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Cuba, el fin de un mito

diálogo con Cuba, El Nacional

Por Eduardo Zalovich *

No hay dictaduras buenas, solo malas y peores. Curiosamente, la que gobierna Cuba cuenta aun con varios defensores. Personas que, o bien por razones ideológicas o por el origen libertador que tuvo en sus comienzos la revolución, continúan creyendo que en la isla impera la justicia social. Fidel Castro era un líder carismático y capaz, pero sus acciones fueron las de un cruel tirano. Asumió el poder prometiendo democracia, pero impuso un régimen totalitario que eliminó libertades, provocó mayor pobreza y un éxodo masivo.  

En los últimos días, decenas de miles de cubanos tomaron las calles de las ciudades y pueblos. Protestan contra el mal manejo de la pandemia, la falta de comida, los apagones diarios y la represión. Gritando “Libertad”, “abajo la dictadura” y “no tenemos miedo” pusieron en jaque todas las mentiras oficiales. Las marchas, pacíficas, comenzaron en la provincia de Artemisa y rápidamente se extendieron a La Habana. Los videos que circulan muestran jeeps militares con ametralladoras, así como arrestos y violencia policial contra manifestantes. Internet se cortó para evitar trasmisiones directas de la protesta popular.

El actual dictador, Miguel Díaz-Canel, demostró una falta total de empatía y sensibilidad con la gente. En una acción que solo puede provocar violencia y muertes, llamó por televisión a sus partidarios a salir a la calle y combatir.

Cualquier gobernante sensato hubiera intentado calmar la situación, dialogar y evitar víctimas. Pero él hizo lo contrario, sumó a la represión oficial las patotas de matones a sueldo del régimen. Al estilo de Maduro y sus asesinos parapoliciales. “La orden de combate está dada, a la calle todos los revolucionarios y comunistas”, exhortó Díaz-Canel. Algunos grupos llegaron al centro de La Habana, agrediendo a opositores y periodistas extranjeros. Al día miércoles unas 150 personas fueron arrestadas o han “desaparecido” según sus familias. El ministerio del Interior informó ya de un muerto.

Díaz-Canel afirmó que “los manifestantes son manipulados por campañas en las redes sociales, orquestadas por Estados Unidos y sus mercenarios”. Puso énfasis en el proyecto virtual donde ciudadanos del mundo pidieron un corredor humanitario de alimentos y medicinas. Según él “la mafia cubano-americana, pagando muy bien, ha creado toda una campaña y ha convocado manifestaciones en todo el país”. Rechazó el puente humanitario porque “es una vía que solo se usa en conflictos armados y graves violaciones del derecho internacional, que para nada tiene que ver con lo que sucede”. Sin duda, “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. 

Algunos datos básicos

La República de Cuba tiene una superficie de 110 mil km2 y una población de 12 millones de habitantes. La isla principal es la más grande del Caribe, su capital y ciudad principal La Habana. Desde 1933 hasta 1958 Fulgencio Batista fue el hombre fuerte del país. La brecha social y la opresión de su Gobierno, apoyado por la mafia que controlaba hoteles y casinos, provocó su derrota ante las fuerzas guerrilleras. Bajo el liderazgo de Fidel Castro se creó un régimen totalitario. Desde entonces la nación está dirigida por el Partido Comunista (PC). 

Cuba fue una pieza clave durante la Guerra Fría. La Crisis de los Misiles de 1962 estuvo a punto de provocar una guerra mundial. Finalmente primó la razón y se llegó a un acuerdo entre Kennedy y Khrushchev que implicó retirar los misiles rusos de la isla y los americanos de Turquía. 

Castro desarrolló una política exterior agresiva, que provocó miles de muertos entre su propia gente y otros, debido al intento de “exportar la revolución”. Se involucró en guerras de África, Asia y América. Intervino en Argelia, envió miles de tropas a Angola y fomentó la guerrilla latinoamericana. Etiopía, Yemen, Guinea y Mozambique vivieron la intervención cubana, siempre al servicio de Moscú. 

El nivel de vida en la década del ’70 fue “espartano” y el descontento aumentó. Fidel admitió públicamente los fracasos de la política económica ese mismo año. En 1975, la OEA levantó las sanciones contra Cuba. Tras el derrumbe soviético, que subsidiaba con 4,000 millones de dólares anuales a Cuba, el país enfrentó una severa recesión, incluyendo escasez de alimentos y combustible. Desde entonces, la isla logró cierto apoyo de China, pero el salvador del régimen fue Hugo Chávez. Venezuela se convirtió en su mayor aliado y proveedor de petróleo prácticamente gratis.

Cuba continúa siendo una nación marxista-leninista —quedan pocas— donde el rol del PC está definido legalmente como la “fuerza dirigente de la sociedad y el Estado”. También es una de las contadas economías planificadas, orientada hacia el turismo y las exportaciones de azúcar, tabaco y café. La República “se guía por las ideas de José Martí y la visión socio-política de Marx, Engels y Lenin”. Realmente un resabio del pasado, destinado a caer por su propio peso.

Prácticamente todos los medios de producción son estatales. Cada familia recibe una libreta mensual que le da derecho a una modesta canasta de alimentos. Existe un sistema de atención médica universal que ha logrado resultados importantes. La esperanza de vida es de 79 años. Como el resto del país, la medicina enfrenta el problema de los bajos salarios, hospitales ruinosos y falta de medicamentos. 

Una canción, un símbolo

El Gobierno cubano ha sido acusado de graves violaciones a los derechos humanos, que incluyen la tortura, el encarcelamiento arbitrario y las ejecuciones sin juicio. Según la organización Human Rights Watch la dictadura “reprime todas las formas de oposición e impide los derechos de libre expresión, asociación, reunión, circulación y el debido proceso legal”. 

El sistema penitenciario consta de 40 cárceles de máxima seguridad y unos 180 campos de trabajo. La población carcelaria vive en “condiciones deficientes e insalubres, y los presos sufren abusos físicos y sexuales”. Desde 1959 se calcula que 200,000 personas fueron encerradas por razones políticas. Sería bueno que el Partido Comunista uruguayo tomara en cuenta esta realidad en lugar de aplaudir a los represores, atribuyendo erróneamente la crisis sólo al embargo americano.

Cuba ha tenido altos niveles de emigración, que dieron lugar a una importante diáspora, particularmente en Florida, donde poseen gran influencia política. Más de un millón de cubanos se radicaron en Estados Unidos.   

Si bien el índice de analfabetismo es muy bajo, la educación tiene un fuerte carácter ideológico. Se intenta que los estudiantes se comprometan con la política oficial. El Gobierno es propietario de todos los medios de comunicación convencionales; censura noticias, informes y opiniones. El contenido de Internet se supervisa… aunque los controles últimamente han fallado.    

Unas líneas aparte merece la canción “Patria y Vida”, que ha sacudido al régimen y se convirtió en un himno rebelde. Representa lo opuesto al lema oficial “Patria o muerte”. Denuncia la represión contra artistas y activistas del Movimiento San Isidro. Logró poner la dictadura a la defensiva, obligándola a reaccionar públicamente.

Que no siga corriendo la sangre, por querer pensar diferente ¿Quién le dijo que Cuba es de ustedes, si mi Cuba es de toda mi gente? Ya se acabó, ya se acabó la risa y el llanto ya está corriendo. Se acabó, y no tenemos miedo, se acabó el engaño. Se acabó, ya se venció tu tiempo, se rompió el silencio. Ya se acabó, son sesenta y dos haciendo daño“.

Canción Patria y Vida

Según escribe Jorge Ramos este hecho “es nuevo, en otras ocasiones el régimen sencillamente ignoraba la canción —el libro, artículo, declaración o persona— que lo cuestionaba. La estrategia oficial favorita ante un asunto incómodo era aparentar que no existía. O reprimir y censurar. En esta ocasión —con un tema que se hizo viral con seis millones de vistas en YouTube y que se puede escuchar en Cuba— la tiranía tuvo que bailar al ritmo que le pusieron”. 

La canción habla de la represión “a punta de pistola y de palabras” en que viven los cubanos, de la dignidad “pisoteada”, de la búsqueda diaria de dólares, de “las madres que lloran por sus hijos que se fueron”, del rebelde movimiento San Isidro y del cansancio de esperar “un nuevo amanecer”. 

 Son “60 años trancando el dominó” refiere a una típica frase isleña, que significa algo que debe terminar. Y “Patria y Vida” da la dictadura por terminada. Que así sea, todo es mejor con libertad. 


Eduardo Zalovich es historiador viviendo en Israel.

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