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La necesidad de una constitución emocional fuerte para abrazar la libertad

La necesidad de una constitución emocional fuerte para abrazar la libertad - Elon Musk

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No te aburras de todos estos debates sobre Elon Musk: esto no es más que el principio.

La adquisición de Twitter por parte de Musk, por sus implicaciones, probablemente sea el movimiento empresarial de la década, así que no es de extrañar que la compra del multimillonario haya generado tanta chispa.

El fundador y CEO Tesla tiene una buena cuota —juego de palabras quizá intencionado— de detractores, como es de esperar cuando alguien es tan exitoso. Entre ellos están quienes utilizan la más reciente adquisición de Musk como un medio para expresar su rencor infundado por la riqueza. Este grupo no solo cae en la falacia de la suma cero, sino que parece ignorar que la plataforma del pájaro azul ya pertenecía a un grupo de ricos que, para hacer las cosas aún más dudosas, tenían poco interés por la democracia, como el príncipe saudí Al Waleed bin Talal.

Sin embargo, Musk tiene otro grupo de feroces opositores que sostienen que si el empresario se deshace de todas las regulaciones contra la expresión de odio, las minorías serán las principales víctimas de la libertad. Este segundo grupo es interesante porque puede tener razón. “Deshacerse de las políticas que restringen el discurso del odio probablemente afectará a las mujeres y a las minorías mucho más que a los hombres blancos como el señor Musk”, escribe Elizabeth Spiers para The New York Times.

El acoso en línea es lo peor. Todos hemos pasado por ello, sabemos lo que se siente. No obstante, no depende de la censura (quienquiera que la aplique) evitarlo. Más bien, nosotros, como adultos (adultos, he dicho) debemos desarrollar una constitución emocional más fuerte. No podemos poner el grito en el cielo simplemente porque un completo desconocido haya despotricado contra nosotros online.

Además, es imperativo educar sobre el tema, y esta educación debe extenderse a todos los miembros de la sociedad —en línea, y en el mundo material—.  No debemos acosar a la gente, ya que ese comportamiento es despreciable, pero tampoco debemos censurar, sobre todo por mero desacuerdo. El desacuerdo es sano, enriquecedor e intelectualmente estimulante.

Por último, y más importante, está el tema de las fake news. Un supuesto Twitter sin filtros —que, de momento, no es más que una especulación— podría dar lugar a la difusión de información errónea. Es probable que esto ocurra. La sociedad ha estado expuesta al sesgo y a la desinformación desde los albores del hombre. Esto, seguramente, no es una excusa. Estas líneas no pretenden justificar mentiras que amenacen la democracia. Sin embargo, en una época en la que todo el conocimiento de la humanidad cabe en nuestro bolsillo, y la doble comprobación está al alcance de la mano, esto no debería tener mucho impacto.

O, como afirma la última línea de una de mis películas favoritas, “no todo el mundo se corrompe. Hay que tener un poco de fe en la gente”.

Este artículo apareció originalmente en el Newsletter de El American del 30 de abril de 2022. ¡Suscríbete gratis aquí!

Pris Guinovart is a writer, editor and teacher. In 2014, she published her fiction book «The head of God» (Rumbo, Montevideo). She speaks six languages. Columnist since the age of 19, she has written for media in Latin America and the United States // Pris Guinovart es escritora, editora y docente. En 2014, publicó su libro de ficciones «La cabeza de Dios» (Rumbo, Montevideo). Habla seis idiomas. Columnista desde los 19 años, ha escrito para medios de America Latina y Estados Unidos

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