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Un enfoque global es necesario para derrotar a los carteles de droga mexicanos

‘All of the Above’ Approach Needed to Defeat Mexican Drug Cartels, EFE

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Por Chad Wolf & Rob Law*

No es una hipérbole decir que los cárteles de droga de México son el enemigo público número 1 para todos los americanos. O al menos deberían serlo.

Los cárteles son el denominador común que alimenta las crisis humanitaria, de seguridad y de fentanilo a lo largo de la frontera sur. En los últimos años, los cárteles se han visto considerablemente envalentonados y facilitados tanto por las desastrosas políticas fronterizas de la administración Biden como por la acogedora relación del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador con ellos. Como resultado, los cárteles están matando literalmente a cientos de mexicanos y americanos a diario. Es hora de dejar de admirar el problema y atacarlo de frente.

Los cárteles mexicanos son una amenaza para la seguridad nacional, y debería aplicarse un enfoque de “todo lo anterior” para atacar esta amenaza de forma agresiva. He aquí varias soluciones de sentido común que ponen a los americanos en primer lugar.

En primer lugar, el gobierno americano debe adoptar una estrategia que refleje la realidad de la amenaza que los cárteles representan para la seguridad nacional. La postura actual de Estados Unidos para combatir a los cárteles se basa únicamente en la aplicación de la ley. Esto es inadecuado. Durante demasiado tiempo, hemos tratado de involucrar a los funcionarios mexicanos encargados de hacer cumplir la ley a través del FBI, la Administración para el Control de Drogas, la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego y Explosivos, y otros socios encargados de hacer cumplir la ley, pero solo hemos tenido un éxito limitado al hacerlo.

Al mismo tiempo, hemos restado prioridad a nuestra capacidad para reunir información de inteligencia dentro de México, y los líderes militares americanos se han mostrado reacios a enfrentarse a esta clara amenaza. Necesitamos una mentalidad y una estrategia diferentes si queremos tener éxito.

En segundo lugar, la administración Biden debe ser dura con sus homólogos mexicanos. Históricamente, Estados Unidos y México han tenido una relación especial debido a los 3.000 kilómetros de frontera compartida que facilitan el comercio, el turismo y otros intereses mutuamente beneficiosos. El presidente Andrés Manuel López Obrador, alias AMLO, ha violado el espíritu de esta relación transaccional a través de su política de “abrazos, no balas” que ayudó a empoderar a los cárteles a nuevas alturas, tanto en términos de finanzas como en las armas que han acumulado. Un creciente coro de críticos cree que el presidente mexicano es más aliado que adversario de los cárteles.

Para poner en marcha este nuevo y duro enfoque, el Gobierno Biden debería implementar una campaña diplomática y de relaciones públicas coordinada que plantee exigencias concretas. La Casa Blanca debería exigir a AMLO que ejerza la soberanía del Estado mexicano sobre todo México y empiece a proteger a sus propios ciudadanos de la violencia de los cárteles.

Por desgracia, López Obrador ha cedido entre el 35 % y el 45 % del territorio mexicano a la soberanía de los cárteles. En lugar de centrarse en Estados Unidos, como hizo recientemente al comentar sobre interferir en las elecciones americanas, afirmar que el fentanilo no se produce en México y declarar que México es más seguro que USA, AMLO debería hacer más para proteger a sus propios ciudadanos. El Gobierno Biden debería presionarlo para que haga, lo que, a su vez, protegerá a los americanos.

Nuestro Gobierno debe demostrar a López Obrador que todas las opciones están sobre la mesa y que Estados Unidos está dispuesto a tomar medidas rápidas contra los cárteles. Una opción que merece una seria consideración es designar a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras. A pesar de la afirmación contraria del secretario de Prensa de la Casa Blanca, una designación como FTO permitiría a más autoridades desarticular los cárteles mediante el uso de sentencias penales reforzadas y la capacidad de atacar la amplia red de financiación de los cárteles.

Otra opción sobre la mesa debería ser autorizar el uso de la fuerza militar contra los cárteles. Los expertos se burlaron cuando el presidente Donald Trump consideró estas opciones. Aun así, su voluntad de explorar opciones sin explotar desde que el gobierno americano acabó con Pablo Escobar en Colombia fue señal de un líder fuerte.

Si estas acciones por sí solas no persuaden al Sr. López Obrador de adoptar una línea más agresiva contra los cárteles, la administración Biden debería considerar seriamente las opciones relativas a los programas de viajeros de confianza. La administración podría suspender los sistemas de Inspección Rápida de la Red Electrónica Segura para Viajeros y de Comercio Libre y Seguro del Departamento de Seguridad Nacional, que facilitan la entrada y salida agilizada en nuestros puertos de entrada.

Estas acciones y las otras que se han comentado anteriormente sirven de palanca para que el Gobierno Biden obligue a López Obrador a tomar en serio el problema de los cárteles y a tomar medidas decisivas.

Nuestra experiencia nos dice que el Gobierno mexicano es de naturaleza transaccional y responde a este tipo de presión. La amenaza de aranceles del Sr. Trump llevó al Sr. López Obrador a desplegar la Guardia Nacional mexicana en sus fronteras y a aplicar la política de “Permanecer en México”. Esta política es la política de seguridad fronteriza más eficaz de nuestras vidas y ha interrumpido en gran medida el tráfico de personas y drogas de los cárteles.

Más recientemente, el estado de Texas adoptó medidas similares cuando el gobernador Greg Abbott ordenó la inspección manual de todos los tractocamiones que cruzaban la frontera, lo que ralentizó notablemente la tramitación en los puertos de entrada. El comercio legítimo procedente de México se retrasó porque Texas ya no podía correr el riesgo de que estos remolques contuvieran migrantes de contrabando o drogas ilícitas, lo que presionó al Gobierno mexicano para que abordara la situación.

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En tercer lugar, las empresas de redes sociales y tecnología financiera cuyas plataformas utilizan los cárteles para llevar a cabo su tráfico de migrantes y fentanilo pueden desempeñar un papel importante en este esfuerzo. Estas empresas deben dar un paso al frente y desarrollar protocolos más sólidos para determinar cómo los cárteles se aprovechan de sus plataformas y qué pueden hacer para evitar nuevas actividades delictivas. Las salvaguardias actuales no van lo suficientemente lejos para impedir que estas plataformas se utilicen con fines nefastos. En el pasado, estas empresas actuaron con rapidez para retirar propaganda terrorista de sus plataformas y congelar cuentas vinculadas a terroristas. Si estas empresas no introducen mejoras voluntariamente, el Congreso debería estar dispuesto a hacer uso de su autoridad para obligarlas a actuar.

La seguridad fronteriza es seguridad nacional, y ha llegado el momento de tomarnos en serio la creciente amenaza que suponen los cárteles mexicanos. El viejo manual no puede hacer el trabajo, y un enfoque integral es una nueva estrategia eficaz para derrotar a los cárteles, mantener el fentanilo fuera de nuestras comunidades y asegurar la frontera.


*Chad Wolf es exsecretario en funciones del Departamento de Seguridad Nacional y director ejecutivo y presidente del Centro de Seguridad Nacional e Inmigración del America First Policy Institute.

Robert Law es director del Centro de Seguridad Nacional e Inmigración del America First Policy Institute y exjefe de política de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos durante la administración Trump.

Este artículo forma parte de un acuerdo entre El American y America First Policy Institute.

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