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3 razones por las que la visita de Biden a la frontera es el peor tipo de política

Top 3 Reasons Why Biden’s Border Visit Is the Worst Kind of Politics, EFE

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Por Tom Homan & Mark Morgan*

Por primera vez en sus 50 años de carrera en Washington, el presidente Joe Biden visitó la frontera sur, no como un viaje aislado, sino como un complemento de su viaje a México.

No mereció la pena esperar.

Del mismo modo que la visita de la vicepresidente Kamala Harris en junio de 2021 fue poco más que mero turismo fronterizo, el viaje de Biden pretendía impulsar su agenda de fronteras abiertas a la vez que trataba de aparentar seriedad en materia de seguridad fronteriza.

Aquí van 3 razones por las que la visita de Biden representa la peor clase de política:

1. Distrae del fracaso de sus imprudentes y peligrosas políticas

Desde el primer día, Biden ha impulsado una agenda radical de fronteras abiertas. A través de más de 90 órdenes ejecutivas, ha eliminado casi todos los procesos, procedimientos y herramientas eficaces a disposición de la Patrulla Fronteriza, el ICE y otros para asegurar la frontera y aplicar la ley. Los resultados han sido desastrosos.

Durante su mandato, más de 5,5 millones de personas han entrado ilegalmente o han sido admitidas indebidamente en el país, entre ellas más de 1,2 millones de fugitivos conocidos, decenas de miembros de bandas, delincuentes violentos y terroristas en potencia.

La CBP ha registrado más de 100.000 entradas cada mes durante el mandato de Biden, y más de 200.000 durante 10 meses seguidos. Para contextualizar, el exsecretario del DHS de Obama, Jeh Johnson, dijo una vez que un solo mes de 30.000 detenciones se consideraba una crisis.

En consecuencia, hasta el 80 % de los agentes de la Patrulla Fronteriza han sido retirados de la línea para procesar estas cifras récord de extranjeros ilegales, dejando la frontera cada vez más expuesta a los cárteles, que introducen en Estados Unidos drogas, delincuentes y posibles amenazas para la seguridad nacional. Es tal la cantidad de fentanilo que está entrando en nuestras comunidades que ahora es la principal causa de muerte entre los americanos de 18 a 45 años.

Biden busca desesperadamente cambiar la conversación. Por eso pronunció un discurso poco entusiasta anunciando nuevas medidas sobre inmigración el pasado jueves en la Casa Blanca. Por supuesto, estas medidas no servirán para resolver los problemas que él mismo creó.  

2. Utiliza la aplicación de la ley como escudo frente a las críticas políticas

En su discurso del jueves, Biden atacó repetidamente a los republicanos por negarse a aprobar nuevos fondos para la Patrulla Fronteriza. Fue deshonesto y falaz. En primer lugar, la reciente ley ómnibus -una desastrosa ley de gastos aprobada en Navidad- prohibía a la Patrulla Fronteriza gastar dinero en nuevas mejoras de la seguridad física de la frontera.

Y lo que es más importante, mientras Joe Biden pretendía envolverse en el verde y el dorado, su petición de “más fondos” se refiere a una cosa: facilitar a la agencia el simple procesamiento y liberación de más extranjeros ilegales con mayor rapidez en el interior. Esa no es la misión de la Patrulla Fronteriza, ni para lo que se alistaron sus agentes.  

Si hablas con ellos, te dirán que los muros funcionan. Este presidente detuvo la construcción del sistema de muros fronterizos.

Te dirán que la política “Remain in Mexico”contribuyó a reducir la inmigración ilegal a su nivel más bajo en 40 años. Biden acabó con ella.

Les dirán que los acuerdos seguros con terceros países, con los tres miembros del Triángulo Norte, redujeron la explotación de lagunas jurídicas y reconstruyeron la integridad del sistema. Biden los anuló.

En todo momento, Biden dice que apoya a la Patrulla Fronteriza, y luego toma medidas que la socavan.

Biden dijo el jueves que planeaba reunirse con agentes de la Patrulla Fronteriza y “hacer público lo que ellos necesitan y no tienen”. Esto es descaradamente deshonesto. Los actuales y antiguos profesionales de la seguridad fronteriza le dijeron a Biden y a su equipo durante la transición exactamente lo que necesitaban para asegurar la frontera. Él sigue ignorándolos a todos.

No lo olvidemos nunca: Biden calumnió y amenazó a los agentes fronterizos a caballo desde el estrado de la Casa Blanca, convirtiendo en aún más grotesca su instrumentalización como peones políticos. ¿Se tomó unos minutos en El Paso para disculparse ante estos inocentes héroes americanos que simplemente hacían su trabajo? No.

3. Manipula a los americanos

Aunque el “liderazgo del helicóptero” pueda servir para una buena sesión de fotos que la prensa corporativa se tragará, lo cierto es que en este viaje Biden no se ensució las manos. Al igual que Harris, participó en una pantomima muy coreografiada, visitando instalaciones estériles lejos de la primera línea fronteriza y donde las imágenes están mucho más controladas.

La mayoría de la prensa corporativa se niega a cubrir la crisis fronteriza. Los americanos que confían en ellos para informarse no están recibiendo una explicación precisa de lo que está ocurriendo en la frontera.

Mientras tanto, Biden se plantó en plena visita y elogió la respuesta de su administración a la misma crisis que él creó. Siguió engañando activamente a millones de americanos sobre el estado de la crisis y sobre quién es responsable de ella. Esto no es liderazgo, es mentir.

La visita de Biden debía haberse producido hace tiempo. También era el mínimo indispensable de sus responsabilidades como máximo representante de las fuerzas de seguridad del país.

La frontera sur está sumida en una crisis catastrófica desde el primer día de la presidencia de Biden. Sus políticas de fronteras abiertas son la razón. Una sola visita no cambia eso.

Sin embargo, al igual que sus desastrosas políticas han demostrado ser sistemáticamente impopulares entre los agentes de la Patrulla Fronteriza, su ausencia ha enviado una señal de que simplemente no le importan las consecuencias de la crisis para la nación, especialmente para los hombres y mujeres encargados de mantener seguras nuestras fronteras.

Lamentablemente, su falta de liderazgo ha devastado la Patrulla Fronteriza y ha sumido nuestra frontera en el caos. La carta del gobernador de Texas, Greg Abbott, al presidente, en la que explica sus fallos y cómo solucionarlos, lo deja aún más claro.

Nada cambiará hasta que admita sus fracasos y cambie de rumbo.


*Tom Homan & Mark Morgan – Investigador visitante, Centro de Seguridad Fronteriza e Inmigración.

Este artículo forma parte de un acuerdo entre El American y The Heritage Foundation.

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