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Chile: ¿el retorno de la racionalidad?

Chile: ¿el retorno de la racionalidad?, EFE

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Para muchos medios e influencers de las redes sociales, los resultados del referendo en Chile son el inicio de la derrota del llamado socialismo del siglo XXI y de su plataforma de lanzamiento el Foro de Sao Paulo. Estas opiniones carecen de sustento y tienden confundir la coyuntura con las estructuras políticas de América Latina.

Chile, para empezar, es un país distinto al conjunto latinoamericano en tres aspectos fundamentales. Tiene la mayor proporción de clase media activa, pensante y demandante. Segundo, sus niveles educativos son superiores a los del resto de América Latina. Tercero, su cultura política es centrista y lo ha sido siempre desde la época de la independencia hasta nuestros días.

Estas tres características crean una suerte de súper estructura que cada vez que el péndulo de la política se va a un extremo, la súper estructura inicia el proceso de corrección. Ocurrió con Allende. Ocurrió con Pinochet y ahora ocurre con Boric. El proyecto de constitución presentado a los chilenos lejos de potenciar los logros de la sociedad amenazaba con destruirlos. Y eso no encaja con el marco institucional y la cultura de los chilenos.

Boric, por su parte, asumió el reto de la derrota con ánimo de estadista y volverá a intentar un cambio constitucional que seguramente reflejará el sentimiento popular que se resume en cambio con estabilidad. Y, al igual que en otras ocasiones de la vida chilena, los movimientos radicales posiblemente abandonen el barco y comiencen a sembrar disenso. Y allí veremos cuánta madera de estadista tiene el presidente Boric para saber resistir sus extremos y nutrir el proceso de cambio que desea el centro. En síntesis, Boric va a confrontar su alternativa hablando en términos taurinos.

El proceso sin embargo y sus resultados señalan una vía distinta para los latinoamericanos. La vía de la construcción del centro para darle cuerpo a la democracia. Y allí verán muchos, incluidos Brasil y Argentina, que las inversiones en educación y en entrenamiento son la manera más certera de darle estabilidad a un régimen democrático. Lección que quedo clara en los resultados de la votación en Chile. El apoyo al texto constitucional fue mayoritariamente concedido por personas de los estratos educativos más bajos para quienes la política son emociones. Y por ello votan sin analizar consecuencias.

El atributo de pesar consecuencias se llama racionalidad y se adquiere con la educación. Pero aun aquellos que no votan racionalmente verán sus vidas beneficiarse de la estabilidad democrática chilena. Y el episodio quizás sirva para que el continente entero entienda que solo las inversiones en educación y salud y la creación de empleos remuneradores van a fortalecer la democracia y a traer estabilidad. Porque estas inversiones son los semilleros de la racionalidad.


Este artículo forma parte de un acuerdo entre El American y el Interamerican Institute for Democracy.

Beatrice Rangel es directora del Interamerican Institute for Democracy, Managing Director de AMLA Consulting, responsable de negociar e implementar estrategias y adquisiciones de inversión corporativas en América Latina y el Caribe. Exmiembro ejecutivo de Wharton School de la Universidad de Pennsylvania // Beatrice Rangel is Director of the Interamerican Institute for Democracy, Managing Director of AMLA Consulting, responsible for negotiating and implementing corporate investment strategies and acquisitions in Latin America and the Caribbean. Former Executive Fellow of the Wharton School of the University of Pennsylvania.

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