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¿Por qué las élites occidentales están condenadas a no entender a Hungría?

Orbán - Hungary - Hungría - El American

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Pasé los últimos 10 días en la hermosa ciudad de Budapest cubriendo las elecciones parlamentarias de Hungría. Aunque soy conservador y tengo algunos amigos húngaros, todavía albergaba algunos prejuicios contra Hungría y su sistema político. Estos últimos 10 días me demostraron que Hungría es un país extremadamente complejo y que la mayoría de estos prejuicios eran precisamente eso y otros pocos tenían algunos matices importantes que yo ignoraba.

“He pasado 30 años aquí y no puedo decir que entienda del todo este país, pero hay periodistas que vienen 3 días a Hungría y se creen expertos”, me dijo Tibor Fischer, jefe del departamento de literatura del Mathias Corvinus Collegium en mi primer día en Hungría. Y ése fue el lema con el que intenté vivir mi viaje: venir con la mente abierta, escuchar a cualquiera que esté dispuesto a hablar y no cometer el pecado mortal de intentar entender Hungría con los mismos lentes con los que se analiza Estados Unidos o Venezuela.

Y esas tres reglas que establecí para mí son precisamente la razón por la que creo que los medios de comunicación occidentales y el establishment progresista nunca entenderá a Hungría ni podrá establecer una relación significativa y estable con este país.

Los húngaros son tercos

“Los húngaros son tercos; si los empujas, te devuelven el empujón”, dijo a los periodistas el Dr. Attila Demkó, escritor y director del Centro de Geopolítica del MCC, durante una conferencia. No puedo pensar en unas elecciones en un país tan pequeño (y tan alejado de Estados Unidos) en las que se haya interesado tanta gente. La mayor parte de la oposición húngara se unió, la UE, muchas ONG, e incluso Mark Ruffalo, Hillary Clinton y Ronaldinho mostraron su apoyo a la oposición húngara.

¿Cuál fue el resultado? Bueno, probablemente la mayoría de los húngaros se creyeron la narrativa de que hay una gran conspiración contra el conservadurismo húngaro. Y lo demostraron en las elecciones, dando a Fidesz, el partido gobernante, una mayoría aún más amplia.

¿Cuál fue la respuesta occidental? Por supuesto, calificar las elecciones de injustas. “Las elecciones parlamentarias húngaras estuvieron bien gestionadas, pero el proceso electoral se vio empañado por la ausencia de igualdad de condiciones”, dijo la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), y añadió que “las conclusiones de la misión de observación fueron principalmente positivas y que había presenciado pocas violaciones de las normas”.

El célebre politólogo Ian Bremmer criticó el resultado, tuiteando “Orban gana la reelección en Hungría. Más fácil de hacer cuando se controlan los medios de comunicación y el proceso de distribución de distritos”. Un editorial de The Guardian calificó las elecciones como “un día sombrío para la democracia”.

Mentiras occidentales sobre Hungría

La mayoría de estas afirmaciones se centran en dos cuestiones principales: el proceso de distribución de distritos y el supuesto control de los medios de comunicación. La afirmación sobre el proceso de distritos importaría si la oposición no perdiera por 18 puntos y el supuesto control de los medios de comunicación es simplemente una mentira. RTL y ATV son el primer y tercer canal de televisión más vistos del país respectivamente y ambos están en contra del gobierno de Orbán.

TV2 es un canal privado progubernamental y es el segundo más visto en Hungría. La televisión pública se encuentra en una situación curiosa. Para ser sinceros, es propaganda descarada y no es considerada de buena calidad, ni siquiera por los periodistas y analistas cercanos al gobierno. Sin embargo, sumando todos los canales de la televisión pública, sólo estaría en la 6ª o 7ª posición de canales más vistos.

Hungría tiene un 86 % de penetración de Internet, con un amplio abanico de medios online independientes. Los periódicos son en gran medida irrelevantes: los más importantes sólo venden unos 15.000 ejemplares al día en un país de 10 millones de habitantes.

Y todo esto sin siquiera mencionar el penoso papel de la oposición en las elecciones. Péter Márki-Zay fue elegido en primarias como el candidato de oposición de una rarísima coalición que iba desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha pasando por verdes, liberales y conservadores moderados unidos solo por el odio compartido a Orbán. Aunque se presentaba como un candidato fresco, terminó siendo un peso para la propia oposición por sus extrañas declaraciones, como echarle la culpa de la invasión rusa en Ucrania a Orbán o decir que en su coalición había espacio para todos, “desde el comunista hasta el fascista”.

Márki-Zay además se vio sumamente emparentado con Ferenc Gyurcsány, antiguo miembro del Partido Comunista y luego Primer Ministro entre 2004 y 2009 y una de las figuras políticas más detestadas de Hungría, quien no tardó en echarle la culpa a Márki-Zay por la derrota sufrida. De hecho, Márki-Zay aceptó la derrota sin ninguno de los líderes de los partidos de la coalición opositora a su lado.

Si la UE continúa su cruzada contra Hungría, lo más probable es que los húngaros sigan apoyando a Orbán. Su lucha sobre el Estado de Derecho ha causado una mutación del concepto de Estado de Derecho europeo a “sólo haz lo que dicen los burócratas de la UE” hasta el punto de que no pueden simplemente establecer una relación constructiva para abordar algunos de los graves problemas que están extendidos en Hungría, como la corrupción de nivel medio.

De hecho, este vaivén político ha provocado que áreas esenciales queden fuera de la agenda política, como la sanidad y la educación. “Orbán se inventó el tema LGBT y una conspiración de la izquierda internacional, la oposición sólo dice que Orbán es un dictador, pero nadie se preocupa por los hospitales y las escuelas. Los profesores están mal pagados y algunos hospitales siguen siendo de la época comunista”, me dijo Krisztián, un taxista de Budapest.

En lugar de aceptar el resultado, la comisaria de la UE, Ursula von der Leyen, anunció dos días después de las elecciones que la UE iniciaría el proceso para recortar los fondos de la UE a Hungría por “cuestiones de Estado de Derecho”. ¿Cómo puede interpretarse esto de otra manera que no sea un castigo por haber ganado las elecciones?

Occidente nunca entenderá a Hungría porque cree que puede intimidarla para que se someta. 12 años y no han doblado las rodillas. Probablemente, Orbán es tan fuerte y popular como nunca lo ha sido entre los magiares.

La UE actúa de mala fe porque el progresismo liberal tiene la idea de que el liberalismo es una respuesta espontánea de la naturaleza humana y, por tanto, todo el mundo es liberal en el fondo de su corazón. Y los húngaros les han recordado una vez más–y ya van cuatro–que el liberalismo es tan artificial como cualquier otra ideología.

Edgar is political scientist and philosopher. He defends the Catholic intellectual tradition. Edgar writes about religion, ideology, culture, US politics, abortion, and the Supreme Court. Twitter: @edgarjbb_ // Edgar es politólogo y filósofo. Defiende la tradición intelectual católica. Edgar escribe sobre religión, ideología, cultura, política doméstica, aborto y la Corte Suprema. Twitter: @edgarjbb_

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