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Elizabeth II, reina de Inglaterra, ha muerto. Descansa en paz, con la satisfacción del deber cumplido, tras un reinado que se extendió por más de 70 años, el segundo más extenso de toda la historia humana, marcado por su talento político y su compromiso con la Corona, que fueron clave para que el Reino Unido perseverara como nación y como poder internacional, a pesar del inevitable desmoronamiento del viejo imperio.
En 1952, apenas a los 25 años, Elizabeth Alexandra Mary llegó al trono de un país sumido en una profunda crisis, no solo política y económica, sino (literalmente) existencial: la “Pax Britannica” del siglo XIX había colapsado bajo el asedio de los totalitarismos y la consolidación de nuevos poderes globales, junto a los cuales el Reino Unido parecía incluso ridículamente anacrónico. Sí, Londres había “ganado” la Segunda Guerra Mundial, pero salió del conflicto convertido en un poder en ruinas, donde todas las instituciones estaban en riesgo mortal.
Después de todo, en el siglo anterior a la coronación de Elizabeth II prácticamente todas las grandes monarquías europeas habían desaparecido; y muchos consideraban como simple cuestión de tiempo que Inglaterra siguiera una ruta similar. Sin embargo, la Corona permaneció, porque el pueblo inglés entendió que su monarquía es más que un mero cargo de gobierno, es un símbolo de su identidad, de su historia y de su vocación nacional; y Elizabeth II supo encarnar, durante 70 años, esa identidad, esa historia y esa vocación, con muchos más aciertos que errores.
Con Elizabeth en el trono, la monarquía perseveró. El Reino Unido superó el siglo 20, quizá tambaleándose, pero “unido” y sólidamente integrado a los nuevos tiempos, donde ya no es “el gran imperio”, pero sigue siendo una piedra angular en el concierto de las naciones, con la Corona como factor de unidad más allá de las ideologías, con el respaldo del pueblo y el respeto del mundo. Lograr todo esto en tiempos tan turbulentos como los que hemos vivido en estos 70 años, es algo digno de reconocer y de celebrar.
“Elizabeth II, Reina, por gracia de Dios, del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y de sus otros reinos y territorios. Cabeza del Commonwealth, Defensora de la fe”. Con sus luces y sombras, deja a la historia el legado de 7 décadas en las que cumplió dignamente como monarca, como símbolo del Reino Unido y vínculo viviente entre el viejo de las casas reales y el nuevo mundo de la globalización tecnológica.
El futuro le dedicará un océano de tinta y de reflexiones, de condenas, absoluciones y halagos. Su nombre quedará inscrito entre los más relevantes de la historia. Pero eso será después. En este momento, basta con decir: Elizabeth Alexandra Mary, descansa en paz. Lo hiciste bien.
Gerardo Garibay Camarena, is a doctor of law, writer and political analyst with experience in the public and private sectors. His new book is "How to Play Chess Without Craps: A Guide to Reading Politics and Understanding Politicians" // Gerardo Garibay Camarena es doctor en derecho, escritor y analista político con experiencia en el sector público y privado. Su nuevo libro es “Cómo jugar al ajedrez Sin dados: Una guía para leer la política y entender a los políticos”