fbpx
Saltar al contenido

Demócratas sumergen a USA en ola de populismo económico

Demócratas

Read in English

[Read in English]

Cuesta creer lo que está sucediendo en la otrora patria de la libertad económica, donde miles de migrantes llegan persiguiendo el sueño americano. Cuesta creer cómo la república parece estarse convirtiendo en un Estado de partido único a través de coimas políticas y medidas populistas que no son más que vulgares sobornos a la masa a costa del dinero de los contribuyentes.

Desde que los demócratas ganaron la Presidencia y la mayoría en ambas Cámaras del Congreso han desatado la más vulgar ola de populismo económico, que más que una agenda de gobierno parece una checklist de cosas que en apariencia les gustan a los millennials.

¿Cómo no querer luchar contra la desigualdad, el cambio climático y a favor de un salario justo? ¿Cómo dejar desamparado a una sociedad destruida por la pandemia? Todos estos suenan como eslóganes loables a la hora de vender sus propuestas. El problema es que las soluciones no son más que un burdo diseño económico para mantener conforme a una masa de votantes.

Aunque el plan de estímulo es popular entre la mayoría de los americanos, pocos son conscientes de su eficacia y costo real. (EFE)
¿Plan de ayuda para la pandemia o para el lobby demócrata?

El plan de estímulo de Biden, aunque apoyado por el 70 % de los americanos, no se diferencia mucho del de un dictador de república bananera repartiendo dinero y subsidios entre el populacho para sostenerse en el poder. Obvio el plan de estímulo es popular, ¿a quién no le va a gustar que le entre un jugoso cheque por $1,400 en su cuenta bancaria sin hacer nada?

Los economistas progresistas justificarán que estos cheques son para estimular el consumo, y así los negocios, ante una mayor demanda, contratarán más personas, a pesar de que la evidencia muestra que el multiplicador de este último plan es prácticamente 0.

Desafortunadamente el problema del desempleo actual no se soluciona girando dinero, pues el problema no es de demanda, sino de oferta. Millones de empleos desaparecieron por completo no porque los americanos estén consumiendo muy poco, sino porque los malls, tiendas, centros de retail y fábricas donde trabajaban esas personas quebraron.

A pesar de las transferencias masivas del plan de estímulo de los demócratas millones de empleos no volverán pues las cuarentenas se encargaron de destruir miles de empresas que generaban esos empleos. (EFE)
A pesar de las transferencias masivas del plan de estímulo de los demócratas, millones de empleos no volverán, pues las cuarentenas se encargaron de destruir miles de empresas que generaban esos empleos. (EFE)

La infraestructura productiva que sostenía millones de empleos americanos fue aniquilada por inclementes cuarentenas, mayoritariamente en los estados demócratas, que justificándose en el cuento de “salvar vidas” dejaron sin trabajo a millones de personas.

Tras matar millones de empleos en sus estados, los demócratas se premian a sí mismos con un sutil cambio en la fórmula para transferir dinero a los gobiernos estatales, dándole prioridad a los estados que más empleos destruyeron y no al tamaño de su población.

¿Por qué California, al ser el estado con el mayor PIB de Estados Unidos y con los impuestos más altos, debe recibir miles de millones de dólares más que el pobre Mississippi? ¿Por qué se le premia a Nueva York haber matado miles de empleos y ahuyentado a cientos de negocios por decisión de su degenerado gobernador?

Naturalmente nadie quiere ver a millones de personas cayendo en la pobreza sin que su gobierno haga nada. Ayudas a las personas desempleadas y estímulos fiscales a los negocios que se encuentran en dificultades son decisiones que se esperan de cualquier administración. Pero ¿por qué regalarle dinero a gente que no ha perdido su empleo? ¿Por qué destinar fondos para los estados que no han disminuido su recaudo? La respuesta es fácil: este plan no es una ayuda, es una coima.

El ala progresista de los demócratas llamó a desconocer a la parlamentaria en jefe del Senado después de que anunciara que el salario mínimo no podría ir incluido dentro del plan de estímulo. (EFE)
El ala progresista de los demócratas llamó a desconocer a la parlamentaria en jefe del Senado después de que anunciara que el salario mínimo no podría ir incluido dentro del plan de estímulo. (EFE)

Si de ayuda se tratase los demócratas hubieran intentado llegar a algún consenso con los republicanos, pero decidieron desoírlos completamente y marginar a las voces escépticas dentro de su propio partido.

Tan democrático es el partido del buenismo social que cuando la parlamentaria en jefe del Senado les aclaró que no podrían incluir el aumento del salario mínimo en el plan de estímulo, sus voces más prominentes, como la de Bernie Sanders, salieron a pedir que se desconociera el criterio de la parlamentaria. Valientes demócratas los que solo piden acatar las normas cuando les conviene.

Naturalmente a los demócratas tampoco les importa el costo de este plan de estímulo, que llega al 9 % del tamaño de la economía. Su piñata de dinero fácil se financia a través de la impresión monetaria y las deudas a futuro que las paguen los ricos.

El plan de estímulo es solo el comienzo, los demócratas van por más

El plan de estímulo solo es la punta del iceberg de lo que se viene. El mismo día que se aprobó el plan de dinero gratis de los demócratas, estos aprobaron en la Cámara de Representantes una reforma que le quita todo poder de decisión a los empresarios sobre cómo manejar sus negocios y se los otorga a los sindicatos: la Pro Act.

Con la Pro Act las empresas tendrán que revelar si reciben asesorías jurídicas para evitar sindicalizaciones en su empresa, se podrá chantajear a los trabajadores que no se quieran unir a los sindicatos y le da autoridad al Estado para intervenir en el manejo de negocios privados si los sindicatos así lo consideran.

Aunque los demócratas justifican la ultranza a la libre empresa tras el imaginario de tener empleos dignos, no les importa destruir miles de trabajos en los sectores que no les gusta, como es el caso de los hidrocarburos.

Biden se encuentra en una cruzada contra las energías fósiles y promete un Green New Deal de $2 billones. (EFE)
Biden se encuentra en una cruzada contra las energías fósiles y promete un Green New Deal de $2 billones. (EFE)

A pesar de que Estados Unidos es el mayor consumidor de petróleo del mundo, a Biden no le importó tener este dato en cuenta al momento de bloquear la línea Keystone XL, como si eso fuera a disuadir al conductor americano de llenar el tanque de su carro. Tal vez para los demócratas es preferible seguirle comprando petróleo a regímenes asesinos como la monarquía Saudí que a democracias como Canadá. Viejas tradiciones americanas.

Mientras lidera su cruzada contras los combustibles fósiles, Biden se da ínfulas de ser un nuevo Roosevelt prometiendo el próximo New Deal, solo que esta vez será “verde”, comprometiéndose a gastar billones de dólares en empleos verdes, pero sin especificar cómo será la sustitución de energías fósiles a solo fuentes renovables, para así llegar a la fantasía de una economía libre de emisiones.

En economía las malas decisiones tardan tiempo en mostrar sus consecuencias, muchas veces los responsables de estas malas decisiones yacen muertos cuando las nuevas generaciones deban asumir el costo de su irresponsabilidad. Las consecuencias del populismo económico de los demócratas no se verán de inmediato, pero cada vez inyectan más combustible a la bomba de tiempo que estallará y deberán pagar las generaciones futuras con sus impuestos por la mayor deuda y con sus empleos por una menor competitividad.

Economist, writer and liberal. With a focus on finance, the war on drugs, history, and geopolitics // Economista, escritor y liberal. Con enfoque en finanzas, guerra contra las drogas, historia y geopolítica

Deja una respuesta

Total
0
Share