Portland se convirtió en una ciudad caótica donde un grupo de manifestantes de Antifa decidió invadir una zona alrededor de la «Casa Roja», en una especie de resistencia armada contra la policía. Los ocupantes tienen armas, guardias y hasta una cocina lista.
El grupo de manifestantes se estableció en un radio de dos cuadras y tras enfrentamientos con la policía decidió montar campamentos y barricadas en lo que han calificado como una “zona autónoma”.
Todo surgió luego de que las autoridades buscaran desalojar a una familia negra de una casa que se perdió por ejecución hipotecaria después de una batalla de dos años. Según los informes, los policías descubrieron armas de fuego dentro de la Casa Roja, donde los activistas intentaron proteger a la familia Kinney, que recibió múltiples avisos de desalojo.
Jason Rantz, presentador de un programa de radio de Seattle, informó a Fox News que el pasado martes «los policías intentaron sacar a los ocupantes de la casa, y aunque lo lograron, los oficiales fueron atacados por personas que instalaron un campamento allí».
«Ahora mismo están atrincherados. Tienen un arsenal de armas. Tienen guardias armados. Tienen una cocina lista», dijo Rantz, quien agregó que los invasores «estarán allí a largo plazo mientras el departamento de policía de Portland está tratando de averiguar qué es exactamente lo que va a hacer».
Los hechos en Portland son un ejemplo de lo que puede suceder en Estados Unidos si continúa la reducción de presupuestos de la Policía y si se permite el avance de organizaciones de izquierda.
El martes, el alcalde de Portland, Ted Wheeler, dijo que había autorizado a la Policía de la ciudad a utilizar «todos los medios legales para poner fin a la ocupación ilegal»; pero los manifestantes aún se mantienen allí.
El pasado 9 de diciembre circularon imágenes impactantes de un enfrentamiento entre miembros del movimiento Black Lives Matter y activistas de izquierda contra las autoridades. Los ocupantes les arrojaron piedras a los agentes, les rociaron con extintores de incendios y dañaron sus vehículos.
La Policía dijo que desde el 1 de septiembre hasta el 30 de noviembre de 2020 se realizaron al menos 81 llamadas sobre la Casa Roja. Señaló que estas quejas iban desde «peleas, disturbios, disparos, robos, hurtos, vandalismo, violaciones por ruido, allanamiento de morada y amenazas (incluso por parte de individuos armados)», entre otras molestias por el bloqueo de calles.
Los ocupantes además han decidido amenazar a los transeúntes: «El espacio en la Casa Roja es un bloqueo de desalojo activo. Si ingresa a ese espacio no para defender a la familia Kinney, sino para transmitir en vivo o filmar los riesgos que otros están tomando para su beneficio personal, entonces es un invitado. Si no eres respetuoso, no serás bienvenido», tuiteó el jueves por la mañana el Frente de Liberación Juvenil del PNW.
La situación en Portland recuerda a lo sucedido en Seattle, donde los manifestantes establecieron una zona llamada CHAZ (Zona Autónoma de Capital Hill) que finalmente fue desmantelada.
Por su parte, los líderes demócratas tanto en Portland como en Seattle han recibido graves críticas por permitir que los manifestantes logren invadir zonas de la ciudad.
Qué hay detrás de la invasión de la “Casa Roja”
De acuerdo con el portal de noticias The Sun, en 2002 los Kinney obtuvieron una nueva hipoteca para pagar a los abogados defensores de su hijo, William III, que fue encarcelado. La casa entró en ejecución hipotecaria se vendió a un desarrollador en 2018.
El alcalde Ted Wheeler autorizó a la Policía de Portland «a utilizar todos los medios legales para poner fin a la ocupación ilegal» y tras dicha orden se realizaron al menos 10 arrestos.
Alrededor de cien milicias utilizaron propiedad robada para construir barricadas con herramientas eléctricas y erigieron carteles de «No jurisdicción», haciendo eco de los lemas utilizados por la CHAZ en Seattle a principios de este año.
Los ocupantes de la Casa Roja aseguran que el inmueble ha pertenecido a la familia Kinney durante 65 años y han argumentado en la corte que la moratoria de desalojo de COVID-19 que vence el 31 de diciembre debería aplicarse a su caso.
Sin embargo, hace tres meses la jueza del condado de Multnomah, Judith H. Matazarro, dijo que la regla vigente hasta el Año Nuevo no se aplica porque los Kinney empezaron a resistirse antes de que la pandemia golpeara a Estados Unidos.
¿Tierra de nadie?
La Policía aún averigua cómo despejar a los invasores que obstaculizaron las calles con barreras improvisadas y pilas de armas caseras. Expertos de seguridad y vigilancia aseguran que es una pesadilla logística y de seguridad.
Los activistas han apilado tablas de madera, láminas de metal corrugado, tiras de madera con clavos, llantas, vallas y han acumulado un arsenal que va desde botellas de vidrio hasta rocas en el vecindario residencial.
De acuerdo con Oregonlive los funcionarios de la ciudad han estado en conversaciones con la familia Kinney, que solía ser propietaria de la ahora llamada Casa Roja, así como con el nuevo dueño, quien se ofreció a vender el inmueble.
«Tratar de llegar a un acuerdo negociado es de suma importancia», dijo Frank Straub, exjefe de la Policía de Spokane y ahora director del Centro de Estudios de Respuesta a la Violencia Masiva de la Fundación de la Policía Nacional. «Pero también tienen que reconocer que la situación con el tiempo se vuelve peligrosa desde un aspecto de salud pública y seguridad pública».
Sabrina Martín Rondon is a Venezuelan journalist. Her source is politics and economics. She is a specialist in corporate communications and is committed to the task of dismantling the supposed benefits of socialism // Sabrina Martín Rondon es periodista venezolana. Su fuente es la política y economía. Es especialista en comunicaciones corporativas y se ha comprometido con la tarea de desmontar las supuestas bondades del socialismo