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¿Es “A Bug’s Life” la película infantil más libertaria de la historia?

A Bug's Life” la película infantil más libertaria de la historia?

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Si no has visto “A Bug’s Life”, te aseguro que te has perdido una de las mejores películas de la historia. Sí, ese clásico animado producido por Pixar que vio la luz en el año 1998, y que probablemente no tiene el reconocimiento que se merecería, es probablemente una de las producciones más libertarias que se hayan visto.

Hoy en día es difícil encontrar una película que represente buenos ideales y deje al desnudo las prácticas del totalitarismo; en las últimas décadas las grandes productoras de cine han dejado de lado en buena proporción los relatos de héroes y modelos a seguir, para centrarse en las víctimas y su sufrimiento a mano de los opresores, sin ofrecer realmente algún mensaje positivo o esperanzador, más que el de potenciar la cultura del victimismo.

Sin embargo, en “A Bug’s Life” no ocurrió esto, si bien la película tiene también en Hopper —un saltamontes representado por Kevin Spacey— a uno de los más grandes villanos de los dibujos animados, también presenta en Flik a un innovador que nunca se rinde, que constantemente expulsa nuevas ideas, y que finalmente decide hacerle frente al totalitarismo de Hopper para liberar a su colonia de la explotación de los saltamontes.

Diversos medios han publicado artículos afirmando erróneamente que la película presenta una crítica abierta al “capitalismo”, pues según estos, se trata de una lucha de clases de obreros explotados. Pero esto tiene poca relación con la realidad, pues en sistemas capitalistas y de libre mercado, las personas colaboran mutuamente sin coerción y la propiedad privada se respeta, muy contrario a lo que se representa en la película, pues las hormigas están luchando para proteger su producción —privada— de las manos de unos saltamontes —militaristas— que a través de la fuerza intentan quitarles —expropiarles— el fruto de su trabajo.

Curiosamente, Flik, quien tan solo piensa en liberar a su comunidad de la opresión, es constantemente repudiado y rechazado por otras hormigas, debido a su falta de obediencia y respeto por la autoridad de los saltamontes; en ello, podemos encontrar grandes paralelismos con las sociedades actuales, cada vez más serviles ante el poder inclemente de los Estados con esteroides y sus refinados burócratas. Sin embargo, Flik está convencido de que podrá salvar a su colonia de la esclavitud y no descansará hasta lograrlo.

Hopper: la máxima representación del socialismo

Hopper, el villano de esta historia, es lo más parecido a los dictadorzuelos colectivistas que hemos conocido en los últimos 100 años. Stalin, Castro, Chávez, Mao, Pol Pot, Hitler, cualquier podría servir para identificarse con Hopper, pues en su concepción del mundo las hormigas son una escoria que deben trabajar para sostener a los saltamontes. Es básicamente la misma lógica que siguen los regímenes socialistas: el pueblo debe trabajar para alimentar a los burócratas. La supuesta “redistribución de las riquezas”, es nada más que una excusa para apropiarse de la producción del “pueblo”, y que los burócratas puedan disponer de ella, dejando tan solo migajas para sus productores.

En uno de sus apasionados diálogos, Hopper se dirige a la princesa de la colonia: “Es un mundo de bichos ahí fuera, princesa. Uno de esos círculos de la vida. Ahora déjame decirte cómo se supone que funcionan las cosas: el sol hace crecer la comida, las hormigas recogen la comida, los saltamontes se la comen (…)”.

La princesa de las hormigas se siente completamente intimidada ante las amenazas de Hopper, quien ejerce su control sobre los pequeños insectos a través del miedo a la violencia y pide obediencia absoluta, al más puro estilo castrista.

En otra parte de la película, los saltamontes más cercanos al líder le refutan que tengan que ir a ejercer más presión sobre las hormigas para que les consigan su comida, entonces Hopper les responde con algo de rabia: “¡Si dejas que una hormiga se enfrente a nosotros, entonces todas podrían levantarse! Esas pequeñas hormigas nos superan en número cien a uno y si alguna vez se dan cuenta de eso, ¡se acabó nuestra forma de vida! No se trata de comida, se trata de mantener a esas hormigas a raya”.

Claramente Hopper entiende que es necesario mantener el miedo colectivo sobre las hormigas, pues sí ellas llegaran a pensar que pueden ser libres, sus vidas de privilegios y holgazanería se acabarían de inmediato, y tendrían que trabajar ellos mismos para conseguir sus alimentos.

La esperanza de Flik y el anhelo de libertad

Flik, al igual que el resto de la colonia, es tan solo una pequeña hormiga que no tiene la suficiente fuerza para enfrentarse a Hopper y los saltamontes, sin embargo, tiene grandes ideas y también mucho coraje.

Después de viajar largos trayectos tratando de encontrar ayuda para su colonia y reclutar a una banda de insectos de circo, Flik vuelve a la colonia para ejecutar un plan que termine con los planes de Hopper de mantenerlos esclavizados hasta el último de los días. Lamentablemente, el plan de Flik fracasa, sin embargo, su coraje se mantuvo intacto, y aquello logró inspirar al resto de hormigas.

En la última parte de la película, cuando se aproxima un enfrentamiento, Hopper le grita a Flik: “¡Pedazo de suciedad! No, estoy equivocado. Eres más bajo que la suciedad. ¡Eres una hormiga! ¡Que esto sirva de lección a todas las hormigas! ¡Las ideas son muy peligrosas! Son todos unos perdedores descerebrados, que han sido puestos en la Tierra para servirnos”.

Entonces Flik le responde: “Te equivocas, Hopper. Las hormigas no están hechas para servir a los saltamontes. He visto a estas hormigas hacer grandes cosas. Y año tras año, de alguna manera se las arreglan para recoger comida para ellas y para ti. Entonces, ¿quién es la especie más débil? Las hormigas no sirven a los saltamontes. Son ustedes los que nos necesitan. Somos mucho más fuertes de lo que dices que somos. Y lo sabes, ¿no?”

Tras las palabras de Flik los saltamontes empiezan a inquietarse, las hormigas comienzan a avanzar contra sus esclavistas, Hopper se mantiene firme, pero su ejército empieza a dispersarse. El líder de los saltamontes da la orden para contraatacar, pero las hormigas ya se han dado cuenta de que son más y que no necesitan de los saltamontes, finalmente las hormigas arrollan a sus captores y la princesa le dice al villano: “Ves, Hopper, la naturaleza tiene un cierto orden. Las hormigas recogen la comida, las hormigas se quedan con la comida, ¡y los saltamontes se van!”

Al final, todo lo que necesitaban las hormigas era un poco de coraje para liberarse de sus captores, y Flik les dio la inspiración para derrotar al ejército de saltamontes.

El mensaje que nos deja “A Bug’s Life” es bastante esperanzador, y todos deberíamos seguir el ejemplo de Flik y su colonia; no existe razón ética o moral por la que alguien deba trabajar incansablemente para mantener a un grupo de burócratas. La riqueza creada le debería corresponder a sus creadores, no a quienes dictan las leyes de sociedades injustas e intimidan a los ciudadanos con el uso de la fuerza.

Emmanuel Rincón is a lawyer, writer, novelist and essayist. He has won several international literary awards. He is Editor-at-large at El American // Emmanuel Rincón es abogado, escritor, novelista y ensayista. Ganador de diversos premios literarios internacionales. Es editor-at-large en El American

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