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El socialismo ha creado una falsa narrativa sobre el capitalismo y los empresarios. Emmanuel Rincón, Editor-at-large en El American, analiza en Culture War, la importancia de la iniciativa privada y el emprendimiento para la riqueza de los países.
“El peor daño a nivel social que le ha hecho la izquierda a la humanidad, fue haber creado un estigma social tan negativo en la población sobre la función del empresario en la sociedad”, dijo Rincón.
Explicó que aun existe un estigma en el que se cree que el empresario es un señor feudal que esclavizaba a sus trabajadores. En ese sentido, sostuvo que a los socialistas les conviene seguir generando esa narrativa porque el enemigo del socialismo no es el político liberal o capitalista; su enemigo número 1 es el empresario productivista, que le demuestre al mundo que lo privado siempre funciona mejor que lo público.
En este final de temporada de Culture War, Rincón recordó que el mundo ha evolucionado y que en Occidente la mayoría de los trabajadores cuentan con beneficios que van desde un buen salario hasta mejores en su calidad de vida.
“Seguir usando ese discurso marxista es completamente anacrónico. Los empresarios de hoy suelen tener una carga laboral igual de pesada que la de sus empleados, a la que se suma el estrés y las preocupaciones para mantener su empresa a flote y sus operaciones”, aseguró.
También comentó la odisea que viven los empresarios para emprender en países de Latinoamérica y resaltó que todo aquello que ha permitido la evolución del mundo nació de la iniciativa privada.
“Es gracias a la iniciativa privada y no a los Estados que el mundo ha avanzado pasos agigantados. Los carros, las computadoras, teléfonos, las redes sociales, los medicamentos y los emprendimientos han sido creados por iniciativas privadas”.
El fin del socialismo al desprestigiar a los empresarios
Emmanuel Rincón señaló que la finalidad del socialismo es pasar por encima de los individuos, agrandar el Estado y de esta manera dominar los medios de producción. Explicó que una vez logrado su fin, el socialismo se convertirá en totalitarismo y salvo por una revolución armada o algún evento de fuerza mayor, no habrá como derrotarlo.
“El socialismo es una ideología colectivista y parasitaria, que para poder instaurarla se necesita una mayoría en la sociedad acomplejada, incapaz, dormida, tóxica y resentida, para así pasar por encima de los individuos, agrandar el Estado y terminar por dominar los medios de producción”, comentó.
Finalmente, insistió en que es necesario que el mundo tenga más empresarios. Resaltó que se debe reconstruir la narrativa socialista y darle el valor que merece la iniciativa privada, aquella que arriesga su capital por el beneficio de la sociedad.
“Para mejorar las condiciones del mundo necesitamos más empresarios y menos políticos. Necesitamos más iniciativa privada y menos Estado, pero, sobre todo, debemos reconstruir esa narrativa maligna del socialismo y poner en su sitio a los empresarios como lo que son: líderes y emprendedores que lo arriesgan todo para cumplir sus sueños y mejorar las vidas de los demás”.
