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Emerson Fittipaldi: “Los problemas demográficos de Italia son una gran oportunidad para los sudamericanos”

Entrevista a Emerson Fittipaldi: “Los problemas demográficos de Italia son una gran oportunidad para los sudamericanos”

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Emerson Fittipaldi (São Paulo, Brasil, 1946) es un personaje que, como reza el ineludible tópico, no necesita presentación. Campeón por partida doble tanto de la Fórmula 1 como de la Indy 500, representa una de las figuras más emblemáticas y laureadas en la historia de los deportes de motor.

Su carrera está repleta de hitos y récords, entre los que se encuentran haber sido el primer brasileño en obtener el título en la máxima categoría mundial de monoplazas y el más joven para esa fecha (25 años en 1972, marca que superaría Fernando Alonso tres décadas después).

No obstante, Emmo, mote cariñoso con el que también se lo conoce, no sólo es una leyenda consagrada en las pistas, sino el miembro más destacado de una dinastía que, trascendiendo los límites del automovilismo y del periodismo deportivo, ha dado el salto a la arena política.

Dando muestra de un talante cercano y fuertes convicciones cristianas, en esta charla nos descubre cómo se plantea encarar la última gran competencia de su larga trayectoria: ganar un escaño para el Senado de Italia.

¿Cuál considera que es el mayor problema de la sociedad italiana actual? Suele hablarse mucho del invierno demográfico que ésta atraviesa.

La solución son nuestros jóvenes de América Latina, desde Venezuela hasta Argentina, que puedan venir a Italia. Debemos ofrecerles puestos de empleo y brindarles muchas oportunidades. Un trabajo conjunto entre el Gobierno italiano y los países de América del Sur.

Seguramente muchos gustarían de tener la oportunidad de empezar una nueva vida en donde están los orígenes de su familia.

Es un grave problema italiano, pero una gran oportunidad para nosotros los sudamericanos. Italia es un país maravilloso, un país que tiene todo lo que necesitan los jóvenes.

¿Qué cualidades observa en Giorgia Meloni, la aspirante a premier de Italia de su partido? Usted la ha comparado, nada más y nada menos, que con Alain Prost.

Creo que es alguien que tiene un liderazgo muy fuerte. Cuando ella me llamó no tenía la certeza de aceptar [la propuesta de ser candidato a senador], pero me convenció por su seguridad y por su proyecto de trabajo. Es una persona que habla con confianza y sinceridad, que es muy estratégica y segura de sí misma.

¿Por qué alguien que ya ha alcanzado un estatus legendario en el campo deportivo decide incursionar en la política? ¿Teme que eso afecte su imagen pública con los aficionados que no comparten sus ideas?

Es una pregunta muy interesante, porque yo fui muy amigo de Carlos Reutemann, el “Lole”, que fue senador por muchos años y gobernador de la provincia argentina de Santa Fe. Él me hablaba mucho de las dificultades y de los desafíos que tenía como político.

Todo lo que el deporte me dio en la vida se lo quiero devolver a las próximas generaciones. Pienso que el deporte es disciplina, mente sana, cuerpo sano, trabajo de equipo, saber perder y saber ganar. Forma un carácter para la juventud.

¿Qué coincidencias existen entre fuerzas políticas como Fratelli d’Italia y el bolsonarismo, a los cuales ha prestado su apoyo?

Los dos son proyectos de centro-derecha que deseamos que triunfen tanto en Brasil como en Italia para poder tener países con más libertad, con más oportunidades, con más turismo y con más inversión extranjera.

Esperamos que la filosofía brasilera de Bolsonaro y la de Giorgia Meloni —que son parecidas— sean un éxito, porque estamos conscientes de los problemas que ocurren en los países históricamente gobernados por la izquierda. Como es el caso, por ejemplo, de Cuba y Venezuela.

Conocemos la historia de la URSS desde los años 20 hasta la caída del Muro de Berlín. Y yo sentí en mi propia piel, en mi propia carne, la destrucción que creó la revolución comunista desde Rusia.

Es importante tener en cuenta esto: mi madre nació en Kiev, siendo Ucrania parte de la URSS. Ella y su familia perdieron todo e inmigraron para Brasil cuando ocurrió la revolución comunista, que fue un desastre. Tuvo que salir con mi abuelo, cuando tenía apenas 7 años, en una carroza hasta Hamburgo huyendo del infierno de millares y millares de muertos. Durante la mayor parte de su vida no creyó en Dios y cargaba con una gran tristeza, porque cuando era pequeña vivió esa tragedia; pero poco antes de morir, y por un milagro que pasó en nuestra familia, mi madre aceptó a Cristo.

Es por eso que luchamos, para que las generaciones futuras tengan un Gobierno que les dé más posibilidades y que las familias puedan crecer en un ambiente de progreso. Una opción de progreso, libertad y cristianismo.

Dios creó al hombre (yo soy muy cristiano) y le dio la libertad. Debemos tener siempre la libertad de escoger, de expresarnos, de actuar. Seguramente cuando hacemos algo errado tenemos que lidiar con las consecuencias, mas debemos tener libertad. Perderla es algo muy serio para el ser humano.

Basta con mirar todo eso que pasa en Venezuela. Es por eso que necesitamos ganar, para darle un mejor porvenir a nuestros hijos. También la familia es un valor precioso para nosotros. La familia es un puerto seguro para toda persona.

¿Cuál es su principal aspiración como senador?

Deseo incentivar mucho el deporte. Incentivar la cultura, porque el deporte es cultura. También promover a Italia, su historia y su acervo, que nosotros los oriundos tenemos el chance de conocer.

Los chicos muy pequeños, de 3 o 4 años, ya están usando los teléfonos celulares o los computadores, y no practican deporte. Después cuando son adolescentes salen a un mundo que es peligroso.

Cuando tienes el deporte, en cambio, estás más protegido frente a las drogas, la bebida y todas las tentaciones de la calle. Entonces espero que, a través del deporte, de su promoción e incentivo, tengan un futuro mejor los niños y los jóvenes.

Después de lo deportivo, hay una cosa muy importante. Yo hablé con una gran universidad que se llama Università eCampus para lograr que un diploma de ingeniero, de doctor o de abogado, conseguido en América del Sur pueda ser reconocido en Italia.

Busco abrir muchas puertas para un intercambio cultural con los formados académicamente en el subcontinente americano, de forma de que puedan trabajar en suelo italiano.

Otro objetivo que tengo es facilitar la inmigración de los oriundos, hacer que la obtención del pasaporte, por ejemplo, sea mucho más fácil. Considerando que en Brasil nosotros tenemos más de 30 millones de oriundos, después viene Argentina y después Venezuela.

Todo esto va a ser difícil, pero lo vamos a conquistar con mucho trabajo y con mucha alegría. Quiero traer los valores a la política.

Emerson Fittipaldi

En imagen el campeón de Fórmula 1, Emerson Fittipaldi. (Cortesía)

¿Era más épica y riesgosa la Fórmula 1 en sus años de triunfos? ¿Cómo la compararía con la versión contemporánea de la competición?

La F1 es una categoría que ha tenido grandes cambios, sobre todo en términos de seguridad. En mi época era muy peligrosa, implicaba un riesgo muy grande. Durante toda mi carrera de F1 e Indy, del 70 hasta el 96 —año donde tuve un choque muy grande—, yo perdí 37 colegas.

Hoy la seguridad es mucho mayor, los circuitos están mejor diseñados, la asistencia médica de emergencia es más rápida y el equipo de rescate es más eficiente para mantener al piloto vivo. Asimismo, los uniformes de los pilotos, los cascos, etc. son mejores. Y principalmente el coche, que está todo construido con fibra de carbono y cuenta con una cápsula de seguridad.

En suma, hoy todo es mejor, gracias a Dios. Ahora, por ejemplo, cada centímetro que el carro gira en los circuitos es medido analíticamente. Existen datos muy precisos del comportamiento de entrada en curva, la posición del pedal del piloto, etc. La parte electrónica ha experimentado un gran avance para los pilotos y los equipos en materia de información.

Todo lo que explica constituye un indiscutible progreso, pero ¿de alguna forma lo que se gana en seguridad no va en detrimento del espectáculo?

Es diferente, sin embargo, las competencias de F1 en los últimos 3 años han sido muy cerradas, muy emocionantes. Es un deporte que está muy lindo, que crece mucho en el mundo.

¿Qué opina del fichaje de su compatriota Felipe Drugovich por parte de Aston Martin?

Feli Drugovich es un piloto de reserva, como lo es mi nieto, Pietro, en Haas. Es bueno, mas no es un piloto efectivo.

Nosotros en América Latina tenemos que trabajar mucho. Actualmente [en la grilla de la F1] sólo contamos con Checo Pérez, que es muy talentoso, muy rápido. En un momento la F1 llegó a tener siete u ocho pilotos latinoamericanos, ahora los europeos dominan. Tenemos que luchar para poder reconquistar nuestra posición en la competición.

¿Quiere dejarnos algunas impresiones sobre el 50 aniversario de su consagración como campeón del mundo de la Fórmula 1?

Para mí fue un regalo de Dios. Lo celebré la semana antepasada. Fue un momento de gran felicidad regresar, tras 50 años, al circuito de Monza y pilotear el carro con el que gané el Mundial.

Consciente de que su interlocutor es de Venezuela, Fittipaldi habló afectuosamente acerca de un reciente encuentro que tuvo con el campeón de motociclismo Johnny Cecotto, icono deportivo de ese país, a quien considera un “gran amigo”. También quiso mandar un fuerte abrazo a los “hermanos venezolanos”, deseándoles un futuro mejor.

Silvio Salas, Venezuelan, is a writer and Social Communicator, with an interest in geopolitics, culture war and civil liberties // Silvio Salas, venezolano, es un comunicador social interesado en temas de geopolítica, libertades civiles y la guerra cultural.

Sigue a Silvio Salas en Twitter: @SilvioSalasR

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