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Biden deja las vidas de americanos en Afganistán a la merced de dos grupos terroristas: ISIS y los talibanes

La seguridad de Estados Unidos en medio de dos grupos terroristas: ISIS y los talibanes

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El 26 de agosto del 2021 pasó a la historia como una página negra en materia de política exterior para los Estados Unidos. La evacuación desastrosa de Afganistán, liderada por la Administración Biden, generó una crisis sin precedentes en el aeropuerto de Kabul poniendo en riesgo la seguridad de Estados Unidos y de sus ciudadanos, luego de que los talibanes se apoderaran del control de la capital y casi todo el territorio afgano.

Ante esta situación, cientos de miles han huido y otros siguen intentando escapar del régimen talibán, amontonándose en los alrededores del aeropuerto custodiado por militantes talibanes. Esta crisis fue la oportunidad ideal para que terroristas suicidas, atribuidos al Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS), explotaran un par bombas cerca del aeropuerto dejando a por los menos 170 fallecidos, incluyendo 13 soldados americanos, y cientos de heridos.

Desde la administración Biden y el Pentágono se viene sugiriendo que los talibanes son enemigos del ISIS y que Estados Unidos puede trabajar —y confiar— en los terroristas que ha enfrentado durante más de veinte años para terminar la evacuación.

Sin embargo, hay dudas razonables en torno a esta afirmación. Los críticos señalan que no se puede confiar en los terroristas que apoyaron en su momento a Al-Qaeda, asimismo, diversos informes denunciaron que militantes talibanes liberaron a miles de presos de la prisión de Kabul. Algunos de ellos están vinculados a Al-Qaeda y al ISIS.

«Miles de reclusos, entre ellos excombatientes del Estado Islámico y de Al Qaeda, fueron liberados de una prisión en las afueras de Kabul mientras los talibanes pedían una “transición pacífica” del poder», informó Business Insider el pasado 15 de agosto. «Las tropas gubernamentales afganas entregaron la base aérea de Bagram a los talibanes a primera hora del domingo. La base alberga la prisión de Pul-e-Charki, que cuenta con unos 5,000 presos. Es la más grande de Afganistán y es conocida por sus malas condiciones. En un bloque de celdas de máxima seguridad había miembros de Al Qaeda y de los talibanes, según los informes».

Los vídeos que muestran la liberación de los reos fueron difundidos por una agencia de noticias que apoya a los talibanes, de acuerdo con la información suministrada por la BBC.

El 26 de agosto, luego de los atentados, hubo quienes recordaron la libertad de los presos una vez la administración Biden dijo que están trabajando junto a los talibanes para lograr las evacuaciones.

«Si ISIS-K es responsable del ataque suicida en el aeropuerto de Kabul, imagino que Biden repetirá la línea que ha repetido toda la semana: ISIS es el enemigo jurado de los talibanes. Lo que no dice: los talibanes liberaron a los prisioneros de ISIS junto con los prisioneros talibanes cuando tomaron el control», escribió en Twitter, por ejemplo, Kelly Jane Torrance.

Pero no está claro qué ocurrió en esa liberación. De hecho, de acuerdo con un reportaje del Wall Street Journal, titulado «La guerra oculta entre los talibanes y el ISIS», los talibanes asesinaron «a Abu Omar Khorasani, un antiguo líder del Estado Islámico en Afganistán» y a 8 miembros más del grupo terrorista luego de que tomaran las principales prisiones de Kabul.

El artículo del Journal reseña como los dos grupos terroristas han entrado en conflicto, lo que deja manifiesto que ISIS y los talibanes son enemigos, pero puede provocar una mayor inestabilidad dentro de Afganistán.

Numerosos afganos muestran credenciales mientras intentan contactar con las fuerzas internacionales para intentar huir del país, este jueves en los exteriores del aeropuerto Hamid Karzai de Kabul. Al menos 15 personas murieron y otras 60 resultaron heridas en dos explosiones fuera del aeropuerto de Kabul, donde miles de ciudadanos afganos se encontraban aglomerados intentando salir del país en los vuelos de evacuación internacionales antes de la fecha límite del 31 de agosto. (EFE)

Los americanos deben confiar ahora sus vidas a grupos terroristas

Hay muchas hipótesis y teorías con relación a los talibanes e ISIS, pero más allá de sus conexiones o enfrentamientos, aquí existe un hecho irrefutable: la seguridad de Estados Unidos en Afganistán, léase ciudadanos americanos, tropas y aliados afganos, está a merced de dos grupos terroristas.

Tanto congresistas republicanos como demócratas han dicho que no se puede confiar en los talibanes. Sin embargo, la administración Biden decidió confiar y trabajar, incluso dándole una lista con nombres y direcciones de ciudadanos americanos, tarjetas verdes y aliados afganos que quieren salir del país. Todo eso pese a que los afganos que trabajaron para Estados Unidos quieren huir de Afganistán por temor a las represalias de los talibanes.

El representante Dan Crenshaw (R-TX), quien es veterano de guerra en Afganistán, calificó la decisión de la administración como «traición al límite». También dijo que se necesita «averiguar quién es responsable de dar a los talibanes una lista de blancos y deben ir a prisión».

La jugada es inusual y extraña, pero hay un problema: el margen de acción es corto para Estados Unidos. La situación es tan compleja que, ahora mismo, la seguridad de muchos ciudadanos y tropas americanas depende de que los talibanes pasen de ser enemigos a aliados, al menos por unos días.

Que no haya más atentados del ISIS, por ejemplo, depende de que los talibanes resguarden de forma correcta el aeropuerto. Algo en lo que fallaron el 26 de agosto. Que todos los americanos y aliados afganos sean evacuados antes del 31 de agosto depende, asimismo, de que los talibanes puedan trabajar de forma fluida con las autoridades americanas. Pues se necesita que los talibanes dejen pasar a los civiles en la entrada del aeropuerto.

Es decir, la administración Biden metió a Estados Unidos en una situación delicadísima y grave: confiar en terroristas. Hoy la seguridad nacional está en el medio de ISIS y los talibanes, dos grupos impredecibles, que ahora mismo son enemigos y están en guerra, pero tranquilamente pueden trabajar juntos. «Me dejarán libre [los talibanes] si son buenos musulmanes», dijo en una entrevista al Wall Street Journal el ya fallecido terrorista Abu Omar Khorasani, al final los talibanes le dieron de baja, pero esas no eran precisamente las expectativas.

Lo impredecible reina en esta trágica realidad y la pregunta es una: ¿puede Estados Unidos confiar en los terroristas que combatió durante dos décadas? Para muchos absolutamente no. Pero el Gobierno dejó al país sin muchas más opciones.

Emmanuel Alejandro Rondón is a journalist at El American specializing in the areas of American politics and media analysis // Emmanuel Alejandro Rondón es periodista de El American especializado en las áreas de política americana y análisis de medios de comunicación.

Contacto: [email protected]

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