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Criptomonedas ante el “Gran Reseteo”, ¿a salvo o en peligro?

Gran Reseteo, El American

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Nos encontramos ya en el ecuador del cuarto mes del presente año 2021. Las criptomonedas siguen ocupando áreas de titulares de actualidad política y económica así como las relaciones de conceptos tecnológicos a potenciar o estudiar desde ámbitos como el tecnológico y el financiero, de una u otra manera.

Pudiera ser que el Bitcoin, la criptodivisa primeriza, rozase ya $62,000 dólares. De hecho, hay quienes, como Katie Stockton, perteneciente a Fairlead Strategies, se atreven a pronosticar que a corto plazo, podrían acariciarse las siete decenas de millar.

Ethereum también experimenta una buena tendencia, que podría ponerla en equivalencia de valor de $5,000 dólares a finales del mes de mayo (el cociente de ratio entre el valor de mercado actual del Ether y la cuantía promedio con la que apostaron sus actuales compradores podría alcanzar los cinco puntos).

Es más, en línea con la actualidad semanal, no merece la pena restar relevancia a la entrada de la plataforma Coinbase en la bolsa de valores (NASDAQ), con buenas expectativas, pues se cerró en su primer día con un precio de $328.28, mientras que el precio inicial por acción de referencia rondaba las 250 unidades.

Este evento tendría su trascendencia por cuanto podemos establecer “relaciones” con Wall Street, como ya ocurriese con Goldman Sachs, que acepta pagos en Bitcoin. Eso sí, sin olvidar otros movimientos como los de Tesla, ente del que ya se venden acciones tokenizadas con comisiones al 0 %. De todos modos, tras esta puesta en contexto de actualidad, hay que decir que el quid de este artículo no es otro sino resaltar, conveniente pero lamentablemente, la enésima inquietud e incomodidad que han exhibido entes comprometidos con la idea del Estado Único Global.

El Foro Económico Mundial debe de querer sellar su compromiso anti-propiedad

Gran Reseteo, El American
“Por lo tanto, es normal que les preocupe que haya algo más que meras vías de escape en lo concerniente al intento de controlar la propiedad dineraria“. (EFE)

Para recordar, a principios de año, el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), en su anual cónclave de Davos (Suiza), aprovechando la “extraordinaria situación” causada por el coronavirus codificado como COVID-19, puso todos sus acentos en el proyecto conocido como “Gran Reseteo“.

No vamos a explicar aquí todo el contenido de la susodicha agenda, pero sí a recordar que se dejó bastante claro una intención de acabar con la propiedad privada (un derecho natural e intrínseco a toda persona, que viene a ser una condición sine qua non para que goce de libertad en un buen sentido, ajeno al problemático positivismo imperante).

El objetivo en cuestión estaría fijado para el año 2030 y, como ha de saberse, uno de los objetivos del socialismo es liquidar la propiedad privada, cuyos ataques tienen una intensidad que varían según la fuerza de aplicación de semejante compendio revolucionario y altamente inmoral, caracterizado por la planificación centralizada.

Con ello, el fin de la libertad de mercado, con la colaboración de grandes corporaciones más preocupadas de su prebenda política que de resolver el interés que corresponde a la sociedad de manera libre y espontáneamente ordenada, por medio de ese mecanismo de interacción social conocido como “mercado”.

Por lo tanto, es normal que les preocupe que haya algo más que meras vías de escape en lo concerniente al intento de controlar la propiedad dineraria (esa misma que le asegura a uno un considerable margen de maniobra para el ahorro, el consumo y la inversión), con la ayuda de la parte de malas aplicaciones de los nuevos avances tecnológicos.

Insistencia en la regulación de las criptomonedas

Recientemente, en una entrevista concedida a Bloomberg, la responsable de asuntos de blockchain y activos digitales del WEF, Sheila Warren, dio a entender que ante el incremento de actividad y de otros movimientos en general que están relacionados con las criptodivisas, habría mayores señales para que aumentase la regulación política.

De todos modos, esto no es nada novedoso. En diciembre de 2020, su compañero del WEF Sumadha Deshmukh y Sofía Arend, analista senior de GBBC, consideraron que la ausencia de estándares técnicos y regulaciones estaba frenando el desarrollo técnico del blockchain (tecnología en la que se basan estas criptomonedas en auge).

Invocaban, por ende, a la regulación por parte de los gobiernos, que para nada tendría que limitarse, según el WEF, a un ámbito nacional. Ya en 2017, cuando solo constaban intentos progresivos de limitación de cantidades de billetes a circular en efectivo, este mismo ente pidió una “regulación global”.

Bajo cierto desconocimiento, por cuanto se ignoraban el mecanismo del tamperproofing (para evitar modificaciones en los bloques ya existentes y encadenados), la existencia de metadatos y técnicas de encriptado basadas en SHA (Secure Hash Algorithm) y de validación como el proof-of-stake o el proof-of-work, daban a entender que no había verificación, sino desorden.

Obviamente, tomaban ventaja de todo esto para emitir las advertencias típicas, relacionadas con la ciberdelincuencia y el terrorismo. Pero quizá resulte algo paradójico que quieran relacionarlo con el blanqueo de capitales cuando crear nuevos tokens depende de un proceso complejo, sin olvidar mecanismos de autocontrol como el halving.

Evidentemente, el blockchain supone una revolución política “bien entendida”

Básicamente, todas estas reacciones de las élites globalistas vienen a corroborar lo que era de esperar, es decir, que las cadenas de bloques (blockchain) les pusieran en jaque, debido a su esencia distribuida y descentralizada, independiente de nodos que en conjunto o en unidad desempeñen lo propio de un “supervisor central”.

No olvidemos que las criptodivisas de funcionamiento descentralizado ponen en peligro lo que ellos procuran con la supresión del dinero en efectivo (no olvidemos su afán de fusionar bancos que, a su vez, entienden que necesitan más ingenieros que banqueros y administrativos).

Así pues, vistas las distintas alternativas y oportunidades de uno para exprimir su voluntad y llamada emprendedora, en caso de buscar libertad y respeto a la propiedad, es lógico que quizá no se opte por modelos de “divisas globales” que permitan cercenar tu libertad e invadir en la integridad tu privacidad al monitorizarte al máximo.

Ángel Manuel García Carmona es ingeniero de software, máster en Big Data Analyst, columnista y tradicionalista libertario // Ángel Manuel García Carmona is a software engineer, master in Big Data Analyst, columnist and libertarian traditionalist.

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