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Erdoğan amenaza con una invasión de Grecia que la OTAN no podría tolerar

Erdogan

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El pasado 15 de abril aviones militares turcos realizaron 90 incursiones en espacio aéreo griego, incluyendo tres sobrevuelos de islas habitadas. Según el Estado Mayor del país heleno, Turquía violó el espacio aéreo griego diariamente del 11 al 13 de abril. Los F16 turcos habrían sido identificados e interceptados por aviones de combate según el diario Kathimerini.

Desde el 6 de enero, día de la epifanía para la Iglesia Ortodoxa Griega, cuando Ankara lanzó 37 incursiones al espacio aéreo helénico con cazas F-16 y transportes CN 235, no han cesado las incursiones turcas al espacio aéreo. El 7 de febrero los turcos realizaron 60 incursiones. Aunque en una reunión en Estambul el 13 de marzo Ankara y Atenas acordaron reducir las tensiones en el Egeo, al siguiente día se reportaron otras 25 incursiones turcas.

Turquía y Grecia son miembros de la OTAN, pero aún perteneciendo a la Alianza, Ankara lanzó un salvaje pogromo contra griegos, armenios y judíos en 1955. Practicó una expulsión forzosa de cristianos ortodoxos griegos en 1964. Invadió el norte de Chipre en 1974 y aprovechó la lucha contra ISIS para invadir el norte de Siria ocupándolo con paramilitares yihadistas hasta la fecha.  

Ya en febrero de 2018 el periodista turco Uzay Bulut advertía en el portal del Gatestone Institute que el gobierno y la oposición turcos amenazaban abiertamente con una invasión de las islas griegas. Ankara insistía en sus provocaciones en el espacio naval y aéreo helénico. Y la peculiar combinación de fundamentalismo y “otomanismo” de Erdoğan lo movían en una dirección que la OTAN no podría tolerar indefinidamente.

El 19 de octubre de 2016, Erdoğan ya había lanzado un discurso de irredentismo otomano afirmando:

“Nuestros territorios eran tan grandes como 2 millones y medio de kilómetros cuadrados, y (…) disminuyeron a 780 mil kilómetros cuadrados (…) es la mayor injusticia para hacerse al país y (…) no podemos ver cómo preservar nuestro estatus de 1923 como un éxito”.

Y el 22 de octubre de ese año insistió en que: “No aceptamos nuestras fronteras voluntariamente”.

Turquía, presidente, Erdogan

Lo cierto es que el Tratado de Lausana estableció en 1923 las fronteras de Turquía y Grecia. La soberanía griega sobre sus islas del Egeo fue confirmada en el Tratado de Montreux en 1936 y el Tratado de París en 1947. Pero en julio de 2021 el representante de Turquía ante la ONU presentó una queja en una carta al Secretario General Antonio Guterres afirmando que su país había cedido la soberanía de las islas a Grecia con la “estricta condición” de que se mantuvieran desmilitarizadas y Atenas incumplía esa condición.

La Representante de Grecia ante la ONU, respondió con otra carta al Secretario General Gutérres, afirmando que la soberanía sobre las islas del Egeo fue cedida a Grecia definitiva e incondicionalmente y cualquier interpretación contra la letra o el espíritu de los Tratados era una pretensión inaceptable de modificarlos unilateralmente. El Portavoz para Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Peter Spano, emitió una declaración afirmando que la soberanía griega sobre esas islas es incuestionable y Turquía debe respetarla absteniéndose de declaraciones y acciones provocativas.

Pero en 2021 la encuesta Yoneylem revelaba que el 53% de los turcos ha perdido la confianza en Erdoğan por la caía de la economía, y las encuestas de ORC revelaron que el partido de Erdoğan  seguía perdiendo votos mes a mes. Así que el presidente se ve tentado a materializar su discurso irrendentista en una acción militar sobre Grecia para recuperar la popularidad perdida y lograr la hegemonía sobre el Egeo, asumiendo que el regreso de Rusia al Mar Negro obligaría a Washington a aceptarlo. Estimo que ese sería un error de cálculo que haría caer a Erdoğan o “divorciaría” a Turquía de una OTAN de la que depende para hacer frente a Moscú en el Mar Negro.

La OTAN debe prevenir un conflicto armado entre dos de sus estados miembros y eso requiere que Washington actué firme y hábilmente ante Ankara a tiempo. A menos que la administración Biden sea incapaz de eso también.

Guillermo Rodríguez is a professor of Political Economy in the extension area of the Faculty of Economic and Administrative Sciences at Universidad Monteávila, in Caracas. A researcher at the Juan de Mariana Center and author of several books // Guillermo es profesor de Economía Política en el área de extensión de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Monteávila, en Caracas, investigador en el Centro Juan de Mariana y autor de varios libros

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