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¿Bolivia patrocina la subversión en Perú?

¿Bolivia patrocina la subversión en Perú?, EFE

La región Puno, al sur del Perú y colindante con Bolivia, es el epicentro de la etapa de perturbación política calculada y violenta surgida luego del frustrado autogolpe de Estado del 7 de diciembre de 2022 de Pedro Castillo y sus asociados ideológicos internos y externos.

En esta región altiplánica se han desatado factores explosivos y antisistémicos que no pueden desestimarse y que persiguen superpuestos fines políticos y económicos (esto en torno a la alta informalidad extractiva y al control de recursos como el oro, uranio, litio… y otras “tierras raras” de alta demanda externa). En este plano, la conexión subterránea de ciertas tensiones del sur peruano con el «híbrido» proceso boliviano y sus intereses geopolíticos estarían jugando un rol determinante.

La dinámica de poder de Bolivia (incluyendo a su etiquetado “narcoestado”) que inició una espiral extremista y autoritaria cuando el cocalero Evo Morales llegó a la Presidencia en 2006 y cuyo influjo prosigue con el presidente Luis Arce (pese a la aparente «distancia» entre ellos) y el partido oficialista MAS, cruzó poco a poco la porosa frontera con Perú envenenando el contexto sociopolítico regional; esta influencia que incita además la violencia organizada amenaza contaminar todo el sistema de conflictos nacional peruano.

Es decir, en algún momento los peruanos, y no solo los puneños, tendrán que tomar posición a favor o en contra de un relanzado “proceso revolucionario” (cuya naturaleza es desconocida por la población en realidad) con apariencias “democráticas”, pero que contiene incluso hasta un chip de alcance separatista y de evidentes intereses transnacionales. No por nada los países probolivarianos de la región están muy atentos con los desenlaces internos desde la expectoración de Pedro Castillo del Palacio de Gobierno en Lima.

En ese sentido —y a todos los plazos— será inevitable ver al factor boliviano como un elemento que infiltra, impacta, en la situación peruana y viceversa. No ha sido tampoco casual que Evo Morales haya sido un asiduo visitante y participante indirecto de la política en Perú antes y después del triunfo presidencial del dúo Pedro Castillo y su aliado cogobernante Vladimir Cerrón y de varios asociados aún a flote en el Poder Legislativo.

¿Cómo abordará el gobierno peruano actual, y el que venga después, la posibilidad de un gradual proyecto desestabilizador impulsado desde Bolivia vía subversivos o extremistas violentos organizados? ¿Cómo se contiene un juego geopolítico transnacional —y quizá antiperuano— cuando no se puede ni siquiera desmontar los peligros internos incipientes en desarrollo? ¿A qué juega Bolivia (en la misma órbita de Colombia con Petro, México con AMLO y otros) con respecto al Perú?

En un tema macropolítico cabe recordar que existen hoy en el mundo países designados como “patrocinadores del terrorismo”. Irán, por ejemplo, es el auspiciador del Hezbollah libanés (grupo terrorista con una red de amenazas y apoyo logístico montado en América Latina y el Caribe con epicentros en Venezuela y en la Triple Frontera entre Brasil, Argentina y Paraguay). El último 28 de febrero el Departamento de Estado de Estados Unidos (ahora con Biden como antes con Trump) renovó la inclusión de Cuba como un régimen auspiciador del terrorismo (el castrismo ha hospedado a cabecillas narcoguerrilleros colombianos, etc.). Esto ubica a Cuba junto a Corea del Norte, Siria, entre otros.

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Surgen las interrogantes: ¿qué ocurre con Bolivia que sospechosamente (y salvo el breve interregno del Gobierno de Jeanine Áñez) ha forjado durante años relaciones estratégicas de alta gama con exportadores de caos y violencia política como Caracas y La Habana… y relaciones de cooperación con fuerzas antioccidentales extremas como las iraníes instaladas en Sudamérica?

¿Puede seguir obviándose que hoy, por ejemplo, en territorio boliviano actúa una o varias células del reciclado grupo terrorista Sendero Luminoso que conecta a operadores cercanos a Pedro Castillo y con un rol nuclear en la violencia política planificada de signo terrorista que persiste en ciertos escenarios en Puno?

¿Qué medidas ha dispuesto el régimen peruano para neutralizar estas amenazas ya en plena ejecución progresiva desde suelo boliviano? ¿La presidenta Dina Boluarte en Lima preguntará al mandatario Luis Arce en La Paz si su Gobierno tiene conocimiento sobre estas tramas neosenderistas e insurreccionales de “largo aliento” coordinadas desde su país?

Political analyst and columnist focused on issues of risk and political conflict, radicalization and violent political extremism // Analista político y columnista enfocado en temas de riesgo y conflictos políticos, radicalización y extremismo político violento

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