victoria en las elecciones del 2016 se debió en parte a su promesa de traer empleos de vuelta a Estados Unidos.

Biden se comprometió en recuperar la manufactura de Estados Unidos dentro de su plan de estímulos que incluye un impuesto del 10 % para las importaciones de compañías que tercericen sus actividades en el extranjero, lo que implica un incremento real del impuesto a sociedades al 30,5 %. En contraposición, el plan económico demócrata también ofrece un crédito hasta del 10 % sobre la suma de impuestos pagados por la compañía, para aquellas que inviertan en el país y generen empleos manufactureros.

Biden ha hecho mímica de la política de su antecesor prometiendo recuperar empleos perdidos al sector manufacturero. (Efe) Comprar americano
Biden continuó la política de su antecesor prometiendo recuperar empleos perdidos al sector manufacturero. (Efe)

Hay dudas sobre si este impuesto realmente ayude a recuperar trabajos en la manufactura o solo incremente los costos operacionales de las firmas americanas afectando su productividad y el bolsillo de los consumidores que verán precios más elevados sobre los bienes que proveen las empresas afectadas por esta política. Al ser Estados Unidos una economía de servicios es probable que los empleos que se recuperen en el sector manufacturero sean marginales en relación con los costos de esta medida.  

Aunque no ha especificado cuales, se espera que Biden levante buena parte de los aranceles impuestos durante la Administración Trump. A pesar de que muchas de las restricciones van dirigidas a China, Estados Unidos mantiene la imposición de aranceles que se valoran en $7,500 millones de dólares a la Unión Europea, entre los que hay impuestos del 25 % a la importación de productos como vinos, quesos, aceitunas y licores; así como un arancel del 15 % a los aviones terminados.

Con respecto a China, el Gobierno Trump impuso aranceles a las importaciones de acero y aluminio, así como otros bienes manufactureros, totalizando $250,000 millones. Si bien Trump logró bajar el déficit comercial de Estados Unidos con China de $367,000 millones en 2015 a $347,000 millones en 2019, el déficit total con el resto del mundo creció de $735,000 millones en 2015 a $854,000 millones en 2019.

Aunque Biden ha mantenido la postura de Trump frente a China, es probable que tampoco logre disminuir el déficit comercial, pues este está impulsado por un mayor consumo y menor ahorro por parte de los americanos comparados con otros países.

De momento no se espera que Biden relaje su postura comercial frente a China, pues hay desconfianza por parte de ambos partidos en el Congreso frente al gigante asiático. No obstante, de seguir imponiendo trabas al comercio con China, e incluso con Europa o Canadá, es probable que la recuperación económica global se pierda en un montón de represalias comerciales tal y como sucedió durante la Gran recesión.

Economist, writer and liberal. With a focus on finance, the war on drugs, history, and geopolitics // Economista, escritor y liberal. Con enfoque en finanzas, guerra contra las drogas, historia y geopolítica

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