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Desde afuera todo cambia

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Colombia y Costa Rica se enfrentan a procesos electorales delicados para su historia individual.

El país sudamericano se enfrenta a la previsible llegada del socialista Gustavo Petro, ex guerrillero del grupo terrorista M-19 y aliado del castro-chavismo en su proyecto expansionista latinoamericano.

Por otra parte, Costa Rica se enfrenta al ascenso de un neo-político que ha capitalizado el ya legendario descontento de los ticos hacia su oponente en segunda vuelta: el despreciado expresidente José María Figueres Olsen. El nombre del nuevo “redentor” tico es Rodrigo Chaves, y ha fundado el movimiento “chavista” de Costa Rica.

Cháves, exministro de Hacienda del actual gobierno, carga sobre sí una sanción del Banco Mundial por un patrón de conducta inapropiada de carácter sexual hacia algunas de sus subalternas, y se caracteriza por un ataque frontal a la prensa crítica y su modo altanero de responder a los periodistas.

En El American seguimos de cerca los procesos electorales en América Latina, pues servimos a los hispanos en Estados Unidos. Desde esta perspectiva, hay algo que debemos resaltar: los problemas de cada país se ven distintos desde afuera.

Un ejemplo de ello se vio en la primera vuelta de las elecciones costarricenses: mientras que dentro del país los ticos privilegiaron al Partido Liberación Nacional (27,26%) y a Progreso Social Democrático (16,70%), afuera la visión fue otra.

Los ticos legionarios dieron el primer lugar a Figueres, pero el segundo puesto se lo llevó el Partido Liberal Progresista (con un 22,21% de los votos, contra el 12,33% que le obtuvo el quinto lugar en votos dentro del país). En tercer lugar quedó el socialista Frente Amplio (con un 16,83% de los votos, contra el 8,70% que le valió el sexto lugar en votos dentro del país). Cháves quedó en cuarto lugar.

Parece que mientras los ticos fuera de Costa Rica se inclinan por la estabilidad que ofrece un viejo conocido (PLN), las ideas liberales que ofrecía Eli Feinzaig (PLP) y los ideales socialistas de José María Villalta (FA); los ticos dentro del país han decidido determinar su voto a partir de una fórmula peligrosa para cualquier democracia: el odio.

Los ticos decidirán a quién odian más: al aborrecido expresidente José María Figueres o al altanero exministro sancionado por acoso, Rodrigo Cháves.

¿Llegará un día en que los ciudadanos podamos llevar a una segunda ronda a las mejores opciones y no a las que deberían estar en el basurero de la historia? Cada vez lo dudo más.

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