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Los confinamientos no frenaron el COVID, pero sí evidenciaron la hipocresía de los políticos

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Tras más de dos años de haber iniciado la pandemia del COVID-19 quedaron evidencias de cómo los confinamientos masivos no sirvieron para reducir las muertes por la enfermedad, pese a que con ese argumento los gobiernos paralizaron al mundo.

Ahora, luego de que millones de emprendedores, empresas pequeñas y medianas, empleados y trabajadores independientes se quedaran sin ingresos, algunos gobernantes revierten las medidas y admiten —con sus acciones— que las cuarentenas obligatorias no fueron del todo eficientes para impedir los contagios y las muertes por el virus.

Tal es el caso de Perú, que públicamente expresó que los toques de queda no cumplieron con su objetivo: “Ya no habrá más toque de queda en nuestro país, esto queda anulado. La medida tiene consideraciones sanitarias, se ha hecho una evaluación desde hace varios días sobre el impacto del toque de queda y consideramos suspenderlo”, dijo el ministro de Salud, Hernando Cevallos, el pasado 26 de enero.

Por su parte, el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, anunció el “fin de la pandemia” con la eliminación de medidas como las máscaras obligatorias, el teletrabajo y los pases de vacunación. “Debemos aprender a convivir con el COVID de la misma forma que lo hacemos con la gripe”, dijo el ministro británico de Sanidad, Sajid Javid, poco después de los anuncios de Johnson.

Un estudio publicado recientemente por la Universidad Johns Hopkins cuestionó el efecto del confinamiento para reducir la mortalidad. El estudio concluye que “el análisis no logra confirmar que los cierres hayan tenido un efecto grande y significativo en las tasas de mortalidad”. Los confinamientos duros (en domicilio) redujeron la mortalidad solo un 2,9 %, según este análisis.

Los investigadores concluyen que los cierres no han sido efectivos para reducir la mortalidad, “al menos durante la primera ola”.

Los investigadores argumentan que si bien los cierres tienen éxito inicial reduciendo la expansión del COVID, luego provocan un efecto contrario porque al caer el riesgo percibido la gente cambia su comportamiento. Apuntan a otras consecuencias como que el aislamiento ha limitado el acceso de gente a lugares seguros como playas o parques, empujándoles a acudir a lugares menos ventilados.

Asimismo, un informe del American Institute for Economic Research (AIER), publicado en diciembre de 2020, reseña que “los bloqueos no controlan el coronavirus”. En el documento el organismo evidenció que diversos estudios señalan que “no existe una relación entre los bloqueos y el control del virus”.

“El virus va a hacer lo que hacen los virus, como siempre en la historia de las enfermedades infecciosas. Tenemos un control extremadamente limitado sobre ellos, y lo que tenemos está ligado al tiempo y al lugar. El miedo, el pánico y la coacción no son estrategias ideales para controlar los virus. La inteligencia y la terapéutica médica funcionan mucho mejor».

Cita del informe de AIER.

En octubre de 2020 más de 17,000 expertos de la salud de todo el mundo alertaron sobre los efectos negativos de los confinamientos. Los epidemiólogos Martin Kulldorff, de la Universidad de Harvard; Sunetra Gupta, de Oxford, y Jay Bhattacharya, de Stanford, crearon un manifiesto contra el confinamiento de la población como medida para evitar la propagación del COVID-19. 

La hipocresía de quienes impusieron los confinamientos

A medida que el mundo se paralizaba con la supuesta intención de controlar la propagación del coronavirus, autoridades y personalidades que se manifestaron a favor de los confinamientos violaron las normas que ellos mismos alentaban.

Tal es el caso del gobernador de California, Gavin Newsom, quien asistió a una fiesta en 2020 con ejecutivos de la Asociación Médica de California, a pesar de decirle al público que evite tales reuniones durante la pandemia. En fotografías publicadas por Fox se mostraba a al menos 10 personas sentadas juntas en una mesa elegante y ninguna con mascarillas.

Una situación similar se repitió este fin de semana con Newsom luego de que se fotografiara sin tapabocas en el juego del Campeonato de la NFC en el estadio SoFi de Inglewood.

El gobernador fue fuertemente criticado debido a que el mandato de California requiere que los residentes usen mascarilla en todos los espacios públicos interiores y exteriores con 5,000 o más personas, independientemente del estado de vacunación. A principios de este mes, las autoridades estatales prorrogaron el mandato de uso de mascarillas hasta el 15 de febrero debido al aumento de los casos de COVID-19.

Otra autoridad que violó sus propias normas es el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, quien durante el confinamiento patrocinó fiestas en su propio domicilio. Un reciente informe señala que, de 16 eventos organizados por miembros de su Gobierno, el primer ministro estuvo presente en al menos dos. A raíz del escándalo, Johnson anunció el fin de la pandemia en Reino Unido y la eliminación de las normas sanitarias que él mismo violó.

En Argentina, el presidente Alberto Fernández también violó la cuarentena que impuso a su país. La familia presidencial celebró el cumpleaños de Fabiola Yáñez, la esposa del presidente, en una reunión a la que asistió más de una decena de personas.

Definitivamente me doy cuenta de que no debió haberse hecho”, admitió Fernández. “Lamento que haya ocurrido (…) No va a volver a ocurrir”, sentenció.

Sabrina Martín Rondon is a Venezuelan journalist. Her source is politics and economics. She is a specialist in corporate communications and is committed to the task of dismantling the supposed benefits of socialism // Sabrina Martín Rondon es periodista venezolana. Su fuente es la política y economía. Es especialista en comunicaciones corporativas y se ha comprometido con la tarea de desmontar las supuestas bondades del socialismo

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