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Erdoğan intenta extorsionar a la OTAN y a Rusia simultáneamente

Erdogan

Erdoğan declaró el 13 de mayo que Turquía “no es favorable” a que Finlandia y Suecia ingresen a la OTAN. Así insinuó que Ankara podría vetar la admisión. Ahora Erdoğan habla del presunto apoyo al terrorismo por parte de Suecia, Finlandia y otros países escandinavos. Pero Erdoğan califica de terroristas a casi toda oposición política turca y a cualquier interpretación del Islam que discrepe de su peculiar irredentismo islamista neo-otomano.

La larga lista de “terroristas” de Erdoğan incluye a cualquier turco que invirtió en dólares americanos a agencias extranjeras de calificación crediticia, la casi totalidad de partidos de oposición, el principal líder de la oposición, Kemal Kılıçdaroğlu, y una amplia lista de periodistas independientes u opositores. También denomina terroristas a quienes voten contra su coalición, a todos los políticos kurdos y a las autoridades electas de los municipios dirigidos por partidos pro-kurdos. En marzo de 2019 la mitad de los alcaldes electos del partido pro-kurdo HDP fueron destituidos y sustituidos por síndicos nombrados desde Ankara, en medio de arrestos de alcaldes electos bajo la acusación de vínculos con el terrorismo. Erdoğan incluso denominó terroristas a estudiantes universitarios que se manifestaban contra el nombramiento de un rector en 2021.

De la larga lista de “terroristas” de Erdoğan únicamente el Partido de los Trabajadores del Kurdistán –PKK– está enlistado como organización terrorista por la Unión Europea y Estados Unidos. El PKK mantiene una lucha armada contra Ankara desde 1984 y una de sus secciones son las YPG, fuerzas kurdas del norte de Siria en guerra contra los islamistas apoyados por Turquía tras las operaciones internacionales contra ISIS. Pero Erdoğan ha usado esa lucha armada como justificación de una escalada de autoritarismo y tortura, no solo contra kurdos en armas, sino contra la población kurda en general, amplios sectores de la sociedad turca y el grueso de la oposición política.

Moscú no califica al PKK ni a las YPG como organizaciones terroristas, lo que no impidió a Erdoğan ver frecuentemente hacia otro lado ante el apoyo ruso al PKK para aproximarse sistemáticamente a Moscú.

Erdoğan acumula dos décadas de doble discurso en que la mayor parte del tiempo asumió un ambivalente papel de aliado de Putin dentro de la OTAN. Aunque en 2016 acusó a Moscú de proveer equipo antiaéreo y cohetes al PKK; y en 2020 la Cancillería turca condenó oficialmente a Rusia por recibir a una delegación de YPG. Cuando en noviembre de 2021 el ministro Lavrov recibió en Moscú otra delegación de YPG en Moscú, Ankara guardó silencio.

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TUR01. Ankara (Turkey), 07/07/2018.- Turkish President and leader of the Justice and Development Party (AK Party) Recep Tayyip Erdogan speaks during a group meeting of AK Party at Turkish Grand National Assembly in Ankara, Turkey 07 July 2018. (Turquía) EFE/EPA/STR

Hasta el conflicto en Ucrania y fuera de protestas por el tema kurdo que Moscú ignora y en las que Ankara no insiste, Erdoğan y Putin únicamente se distanciaron cuando en noviembre de 2015 las fuerzas turcas derribaron un cazabombardero ruso Sukhoi 24 en la frontera de Turquía y Siria. Tras seis meses la relación nuevamente era fluida.

Erdoğan aspira a alcanzar una hegemonía turca sobre buena parte del Mar Negro, el Egeo y el Mediterráneo oriental, para proyectarla hacia la totalidad de los antiguos territorios otomanos. Algo que ni Washington ni Moscú pueden permitirle. Así que intenta lograrlo navegando entre dos aguas, pero ahora la mayoría de las encuestas reflejan que está perdiendo apoyo electoral rápidamente, y por eso ha lanzado una escalada de provocaciones militares contra Grecia proyectando sobre la OTAN la sombra de un conflicto militar entre dos de sus miembros. Ya en enero la administración Biden había cometido el error de abandonar a Grecia, Israel y Chipre al tiempo que fortalecía la dependencia europea del gas natural ruso, en un inútil intento de apaciguar a Erdoğan.

Según la encuestadora ORC Research, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Erdoğan obtendría apenas el 28 % de los votos y los principales partidos de oposición sumarían el 42,5 % de la votación nacional si las elecciones fueran ahora. Por eso Erdoğan intensifica su autoritarismo en Turquía, lanza provocaciones militares y amenazas expansionistas contra sus vecinos, incluidos miembros de la Alianza, e intentará extorsionar a Washington por el ingreso de Suecia y Finlandia. Erdoğan simplemente intenta extorsionar a la OTAN y a Rusia simultáneamente.

Guillermo Rodríguez is a professor of Political Economy in the extension area of the Faculty of Economic and Administrative Sciences at Universidad Monteávila, in Caracas. A researcher at the Juan de Mariana Center and author of several books // Guillermo es profesor de Economía Política en el área de extensión de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Monteávila, en Caracas, investigador en el Centro Juan de Mariana y autor de varios libros

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