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La crisis fronteriza de la Unión Europea con Bielorrusia es mitigada por un aliado incómodo: Polonia

Cómo Polonia se convirtió en la mejor aliada de la Unión Europea contra Bielorrusia y la inmigración ilegal

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En este instante, miles de migrantes de Oriente Medio esperan en los fríos bosques de la frontera polaco-bielorrusa con la esperanza de entrar en la Unión Europea. Desgraciadamente, son meros peones utilizados cruelmente en el juego geopolítico del “último dictador de Europa”, el presidente bielorruso Alexander Lukashenko. 

Muchos están ahora varados en la frontera, montando campamentos mientras las fuerzas polacas les impiden entrar en el país. La Unión acusó a Lukashenko de ayudar a los inmigrantes ilegales a cruzar a Polonia en represalia por las sanciones que la UE impuso a su régimen por el fraude electoral de 2020, algo que, como era de esperar, Lukashenko niega y muestra cómo estas acciones son, cuando menos, ineficaces.

A pesar de que la UE ha impuesto varias sanciones al régimen de Lukashenko, especialmente tras el fraude electoral de Bielorrusia en 2020, esta reciente crisis ha demostrado que estas acciones son, en el mejor de los casos, ineficaces.

En un giro del destino, los “altos representantes” no elegidos de Bruselas dependen ahora de una de las ovejas negras de la UE, Polonia, para defender sus fronteras. Irónicamente, las razones por las que el Gobierno polaco está condenado al ostracismo dentro de la UE lo convierten en el perfecto defensor de la frontera exterior de la UE. Polonia se ha negado a dejarse paralizar por la corrección política, ni a prohibir palabras como “nación” o “soberanía” en el discurso público, y el Gobierno rechaza enérgicamente los falsos mantras de las élites globalistas que califican de “fascista” el hecho de anteponer el interés nacional.

No es de extrañar que los liberales y sus grupos de presión en Bruselas no hayan reparado en los desacuerdos entre Polonia y la UE en temas como la promoción del colectivo LGBT o la inmigración ilegal. Los polacos han rechazado firmemente ambos conceptos que debilitan la sociedad europea: la migración ilegal sin control apoyada por códigos morales irresponsables y falsos y la política de identidad progresista que socava la familia tradicional. Sin embargo, los líderes de la UE deberían centrarse en los enemigos que están a las puertas de la Unión e ignorar al lobby de Bruselas que preferiría ver a Polonia abandonada y castigada.

“Todos los que conocen la historia de Polonia deberían saber que cualquier ataque a la unidad del país y a su soberanía puede desencadenar una fuerte reacción de Varsovia”, dijo el periodista polaco Michał Kłosowski a El American, refiriéndose a la larga lucha del país por su independencia y unidad.

La actual crisis fronteriza ha desencadenado una fuerte reacción, como puede verse por el método eficaz y organizado con que las fuerzas armadas polacas han defendido la frontera oriental de la Unión. La intención de la UE de enviar unos cientos de agentes de Frontex es como una broma, ya que el lobby de Bruselas ha criticado duramente a la agencia. Para disgusto de Bruselas, la mayoría de la población polaca apoya a su Gobierno. Según una reciente encuesta, el 54 % de la población ve con buenos ojos las recientes acciones de su administración.

La Unión Europea también corre el riesgo de convertir a Bielorrusia en la Venezuela de Europa, donde los destinos del pueblo bielorruso, la democracia y la libertad se sacrifican en el altar del llamado “diálogo”. Pese a 6 años de corrupción y narcotráfico cada vez más vergonzosos del régimen de Maduro, la Unión Europea envió observadores al país caribeño para supervisar las recientes elecciones. Solo el presupuesto de este viaje (cubierto por el dinero de los contribuyentes de la UE) podría ser tan tristemente sorprendente como el hecho de que los observadores informaron de una “importante mejora” además de las irregularidades.

Así, la UE mantiene algunas sanciones, pero no hace nada contra el dinero del narco venezolano. Más increíble aún, permiten que este dinero manchado de sangre financie a partidos políticos como el del aliado de gobierno del “ministro de exteriores” de la Unión, el socialista Josep Borrell, el partido de extrema izquierda Podemos. Fue Borrell quien dijo hace un año que había que tratar a Bielorrusia como a la Venezuela de Maduro. De momento, ninguno de los dos regímenes parece verse seriamente perjudicado por la actual forma de actuar de la UE.

En el caso de Bielorrusia, “ninguna sanción contra el régimen de Lukashenko funcionará si no afecta a los sectores más importantes de la economía de Bielorrusia y a sus fuentes de ingresos, principalmente personales. Tampoco, ninguna sanción será significativa si no afecta a Rusia, que está detrás de toda la situación”, cree Kłosowski. La UE puede prohibir los viajes, congelar los activos de varias figuras políticas, apuntar a ciertas industrias (por ejemplo, imponer sanciones a las aerolíneas que trafican con migrantes a Minsk), pero si no logra golpear a estos regímenes donde más les duele, es probable que nada cambie.

El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, se encuentra de viaje en Europa para reunirse con varios jefes de Estado europeos y debatir estas nuevas medidas. El último paquete de sanciones se está preparando y se adoptará a principios de diciembre.

La Unión Europea se encuentra en una encrucijada, y las próximas semanas revelarán si es capaz de superar la política de sanciones improductivas y el sermón ideológico. Debe decidir si va a contraatacar a sus enemigos en lugar de a sus amigos y si va a entablar un diálogo honesto con sus Estados miembros en lugar de con los criminales.

Péter is a Hungarian journalist and podcaster based in Budapest. He writes a weekly column for El American on European politics, culture, and many other things. He’s also the strategic director of the digital outlet Axióma. He loves cachapa con queso 'e mano. // Péter es un periodista y podcaster húngaro con base en Budapest. Escribe una columna semanal para El American sobre temas políticos y culturales de Europa. Es también director estrategico del medio digital Axióma. Le encanta la cachapa con queso 'e mano.

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