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El ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, se reunió con el cofundador de la secta talibán Mullah Abdul Ghani Baradar en la ciudad de Tiajin en China. El movimiento ocurre semanas después de la retirada final de las tropas americanas de Afganistán, lo que indica el reconocimiento político de China a los talibanes.
La foto en la que Wang Yi posa con Ghani, se ve una postura cordial y de cercanía; la reunión ocurre en un momento en que el movimiento talibán busca legitimación internacional, pues las facciones talibanes dominan o hacen presencia en aproximadamente 2/3 del país.
En la reunión, Wang Yi afirmó que Beijing respetaba la independencia de Afganistán y su integridad territorial, y reiteró que China se adhiere a una política de no interferir en los asuntos interiores de un país. El ministro chino también añadió que la retirada de las fuerzas de la OTAN son “la falla de las políticas y ofrecimientos de América al pueblo afgano y una oportunidad para estabilizar y desarrollar su propio país”.
Wang Yi fue tan lejos que afirmó que “los talibanes son una fuerza política y militar fundamental en Afganistán y se espera que jueguen un rol importante en el proceso de paz, reconciliación y reconstrucción”.
Los talibanes ganan influencia, mientras que el Gobierno pierde legitimidad en Afganistán
Ninguna agenda fue anunciada después de las reuniones, no obstante, China tiene intereses en que los talibanes continúen con las negociaciones con el Gobierno de Ashraf Ghani, quien cada vez goza de menos poder en el país que se supone gobierna.
La pérdida de autoridad de Ghani se ha hecho más que evidente tanto en Afganistán como en el exterior, en el país han surgido movimientos paramilitares para combatir a los talibanes que desoyen a Ghani, pero influyen cada vez más en las fuerzas armadas; mientras que en el exterior, el secretario de Estado Anthony Blinken, le envío una minuta al presidente afgano donde le informaba sutilmente que su influencia y control del país era mínima.
La inoperancia de la democracia en Afganistán es evidente, para las últimas elecciones, menos del 18.3 % de la población se presentó a las urnas. Los gobernadores de varias provincias tienen tratos con los talibanes, mientras que el ejército pierde cada vez más terreno ante la ofensiva de los radicales islámicos.
La lucha visible contra los talibanes ha comenzado a ser encarnada en la figura del general muyahidín Atta Mohammad, quien ha convertido la ciudad de Mazar-i-Shariff en un foco de resistencia a los talibanes.
China avanza sobre Afganistán como parte de su estrategia de seguridad interna
Aunque Beijing no ha manifestado el apoyo a ninguna de las facciones combatientes, la reunión de Tianjin indica que el régimen chino se decantará por favorecer los intereses de los talibanes en Afganistán.
En una entrevista de El American con el antiguo contratista de la CIA , Ron Aledo confirmó que China capitalizaría sobre el vacío de poder que deja Estados Unidos en Afganistán y comenzaría a ser la potencia hegemónica sobre el país musulmán.
China tiene un interés en mantener cierto control e influencia sobre Afganistán, pues teme que la yihad afgana comience a esparcirse por sus regiones de predominancia musulmana, como la otrora volátil región de Xianjiang, en la cual el régimen de Xi Jinping reprime a la etnia uigur con una mano de hierro.
Economist, writer and liberal. With a focus on finance, the war on drugs, history, and geopolitics // Economista, escritor y liberal. Con enfoque en finanzas, guerra contra las drogas, historia y geopolítica