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Retraso del censo causa caos en redistribución de distritos

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El año pasado, Estados Unidos inició un proceso que va a ser crucial para definir el destino político de la nación durante la próxima década. No, no fueron las elecciones presidenciales ni la pandemia del COVID-19, fue el Censo de 2020. Lo sé, un censo no es lo primero que nos viene a la mente cuando pensamos en lo que podría cambiar el panorama político del país, pero el aburrido censo juega un papel aún más importante en los Estados Unidos que las emocionantes contiendas de las elecciones presidenciales. ¿Por qué? Bueno, hay una respuesta sencilla: la redistribución de distritos.

Estados Unidos está dividido en 435 distritos del Congreso, y cada estado tiene un número de escaños proporcional a su población total. Según el Artículo I, Sección , Cláusula 3 de la Constitución de Estados Unidos, este número se determinará mediante un censo cada diez años, a partir de esos datos los estados también redibujan sus distritos del Congreso para reflejar los cambios demográficos ocurridos desde el último censo.

Dado que Estados Unidos vive bajo un sistema de Gobierno federal, cada estado decide el proceso a utilizar para redibujar los mapas dentro de su estado. Sin embargo, para poder hacerlo, los estados necesitan disponer a tiempo de los datos concretos que provienen del censo para llevar a cabo el laborioso y normalmente polémico proceso de redibujar los mapas del Congreso de cada estado.

Este año promete ser un verdadero quebradero de cabeza para los organismos estatales encargados de crear el nuevo mapa político, ya que la Oficina del Censo de Estados Unidos ha dicho que, debido a los problemas que plantea la pandemia del COVID-19, tendría que posponer la entrega de las estadísticas necesarias para la redistribución de los distritos hasta el 30 de septiembre, seis meses después de la fecha habitual del 31 de marzo.

Este retraso va a suponer un reto muy duro para el proceso de redistribución de distritos de este año. En primer lugar, el proceso lleva mucho tiempo y comenzaría con un retraso de seis meses, ya que el director del personal de la Comisión de Redistribución Independiente de Colorado dijo que “no se puede dibujar un mapa hasta que se tenga”, y el corto plazo también abriría la posibilidad de una incertidumbre general sobre la organización de las primarias de 2022 y las elecciones generales de mitad de período.

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El censo de 2020 servirá para redibujar el mapa político del país, eso si alguna vez tenemos los datos (EFE)

En segundo lugar, hay algunas dudas serias sobre las cuestiones legales relacionadas con el retraso. Como informa Politico, hay muchos estados en los que el proceso de redistribución de distritos tiene un plazo establecido por las constituciones de sus estados, un plazo que muy probablemente sería imposible de cumplir tras el retraso de la Oficina del Censo. Además, el aspecto apresurado del proceso podría incentivar la presentación de varias demandas en el futuro, como dijo a los periodistas un abogado del National Republican Redistricting Trust en una febrero.

Algunos estados, como California, ordenaron retrasar el plazo constitucional para trazar los nuevos mapas, ampliando la nueva fecha límite hasta el 21 de noviembre e introduciendo disposiciones en caso de que se produjera un nuevo retraso de los datos del Gobierno federal. Ohio ha sido el primer estado que ha demandado a la Oficina del Censo por el retraso, y en Florida, el poder legislativo aún tiene que nombrar a los legisladores de los comités encargados del proceso de redistribución.

También está el reto político inherente a este proceso. Tanto los demócratas como los republicanos ven este proceso como el campo de batalla político que es, con los demócratas creando el Comité Nacional de Redistribución de Distritos y el GOP dirigiendo sus esfuerzos con el Fideicomiso Nacional de Redistribución de Distritos. Ambos partidos lucharían por conseguir los mapas más ventajosos posibles para los próximos diez años.

El presidente del comité de los demócratas, el exfiscal general Eric Holder, ya ha emitido un comunicado en el que advierte que los estados no deben utilizar este retraso como “una excusa para celebrar las elecciones de 2022 con mapas antiguos porque creen que es políticamente ventajoso”.

Incluso si parece que hay un conjunto menor de escaños que pueden ser manipulados en comparación con los procesos anteriores, al menos según el análisis del Cook Political Report, la redistribución de distritos siempre será un asunto muy politizado, ya que el premio es demasiado grande. Es fácil imaginar cómo un retraso en la entrega de los datos del censo, sumado a los litigios que conllevan los plazos establecidos por la constitución de cada estado, puede brindar oportunidades a cada partido para extraer cualquier posible ventaja política en la confusión subsiguiente.

Con la tormenta perfecta que se vislumbra en el horizonte del proceso de redistribución de distritos, parece que los Estados Unidos no sólo estarían en desacuerdo en cómo contar los votos, sino también en cómo dibujar el mapa.

Daniel is a Political Science and Economics student from the University of South Florida. He worked as a congressional intern to Rep. Gus Bilirakis (FL-12) from January to May 2020. He also is the head of international analysis at Politiks // Daniel es un estudiante de Cs Políticas y Economía en la Universidad del Sur de la Florida. Trabajo como pasante legislativo para el Representate Gus Bilirakis (FL-12) desde enero hasta mayo del 2020. Daniel también es el jefe de análisis internacional de Politiks.

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