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Biden ignora la oportunidad de liberación de Cuba

liberación de cuba, El American

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Hay una gran diferencia entre una política de relaciones exteriores dirigida por el Estado y la politiquería. La “Doctrina Truman” fue la política exterior establecida con la finalidad de contener el avance del comunismo soviético. Se aplicó aproximadamente desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta 1981 y fue sustituida por otra más agresiva. Así, el Muro de Berlín no solo “cayó”, sino que fue derribado por la “Doctrina Reagan”.

Ahora, hay una guerra de liberación en curso ahora mismo, a treinta minutos de la costa de Florida. Biden está ignorando una oportunidad de oro para ayudar a liberar a Cuba.

El colapso de la Unión Soviética, el final detrás de la estrategia de la Guerra Fría de reversión del socialismo por parte de Estados Unidos, provocó la mutación del comunismo. A partir de 1989 surgieron tres modelos marxistas-leninistas reformulados. El comunismo asiático, el Estado leninista con una economía híbrida como el “modelo chino”, es lo que ha prevalecido en China, Vietnam y Laos. Corea del Norte (que existe como una dependencia de China en toda regla) se ha permitido el lujo de mantener su incondicional prototipo estalinista. 

En las democracias funcionales, el marxismo cultural que sigue la amalgama gramsciana-Escuela de Frankfurt de las variantes de la hegemonía cultural y la Teoría Crítica fue la herramienta que sustituyó a la Comintern. En América Latina, el castrocomunismo encabezó la reformulación del socialismo en el Foro de Sao Paulo. Se trataría de un simulacro republicano en el que, al apoderarse de todas las instituciones democráticas, sobrevendría la tiranía marxista bajo la apariencia de una pseudodemocracia. 

Tras la desaparición de la URSS, Estados Unidos y el mundo libre en general, se ha vuelto miope y cargado de estupidez al enfrentarse a los nuevos vestigios del socialismo. La dictadura castrista se ha beneficiado de esta incomprensión del despotismo marxista-leninista del siglo XXI.

La oportunidad de liberación de Cuba

Recientemente se perdieron oportunidades en Venezuela y Nicaragua, donde las fuerzas americanas y regionales tenían un conjunto de circunstancias favorables para demostrar solidaridad y ayudar a las naciones cautivas a encontrar la libertad. El levantamiento cubano del 11 de julio ofrece otra serie de variables históricas que cualquier presidencia americana con una mentalidad moral consciente de la libertad aprovecharía. El Gobierno de Biden está dando señales de haber desperdiciado una formidable oportunidad de librar al hemisferio occidental de su peor amenaza.

El viernes 30 de julio, el presidente Biden se sentó con un grupo de cubanoamericanos en una reunión muy anunciada y considerada importante por los operativos del Partido Demócrata. Tal vez con la excepción de Yotuel Romero, uno de los coautores del éxito musical viral “Patria y Vida”, la mayoría de los cubanoamericanos presentes en esa reunión eran partidarios del infame reproche diplomático Obama-Castro. Esta visión monolítica de lo que deben ser las relaciones de USA con Cuba comunista, no representa la opinión mayoritaria de los más de dos millones de cubanoamericanos en Estados Unidos, ni de los cubanos en la Isla que protestan.  

Biden ignora la oportunidad de liberación de Cuba.

“Estados Unidos está tomando acciones concertadas para reforzar la causa del pueblo cubano”, son algunas de las cosas que ha dicho Biden. El presidente americano también ha afirmado que “Cuba es un Estado fallido” y que “apoyamos al pueblo cubano en su búsqueda de la libertad”.

Sin embargo, estas palabras, sin una acción estatal efectiva, son gestos desnudos de politiquería con el votante cubanoamericano. Todo el mundo sabe lo valioso que es Florida en las elecciones. Ahora siendo el tercer estado más grande de la unión, el “Estado del Sol” es fundamental. De la nación cubana exiliada, más de un millón y medio vive y vota en Florida. 

Hasta ahora, el armamento de la administración demócrata para ayudar a los luchadores por la libertad de Cuba es un disparate. No aborda ni remotamente el problema. Desarrollar un grupo de trabajo para estudiar cómo hacer llegar las remesas a la Isla sin que la dictadura cubana, un régimen totalitario, las afecte en su mayor parte, es uno de los enfoques de la política cubana de Biden.

Dotar de personal a la embajada americana en Cuba es otro. Ampliar la cobertura de Internet es una tercera opción de estudio. Apuntar, inútilmente, a un grupo selecto de matones con sanciones ha sido la otra (estas pocas personas no tienen activos en USA). Ninguna de ellas, excepto la ampliación de Internet de alta velocidad, tiene nada que ver de forma tangible con el propósito expreso del esfuerzo de liberación popular que se está llevando a cabo ahora en Cuba. 

La ampliación de Internet, como parte de un plan concienzudo para facilitar la comunicación entre el pueblo cubano que desafía a la tiranía hoy en día, tendría un gran parecido con lo que hizo la administración Reagan cuando facilitó al movimiento Solidaridad y a otras fuerzas de la oposición en Polonia, herramientas fundamentales para conspirar y luchar por la libertad.

La mayoría de los que protestan en Cuba no se quejan de la escasez de remesas, ni de los visados para salir del país. Esto es algo que quieren los defensores del “acercamiento” cubanoamericano y el lobby de las remesas y los viajes. También es lo que los aliados y apologistas más acérrimos del gobierno de Castro han estado pidiendo. No es, sin embargo, por lo que lucha el pueblo cubano. 

El Gobierno americano, con Biden como presidente, tiene la oportunidad de remediar los errores históricos del pasado con respecto a Cuba. Dos ejemplos son la traición de Bahía de Cochinos por parte de la administración Kennedy y los errores del Departamento de Estado de Eisenhower al desestimar la evidencia de los vínculos comunistas del castrismo y facilitar su ascenso al poder imponiendo un embargo de armas al anterior régimen autoritario. 

El momento de actuar es ahora. Cuba quiere libertad, no una dádiva material. Recuerden la historia. Estados Unidos no existiría como nación, sin la generosa solidaridad beligerante y financiera de Francia. Ayudar a liberar a Cuba es lo correcto. 

Julio M Shiling, political scientist, writer, director of Patria de Martí and The Cuban American Voice, lecturer and media commentator. A native of Cuba, he currently lives in the United States. Twitter: @JulioMShiling // Julio es politólogo, escritor, director de Patria de Martí y The Cuban American Voice. Conferenciante y comentarista en los medios. Natural de Cuba, vive actualmente en EE UU.

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