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¿Por qué crece el autoritarismo y cómo puede el bitcoin ayudar a los ciudadanos en su búsqueda de libertad?

¿Por qué crece el autoritarismo en el mundo y cómo puede el bitcoin ayudar a los ciudadanos en su búsqueda de libertad?

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Es probable que, en el año 3,000, cuando los humanos se dediquen a estudiar la historia de la humanidad, tendrán que dividirla entre los tiempos de antes y después del covid, y no es una exageración.

Todavía estamos inmersos en la burbuja del covid, llena de restricciones y mandatos autoritarios por parte de gobernantes en la mayoría de las naciones del mundo. Por lo general, los “poderes de emergencia” que se entregan a los políticos en tiempo de calamidad nunca son devueltos. Estos se convierten en una constante y aunque, insisto, todavía seguimos inmersos en la burbuja del covid, no sabemos cómo será el mundo en cinco, diez o veinte años luego de haberse dado un punto final a la pandemia.

Hemos visto cómo, en todo el mundo, son los gobiernos los que pretenden aferrase al covid y los ciudadanos quienes buscan continuar con sus vidas. Son dinámicas de poder en las que la élite política hipócrita sonríe sin mascarillas en eventos financiados por los contribuyentes, mientras que los meseros y demás empleados llevan sus bocas tapadas y les sirven champagne. De todas las escenas que nos ha dejado la pandemia, esta ha sido la más recurrente en Estados Unidos, pero también en las naciones menos desarrolladas.

Protestas contra los mandatos en Ottawa, Canadá. (EFE)

Actualmente han sido los ciudadanos de Canadá, quizás los que menos hubiésemos esperado que se levantaran ante el autoritarismo gubernamental, quienes le han brindado una esperanza a la humanidad al hacerle frente al Gobierno progresista de Justin Trudeau, para reclamar contra los abusivos mandatos de vacunación que coartan las libertades individuales de los ciudadanos.

Los camioneros se han movilizado por todo el país porque el Gobierno canadiense pretendía impedirles trabajar, llevar el pan a su mesa, de no vacunarse. Esto pese a que más del 80 % de la población se encuentra totalmente inmunizada, por lo que no debería de haber problema si el 20 % restante decide no vacunarse, ¿cierto? Después de todo, la vacuna ya ha creado anticuerpos en 8 de 10 canadienses, ¿por qué entonces perseguir a quien motivado en decisiones individuales decide pasar del antídoto?

Lamentablemente, lo que sucede actualmente tiene poco o nada que ver con la ciencia o la salud. Es política, abuso de poder y el empalagamiento de quienes no quieren soltar los poderes dictatoriales emergentes que les otorgó la pandemia. Por eso buscan sostenerlos a toda costa, y es por este motivo que Trudeau no solo ha amenazado a los camioneros que luchan por la libertad con multas millonarias o ir a la cárcel, sino que también han utilizado el poder del Estado para robar fondos (donaciones) que habían hecho al movimiento, para que quienes participen en él, puedan comer y comprar combustible ante el bloqueo del Gobierno.

Primero fue la empresa GoFundMe, identificada con causas izquierdistas, la que bloqueó las donaciones a los camioneros generando un tsunami político y comercial para la misma compañía. Luego de esto, la empresa cristiana GiveSendGo se ofreció para tramitar las donaciones asegurando que defendería a sus usuarios, pero las autoridades de Ontario, Canadá, decidieron intervenir para tratar de secuestrar los fondos en la plataforma, generando un nuevo conflicto político y comercial.

Manifestantes a favor de los camioneros en Canadá. (EFE)

¿Cómo puede el bitcoin luchar contra el autoritarismo?

El principal problema que tenemos como sociedades para alcanzar la libertad plena y evitar la escalada de autoritarismos, es que los gobiernos manejan a su antojo las divisas mediante las que practicamos el comercio. Esto les otorga la potestad plena de aplastar y asfixiar económicamente las voluntades de todo aquel que piense distinto, o que considere protestar contra el poder —teniendo o no la razón—.

Los gobiernos emplean ese control económico para configurar la vida de las personas, y generalmente hacen uso de políticas monetarias para adueñarse de las riquezas de los ciudadanos. En el momento en el que los gobiernos deciden imprimir más dinero para poner más masa monetaria en circulación, creando inflación, están devaluando los activos, ahorros, y el propio trabajo de todos los ciudadanos, para así financiar su gasto público o programas políticos. Esto en particular, ante la pandemia, se ha convertido en uno de los mayores problemas de la civilización occidental.

No se detiene allí, porque además de incautar con tácticas monetarias los recursos de los ciudadanos, también pueden aplicar tácticas más autoritarias, como confiscar directamente sus recursos, si estos consideran que son elementos subversivos para sus gobiernos, como, por ejemplo, acaba de ocurrir con los camioneros de Canadá quienes, ejerciendo sus derechos legítimos a la protesta, se han visto criminalizados por la administración progresista de Trudeau.

En este caso, las bondades de la blockchain permiten a los ciudadanos poder escapar del rígido control monetario de los gobiernos. Veamos, por ejemplo, el caso del bitcoin, que es una divisa digital de libre intercambio, deflacionaria, pues hay un tope de emisión de 21 millones de unidades, y lo que es más importante, ningún gobierno, corporación o entidad puede manipular el bitcoin a su antojo, y los ciudadanos pueden transferir valor de forma sencilla sin pasar por la burocracia estatal.

Mientras las autoridades canadienses estaban ocupadas confiscando los recursos legítimos de los camioneros, se estaban realizando transferencias en bitcoin al movimiento, que son incensurables y que no pueden ser confiscadas por el Estado.

El bitcoin evita mucho más que la censura estatal

El caso de los camioneros en Canadá es tan solo un pequeño ejemplo de lo que una divisa descentralizada puede provocar en la humanidad. Transferir valor para causas legítimas sin la intervención del gobierno es algo fundamental, pero también lo es impedir que los gobernantes tengan la potestad de devaluar a su antojo las divisas nacionales y jugar con los ahorros de los ciudadanos.

El momento en el que logremos separar el Poder Ejecutivo y Legislativo de la economía tendremos sociedades mucho más ricas y libres, puesto que los políticos no podrán seguir implementando tácticas autoritarias para manipular a su antojo el valor de las divisas locales. Esto les impedirá, a su vez, dilapidar fondos, pues tendrán que ser mucho más responsables con el gasto público, de lo contrario, sus propias aspiraciones políticas podrían desaparecer.

Para bien o para mal, los seres humanos funcionan con incentivos, el incentivo principal de quienes tienen el poder es mantenerse en él, y el incentivo principal de quienes no están en el poder es mantenerse libres. Si los ciudadanos arrebatamos del control del Estado el poder sobre las divisas en las que efectuamos nuestras transacciones diarias, daremos un paso gigante en la creación de sociedades más libres y menos corruptas, puesto que para continuar “gobernando” los políticos necesitan ser populares, pero sin recursos infinitos, y sin poder manipular a su antojo la divisa local, o sustraer arbitrariamente los fondos de ciudadanos privados, los únicos recursos de los que dispondrá el Estado son de los que legítimamente, sin coerción y de común acuerdo, les otorgue la ciudadanía. Entonces se establecerá un nuevo patrón de relaciones en los que el poder finalmente deberá cumplir con la misión que realmente les compete: “servir” y no “ser servido”.

Emmanuel Rincón is a lawyer, writer, novelist and essayist. He has won several international literary awards. He is Editor-at-large at El American // Emmanuel Rincón es abogado, escritor, novelista y ensayista. Ganador de diversos premios literarios internacionales. Es editor-at-large en El American

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