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La debacle de Liz Cheney: de suplicar votos demócratas a compararse con Abraham Lincoln

La debacle de Liz Cheney: de suplicar votos demócratas a compararse con Abraham Lincoln

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LIZ CHENEY, la aún congresista de Wyoming, protagonizó uno de los fracasos políticos más humillantes del año. A pesar de ser una de las políticas más famosas en el estado que representa y que su padre, el exvicepresidente Dick Cheney, intentó impulsar su candidatura con un escandaloso anuncio anti-Trump, la prominente Never-Trumper cayó estrepitosamente ante la candidata Harriet Hageman en las primarias para el Congreso.

Ni los más sinceros elogios de la prensa liberal pudieron frenar la debacle de Cheney, quien, en jerga futbolística, cayó por goleada, viendo a su adversaria anotarle 37 puntos de diferencia.

Para Cheney la derrota es especialmente humillante porque Hageman fue respaldada por el expresidente Trump, lo que deja en evidencia el descalabro político de la congresista por Wyoming, quien ha intentado catapultar su carrera política vendiéndose como la némesis del trumpismo. Sin embargo, la realidad es que Liz Cheney está a años luz de ser una amenaza para uno de los movimientos políticos más populares de este siglo.

Una candidatura fallida en timing y enfoque

Cheney, siguiendo su línea contra Trump, quiso radicalizar todavía más su postura contra el expresidente. Incluso saliéndose de tono y buscando un conflicto disruptivo.

Su padre, por ejemplo, se mostró desafiante ante cámara con un sombrero y un chaleco negro para llamar a Trump “cobarde” por supuestamente “mentir” a sus votantes e intentar “robarse” las elecciones del 2020. Particularmente, dijo que “en los 246 años de historia de nuestra nación, nunca ha habido un individuo que represente una amenaza mayor para nuestra república que Donald Trump”.

Ese anuncio fue el 6 de agosto. Dos días más tarde, el FBI irrumpió en la casa del expresidente en Mar-a-Lago de forma repentina, causando un gran revuelo político a nivel nacional y provocando una reacción conservadora en apoyo a Trump inmediatamente.

De hecho, el respaldo al expresidente dentro del mundo conservador, luego de una redada sin precedentes que aún no tiene explicación oficial, fue casi unánime. Sin embargo, Cheney se distanció de su partido y, de hecho, lo atacó públicamente: “Me ha avergonzado escuchar a miembros de mi partido atacar la integridad de los agentes del FBI involucrados en la reciente búsqueda en Mar-a-Lago. Son comentarios repugnantes que ponen en riesgo la vida de los servidores públicos patrióticos”.

Pero el termómetro mediático y social no iba en sintonía con las palabras de Liz Cheney. La redada del FBI, aprobada por el fiscal general Merrick Garland, es profundamente impopular y polémica no solo entre los votantes de Trump, sino entre conservadores “moderados” que habían perdido entusiasmo por el expresidente.

El allanamiento es tan polémico que, incluso, prominentes políticos liberales, como Andrew Cuomo, emplazaron públicamente a las agencias de seguridad y justicia para que mostraran evidencia clara que explique el porqué irrumpieron en Mar-a-Lago. Hasta ahora, no hay una sola explicación oficial que responda todas las interrogantes que flotan en el aire, y Cheney decidió ponerse del lado de los criticadas agencias solo porque su enemigo político está en la otra esquina.

Liz Cheney, la congresista republicana que perdió su escaño en el Congreso tras declararle la guerra a Trump. (EFE)

Por ello, presentadores conservadores como Ben Shapiro, editor emeritus del Daily Wire, analizan que la caída de Liz Cheney no solo se debe a su cruzada contra el trumpismo, sino porque actuó como un satélite demócrata y un elemento afín a todo aquello que desprecia la base republicana: los políticos antipatriotas, los medios de comunicación tradicionales que se dedican a tratarlos como fascistas y extremistas, y el ataque constante a la disidencia contra el establishment.

Según Shapiro, la base del GOP no se enojó contra la representante “porque sea una opositora de Donald Trump. La razón por la que están enojados con Liz Cheney es porque estaba actuando efectivamente como una idiota útil para el Partido Demócrata y los medios de comunicación”.

Lo que dice Shapiro es fácilmente demostrable, pues fue la propia Liz Cheney quien prácticamente suplicó votos a los electores demócratas para poder vencer a Hageman, pidiendo a los votantes registrados del partido azul que se cambien de partido para frenar a la candidata del trumpismo. Una estrategia cuanto menos llamativa y que definitivamente no benefició en absoluto a impulsar su carrera.

De suplicar votos demócratas a compararse con Abraham Lincoln, el caso de Liz Cheney

En su discurso de concesión, tras su contundente caída, Liz Cheney finalmente apeló a las excusas, explicando que para poder ganar la primaria debió abrazar las consignas de Trump sobre las elecciones de 2020.

“Podría haber hecho fácilmente lo mismo de nuevo, el camino estaba despejado, pero habría requerido que me sumara a la mentira del presidente Trump sobre las elecciones de 2020”, dijo Cheney. “Habría requerido que permitiera sus esfuerzos en curso para deshacer nuestro sistema democrático y atacar los fundamentos de nuestra república”.

Sus palabras fueron destacadas, nuevamente, por la prensa liberal. El Washington Post, particularmente, las ensalzó.

“Ganó las primarias de 2020 con el 73% de los votos, ya era la tercera líder del GOP en la Cámara de Representantes y estaba en camino de convertirse en la primera mujer portavoz republicana”, se lee en un reporte del WaPo. “Lo único que tenía que hacer la republicana de Wyoming era callarse, como habían decidido hacer casi todos sus colegas masculinos del GOP”.

No obstante, sus declaraciones son, en el mejor de los casos, una exageración. En el peor, una mentira de patas cortas. Pues varios políticos republicanos, aliados y no aliados de Trump, han triunfado electoralmente en los últimos dos años sin necesidad de acompañar al expresidente en sus denuncias electorales.

Cheney, en efecto, pudo posicionarse como una política moderada distinta dentro del GOP. Pero prefirió ser la versión congresista del caído en desgracia Lincoln Project y recibir los constante elogios de la prensa liberal y diferentes analistas que intentan posicionarla como una importante líder republicana.

Aparentemente, Liz Cheney creyó en esos elogios desesperados de la prensa, pues luego de caer por la abusiva diferencia de 37 puntos porcentuales, la congresista tuvo el atrevimiento de compararse con Abraham Lincoln y, además, sugerir que correrá para las elecciones del 2024 para detener a Donald Trump.

“Abraham Lincoln fue derrotado en las elecciones para el Senado y la Cámara antes de ganar la elección más importante de todas”, dijo Cheney tras su derrota, sugiriendo que ella podría seguir el camino de uno de los personajes más importantes de la historia americana y llegar a la presidencia.

De hecho, Liz Cheney concedió una entrevista a la presentadora de Today, Savannah Guthrie, y le dijo seriamente que estaba pensando en correr para las presidenciales del 2024. “Haré lo que sea necesario para mantener a Donald Trump fuera del Despacho Oval”, dijo Cheney.

“Esa es una decisión que voy a tomar en los próximos meses”, dijo la congresista respondiendo a otra pregunta. “Savannah, no voy a hacer ningún anuncio aquí esta mañana, pero es algo en lo que estoy pensando y tomaré una decisión en las próximas semanas”.

Lo cierto es que Liz Cheney se unió a la vergonzosa lista de congresistas republicanos que perdieron su escaño tras votar por la destitución contra Trump, cayendo de una forma estrepitosa, clara y viendo cómo su partido le da la espalda por completo. Así es cómo se ve una debacle en el mundo de la política.

Emmanuel Alejandro Rondón is a journalist at El American specializing in the areas of American politics and media analysis // Emmanuel Alejandro Rondón es periodista de El American especializado en las áreas de política americana y análisis de medios de comunicación.

Contacto: [email protected]

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