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Elecciones de noviembre: los latinos y la inmigración

Elecciones de noviembre: los latinos y la inmigración, EFE

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Cada dos años, en el segundo martes de noviembre, se eligen o reeligen los 435 integrantes de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, que es la que entrega (y no al revés) los recursos para el funcionamiento del gobierno federal y que puede acusar constitucionalmente al presidente. También, y en su rol de portavoz, el líder del partido triunfador solo es superado por el presidente y la vicepresidenta en cuanto a poder formal.

Se renueva además el tercio del Senado, muchos gobernadores, alcaldes y una infinidad de cargos menores en gobiernos locales y estaduales, como también jueces, comisionados, sheriffs, y un largo etcétera, aunque la atención va a estar centrada en qué partido tendrá el control de la Cámara mencionada y el Senado, hoy en manos de los demócratas al igual que la Casa Blanca.

Hasta hace algunos meses todas las encuestas coincidían en que la economía les daría el triunfo a los republicanos, pero los demócratas han logrado repuntar, fundamentalmente sobre la base de la movilización de sus votantes en torno al tema del aborto, y un resultado favorable a los republicanos dependerá si logran imponer la idea que se vota un verdadero plebiscito sobre la gestión de Biden, tal como la elección pasada del 2020 fue sobre Trump, como también de la concurrencia a las urnas de muchos simpatizantes, dado que el voto es voluntario.

Esta elección podría tener una trascendencia adicional, la de marcar un cambio relevante en la percepción de la importancia política de los latinos, ya reconocidos como la primera minoría demográfica del país al desplazar a la afroamericana de ese sitial.

A pesar de sus números, los latinos todavía no logran entrar a la primera división del país, y si se cumplen los pronósticos, sus votos podrían ser decisivos para producir un cambio hacia los republicanos o para respaldar a los demócratas, y si es lo primero, representaría, sobre todo, un cambio de época, un antes y después, para la percepción pública, de la elite del país, y de los medios de comunicación sobre su importancia electoral para decidir ganadores o perdedores.

Lo anterior en un doble sentido, por un lado, si ayudan a los republicanos sería una continuación de una novedad que se inició con Trump, y en el otro, marcarían un cambio de tendencia en los llamados estados bisagras, es decir, aquellos pocos que, al cambiar su preferencia en cada elección, deciden así el resultado. A modo de ejemplo para este noviembre, Pennsylvania, Georgia, Arizona, Florida, solo por mencionar algunos.

No sería solo un gran salto político, sino también de su relevancia para el resto del país, ya que todavía no alcanzan el sitial que le debiera corresponder como primera minoría. Acostumbrados al tema de la “raza” solo como color de piel, y en el espejo de los afroamericanos, al resto le cuesta entender la diversidad latina, donde incluso aquellos latinos de piel negra se definen más por su pertenencia cultural e idioma que por su color. Por lo tanto, les cuesta comprender su comportamiento político, no solo al presidente Biden, sino, sobre todo, a los republicanos, que solo recientemente han empezado a adquirir conciencia de que para muchos latinos son muy importantes instituciones como la familia, además de ciertos ideales conservadores, tales como ley y orden.

Este reconocimiento podría tener también otra consecuencia, en el sentido de que todavía la representación latina es pequeña en los medios de comunicación y en esa fábrica de sueños que es Hollywood, como también en liderazgos y empresas. En otras palabras, significaría también el ascenso a un nivel diferente, que podría colocar a esta cultura y al idioma español en los principales escaparates, muy por arriba de su actual y cómoda ubicación sectorial, importante, pero limitada.

¿Es suficiente el resultado para dar este salto?, Creo que no, que faltaría algo más, que se les identifique con un aporte específico, pero no uno cualquiera, sino uno que sea importante para el país, para la elite y la cultura dominante anglo.

Ese tema es, a mi juicio, la inmigración, la que divide profundamente a USA, y donde no ha sido posible encontrar una solución, y con la actual polarización todo indica que ni siquiera pueden dialogar republicanos y demócratas para reformar una legislación obsoleta, dado el actual nivel de descalificaciones mutuas.

Esa es la oportunidad que se les abre a los latinos, si es que están dispuestos a aprovecharla. En lo personal, yo la veo como un equivalente a lo que fue el rol de la minoría afroamericana en los Derechos Civiles y la legislación resultante, a partir de la década del 60 del siglo pasado, donde aparecieron como elemento de unión, y a partir de entonces, un rol que nadie más ha podido desempeñar al nivel de ellos.

USA ha fracasado reiteradamente en el tema racial, pero ha sido muy exitosa en integrar a distintas oleadas inmigrantes. Sin embargo, a diferencia de países como Canadá o Australia, hoy no logra concordar un sistema de migración que efectivamente sea un proceso seguro, ordenado y legal. La división entre republicanos y demócratas lleva años, es profunda, con visiones distintas del pasado y del futuro, y hoy, además, predomina el intercambio de insultos.

Este hecho ha impedido la mínima continuidad en las políticas de inmigración, al igual que en casi toda otra área, por lo que somos testigos de cambios tan bruscos como los que se registran desde Trump a Biden, por lo que la situación actual de la frontera sur es un tema complejo, donde la legislación es anticuada y la racionalidad escasea.

En la práctica, el riesgo que asumen los migrantes irregulares es siempre superado por la atracción que representa la sociedad estadounidense, donde, además, el país los necesita y les da trabajo, por mucho que el sistema jurídico les cierre las puertas.

Para hacer la situación aún más difícil de resolver, USA no es signataria de algunos tratados internacionales de inmigración y de la infancia, que, de haber sido firmados, podrían introducir mayor orden y claridad en torno a lo que se debe hacer, además que probablemente habría responsabilidad para el gobierno federal por la situación actual, donde los carteles abusan de los migrantes, sobre todo, en el castigo y reparación de delitos tales como abusos sexuales y tráfico de personas.

La expulsión de millones de personas es imposible e impensable, por lo que la inmensa mayoría de quienes logran ingresar encuentran al final mejores posibilidades que en sus países de origen, incluyendo la materialización de sus proyectos de vida.

¿Cuál es la oportunidad para los latinos?

La oportunidad está dada por el hecho que el proceso político de Estados Unidos no ha logrado superar sus conflictos, y se podría avanzar en una solución si la comunidad latina puede introducir una mayor racionalidad incorporando los elementos que hoy parecen ser antagónicos, es decir, la necesidad de acoger a los inmigrantes, pero con un esquema que garantice la seguridad, tanto de las fronteras como de los propios migrantes.

Esa sería la oportunidad que, de ser aprovechada, les permitiría a los latinos ser un referente que cumple un rol que hoy nadie más parece estar en condiciones de representar, al incluir los distintos elementos en juego y, muy importante, sin que se les descalifique como colectivo, desde el momento que estarían representados no solo los inmigrantes, sino también ambos lados del debate interno, ya que demócratas y republicanos no parecen querer negociar directamente entre ellos los consensos mínimos. Una propuesta hecha al país por organizaciones y representantes latinos podría llenar ese vacío.

La presencia de latinos de distintas sensibilidades le daría también voz a la mayoría de los inmigrantes, legales o ilegales, que son grandes partidarios de la propia idea que representan Estados Unidos y sus instituciones. Si la comunidad latina es capaz de unirse y superar sus diferencias internas detrás de este tema, puede subir otro peldaño aportando un proyecto de interés nacional para USA, al proponer un acuerdo que ha sido esquivo para una inmigración legal, segura y ordenada.

De lograrse, puede haber un agregado importantísimo para el conjunto de América Latina y del Caribe, una presencia permanente de la región, gobiernos y países, en el proceso político de USA, no con temas lejanos, sino con temas tan centrales para los políticos como su reelección o elección, aspecto aceptado como legitimo en el sistema de USA, y aprovechado por tantos países, por ejemplo, Irlanda, Grecia, Israel y otros.

En momentos donde USA no parece tener interés en la región en temas distintos a las drogas y donde también el sur se ha distanciado de Washington, se daría la oportunidad de ordenarse en temas que tienen que ver con dictaduras, abusos, corrupción o delincuencia organizada en favor de intereses comunes de justicia, defensa de la democracia, derechos humanos y la lucha contra la impunidad.


Este artículo forma parte de un acuerdo entre El American y el Interamerican Institute for Democracy.

Ricardo Israel es un reconocido escritor, bogado, analista político y académico chileno. Fue candidato presidencial de su país en 2013. Actualmente hace parte del directorio del Interamerican Institute for Democracy // Ricardo Israel is a renowned Chilean writer, lawyer, political analyst and academic. He was a presidential candidate in his country in 2013. He is currently a member of the board of directors of the Interamerican Institute for Democracy

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