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El Gobierno de Joe Biden estaría planeando suavizar las sanciones impuestas por Estados Unidos contra la dictadura socialista de Venezuela y permitir que la petrolera Chevron reanude la extracción de petróleo venezolano. A cambio, el dictador Nicolás Maduro debe iniciar una ronda de negociaciones con la oposición.
De acuerdo con información exclusiva del Wall Street Journal, el presidente Biden habría cedido en algunas de las sanciones contra Venezuela como una forma de influir en la búsqueda de condiciones para unas elecciones “libres” y “justas” en el país latinoamericano, sometido a una dictadura socialista desde hace más de 20 años.
Como parte de las negociaciones entre Estados Unidos, la dictadura de Maduro y la oposición venezolana, la administración Biden habría ofrecido liberar cientos de millones de dólares en fondos estatales venezolanos congelados en bancos americanos para pagar las importaciones de alimentos, medicamentos y equipos para la red eléctrica del país y sistemas de agua municipales.
Los funcionarios de la Administración demócrata, sin embargo, advierten que el acuerdo dependerá de la buena fe de los asesores de Maduro en torno a las negociaciones con la oposición, por lo que podría no llegar a buen término.
Por otra parte, el líder opositor venezolano Juan Guaidó, pidió a Estados Unidos detalles respecto a la solicitud de licencia concedida a Chevron Corp. para operar en Venezuela.
Según un reporte de la agencia Reuters, al equipo de Guaidó le preocupa que un acuerdo entre Chevron y PDVSA, la petrolera estatal de Venezuela, respecto a la renovación de la licencia de extracción carezca de bases legales en los códigos venezolanos.
Negociaciones entre Biden y Venezuela
Este año, Chevron llegó a un acuerdo preliminar de servicio técnico con PDVSA para renovar sus negocios y permitir a la petrolera americana una mayor participación en las operaciones, el comercio y las ganancias, con el objetivo de expandir la producción de petróleo.
La licencia actual de Chevron para operar en Venezuela expira en diciembre de este año, pero ninguna decisión puede ser definitiva sin la aprobación del gobierno americano y la venia de la dictadura de Maduro.
Si el acuerdo se lleva a cabo y se permite que Chevron y otras petroleras americanas vuelvan a trabajar en Venezuela, sólo serviría para abastecer de forma limitada el mercado mundial de petróleo en el corto plazo, dado que la corrupción, la falta de inversión y el mal manejo de la industria venezolana colapsaron casi en su totalidad la producción interna.
La mera existencia de un preacuerdo entre Venezuela y Estados Unidos es señal suficiente de que la Administración Biden está dispuesta a llegar a acuerdos polémicos por reemplazar el suministro de energía ruso, aunque sea con uno de los mayores aliados de Putin en Occidente, excepto procurar un incremento en la producción americana.
Las conversaciones entre Biden y Maduro se han mantenido en silencio desde marzo, pero recientemente se manifestaron públicamente luego de que la dictadura sudamericana liberase rehenes americanos a cambio de que Estados Unidos permitiera la huida de los llamados narcosobrinos, dos sobrinos de la esposa de Maduro que habían sido capturados y fueron condenados por narcotráfico en territorio americano.
Las sanciones más duras contra la dictadura venezolana fueron impuestas por la administración Trump en 2019, cuando la repentina aparición de Juan Guaidó como nuevo líder de la oposición asomó grandes expectativas en el mundo libre y 60 países lo reconocieron como presidente interino.
Tomás Lugo, journalist and writer. Born in Venezuela and graduated in Social Communication. Has written for international media outlets. Currently living in Colombia // Tomás Lugo, periodista y articulista. Nacido en Venezuela y graduado en Comunicación Social. Ha escrito para medios internacionales. Actualmente reside en Colombia.