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A principios del mes de agosto, el Departamento de Justicia rompió con una tradición implícita al hacer que el FBI allane la casa de un expresidente, en este caso de Donald Trump. Desde entonces, las idas y vueltas fueron muchas, pero hay una pregunta que se repite entre los demócratas y los republicanos. ¿Será Donald Trump finalmente procesado?
A favor de acusar a Trump
Según precisó el profesor de derecho Andrew P. Napolitano en una columna en el Washington Examiner, la justicia podría acusar y posteriormente procesar al expresidente de al menos tres delitos: “Sustracción y ocultamiento de documentos nacionales información de defensa (NDI), dar esa información valiosa a aquellos que no tienen derecho legal a poseerla, y obstrucción de la justicia al no devolver los papeles a quienes tienen derecho legal a recuperarlos”.
En otras palabras, los federales deben probar que Trump estaba al tanto de estas tres cosas.
Además, la defensa del magnate podría complicarlo aún más en una posible causa. Resulta que el FBI no allanó su casa simplemente por la posesión de estos documentos, clasificados o no, sino por poseerlos en una instalación no federal, siendo manipulados por teceros sin autorización y por “ocultarlos” del Departamento de Justicia. Por lo tanto, la desclasificación de los documentos, una de las primeras defensas que esbozó Trump, al menos públicamente, no serviría a la hora de desestimar los posibles cargos.
El aspecto más novedoso entre las posibles acusaciones a Trump es el de “obstrucción”. En este caso, no se trata del concepto popularizado durante la investigación de Robert Mueller, sino del que aparece en un estatuto firmando por George W. Bush en el 2002.
Según esta definición, un tanto más flexible, será obstrucción cuando el acusado tenga la propiedad del gobierno, sepa que la tiene y se resista infundadamente a los esfuerzos del gobierno para recuperarla.
“¿Dónde deja todo esto al señor Trump? La respuesta corta es: en agua caliente. La respuesta más larga es: se enfrenta una vez más a las comunidades federales de inteligencia y aplicación de la ley por las que ha expresado con razón tanto desdén público. Tuvo puntos de expresión válidos durante la investigación de Rusia. Él tiene poco terreno sobre el cual pararse hoy”, manifestó Napolitano sobre el caso.
En contra de acusar a Trump: más allá de una duda razonable, faltan pruebas
Así como todo lo que sube tiene que caer, si hay argumentos en contra, también hay argumentos a favor. David Minier, fiscal de distrito retirado de los condados de Santa Bárbara y Madera y juez retirado del condado de Madera, California, también estampó su visión sobre el caso en una columna de opinión, esta vez para The Tennessean.
De acuerdo con el juicio del exmagistrado, la posible causa ya empezó con el pie izquierdo. “El registro se basó en una orden dudosa firmada por un juez que debería haberse descalificado por sus críticas pasadas a Trump en las redes sociales. El Departamento de Justicia pidió entonces al mismo juez que sellara la declaración jurada para que no se pudiera determinar si había o no causa probable para el registro”, manifestó el exjuez.
“Como juez de primera instancia, firmé órdenes de registro y escuché mociones para anularlas y reconozco que esta es una táctica común de la fiscalía para “esconder la pelota”, alegando que desvelar la declaración jurada pondría en peligro una investigación en curso y expondría a los informantes confidenciales”, sumó.
Como ya es de público conocimiento, el DOJ tiñó de negro la mitad de la declaración, algo que, según Minier, “es parte del juego”.
Si bien existe un viejo dicho judicial que indica que “un gran jurado acusaría a un sándwich de jamón si el fiscal se lo pidiera”, el exjuez sostiene que “hay normas éticas acordadas, aunque no escritas, para los fiscales. La más importante es no presentar nunca una acción penal a menos que se crea que se puede probar la culpabilidad más allá de toda duda razonable ante un jurado. No es ético buscar acusaciones únicamente con fines publicitarios, de acoso o políticos. El fiscal general Merrick Garland es el principal fiscal del país y debería actuar como tal. Sabe que hay normas éticas para los fiscales, y debería seguirlas”.
Por último y para responder a la pregunta que dio origen al artículo, David Meinier concluyó que “si Garland elige el camino ético, y declina buscar acusaciones, se ganará el respeto por poner los principios por encima de la política. Si no lo hace, Donald Trump será acusado”.
Aún si es procesado y condenado, ¿podrá Trump postularse a presidente en 2024?
De acuerdo con al Constitución, la cual tiene muy pocas chances de cambiar en los próximos años, los únicos requisitos necesarios para aspirar a alquilar el Salón Oval son los siguientes: haber nacido en los Estados Unidos y haber vivido en el país por más de 14 años, tener más de 35 años y no haber cumplido ocho años como presidente. Por el momento, Trump cumple con todos y cada uno de ellos, lo que lo habilitaría para otra búsqueda presidencial, si así lo deseara.
Joaquín Núñez es licenciado en comunicación periodística por la Universidad Católica Argentina. Se especializa en el escenario internacional y en la política nacional norteamericana. Confeso hincha de Racing Club de Avellaneda. Contacto: [email protected] // Joaquín Núñez has a degree in journalistic communication from the Universidad Católica Argentina. He specializes in the international scene and national American politics. Confessed fan of Racing Club of Avellaneda. Contact: [email protected]